(11) Llorar

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Todavía en el suelo, mientras el sol se escondía, Orlando no podía controlar sus lágrimas. No tenía palabras para decirle, mucho menos cuando yo era la menos indicada para esto. Aun así, allí estábamos, en el mismo pecado que Kassandra estaba; con la única diferencia de que yo no estaba embarazada.

Este se encontraba recostado sobre mi pecho, sin poder controlarse. De veras que nunca lo había visto así; sufriendo por sus hijos. Kassandra siempre había sido la rebelde, pero tal vez Orlando nunca se imaginó que su hija estuviese viviendo en el mismo pecado que vivíamos nosotros.

La desesperación me atacaba, quería tranquilizar a ese hombre, pero no conseguía las palabras correctas. Respiré profundamente, y cerré mis ojos, mientras pasaba mi mano por su cabello.

"Orlando, todo se solucionará" a penas dije en un susurro.

"A caso este es mi castigo?" preguntó este con rabia en sus ojos. Ante sus palabras, no pude decir más; si ese era su castigo, yo era la culpable de todo.

"Kassandra es dueña de sus actos, no es una niña" para este momento, Orlando me estaba mirando a los ojos mientras yo no podía controlar mi llanto ante el comentario que este había hecho.

"Ese desgraciado me va a escuchar!" dijo aun envuelto en su rabia, deteniéndose por un momento al ver mis lágrimas, "por qué lloras, mi reina?" preguntó este mientras limpiaba mi rostro.

"Si este es tu castigo, yo soy culpable de todo esto..." fui yo la que entonces comenzó a llorar sin control. No quería que ese hombre, ni esos seres que adoraba con su vida, sufrieran por mi culpa.

"No digas eso mi reina. Yo soy el único culpable en todo esto; yo fui quien llegué a ti cuando eras mi...." sus ojos abrieron en sorpresa, probablemente recordando el hecho de que él era mi profesor y yo su estudiante cuando comenzamos nuestra relación.

"Orlando, eso fue diferente...Yo tenía veinte años...ya era una mujer...No te eches más la culpa por favor!" con cada palabra, salían más lágrimas.

"Jamás me arrepentiré de haberte conocido, Natalia. Eres la mujer más hermosa que he visto sobre este planeta. Te adoro; aun así, sé que lo que mi hija está pasando es la paga por lo que te hice..."

"Qué me hiciste, Orlando?" apenas podía hablar.

"Enamorarme de ti, y hacer que tú te enamoraras de mí, cuando en realidad sabía que no podía darte más allá de esto..." sus ojos estaban fijos en los míos, y sus palabras continuaban lastimándome sin él darse cuenta.

"Tú no me forzaste a nada, yo tuve mi elección. Y decidí escoger estar contigo. "

"Natalia, quieres una familia, y te entiendo. Pero yo no te la puedo dar, ya tengo una" este intentó envolverme en sus brazos pero no podía; de verdad que solo quería salir corriendo de allí. Cuando nuestra conversación pasó de Kassandra a nosotros?

Me levanté y entré a la habitación, abriendo la puerta principal y saliendo de allí. No quería verlo, no quería escuchar más sus palabras; igual que él, yo era culpable de todo esto. Lo que más me dolía? Cuanto quería a ese hombre, como irónicamente llegué a pensar que algún día dejaría a Laura y podría tener una familia con él; algo que desde el principio sabía, sería algo imposible.

Mientras caminaba por el pasillo, lo escuché llamarme, y casi correr hacia mí. Su teléfono sonó en esos momentos, y se detuvo a contestar. No tenía duda de que era Laura nuevamente; este se tornó extremadamente molesto; aprovechando la oportunidad para escaparme de él. Cómo un fin de semana para nosotros solos se había convertido en una pesadilla?

Duele ser infielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora