—Ya no nos queda carne ni salchichas —informó Isabelle al enano— ¿Quieres un poco de pan? —preguntó, alargando la mano para que Gimli alcanzara la hogaza de lembas.
—No creí decir algo semejante de la dama de Llorien, pero este bendito pan ya me tiene harto —gruñó, fingiendo sentir escalofríos.
—No eres el único, así que no te preocupes. Yo también extraño las comidas de verdad, pero es lo que tenemos por ahora —rió en voz baja—. ¿Qué te parece si llenamos las cantimploras con agua fresca para llevar?
—Buena idea...
Gimli se puso de pie, pero antes de moverse, frunció el ceño y miró hacia el lado contrario de dónde estaba Isabelle. La elfa se giró para saber a qué se debía su expresión, pero se arrepintió de inmediato. Légolas se acercaba con Aragorn, en silencio. Al parecer, habían terminado la ronda por los alrededores del arrollo.
—¿Y bien? ¿Ya se pusieron de acuerdo para saber por dónde iremos? —interrogó el enano al instante.
Por la mañana, ambos se habían internado en las profundidades húmedas y frías del bosque para comprobar que la dirección hacia la que se dirigían, era la correcta.
Aragorn y Légolas se dejaron caer junto a ellos, formando un pequeño círculo. Este último observó a Isabelle de soslayo esperando a que ella le devolviera la mirada, pero la elfa parecía decidida a evitar su presencia. Tenía la cabeza agachada, las mejillas coloradas y apenas se había movido de su sitio, probablemente, para no llamar su atención, pero eso no ayudaba en absolutamente nada.
El príncipe deseaba pedirle que lo mirara, suplicarle que olvidara su impulso del día anterior y siguieran adelante, tan amigos como antes. Aunque en el fondo no quería ser simplemente su amigo, estaba dispuesto a seguir usando ese título, mientras la tuviera cerca. No quería que los avances que había logrado con ella las últimas semanas, quedaran en nada. No quería perderla.
Pero Isabelle estaba realmente molesta con él, tan molesta, que parecía odiarlo. Légolas temía que nada de lo que hiciera para enmendar su error, cambiaría las cosas.
—Sí. Légolas y yo creemos que es seguro continuar por aquí —dijo Aragorn, mirando hacia otro lado. Légolas se obligó a apartar sus ojos de la elfa para enfocarse en la conversación—. Nos pareció oír una risa entre los árboles de más allá —explicó en voz baja—. Creemos que puede ser un espía de Saruman o algo... peor. Así que, saldremos de aquí cuánto antes.
Se pusieron de pie y guardaron lo necesario para continuar con el viaje. Aragorn se volvió sobre sus propios pasos recogiendo las armas, para después voltearse y hablar.
—Éomer nos pidió que una vez que ya no necesitarámos a sus caballos, los regresáramos a Rohan. Pero como los hemos perdido, es nuestro deber pagarlos.
—¿Y de dónde vamos a sacar dinero para pagar el valor de Hasufel y Arod? —soltó Gimli, con la nariz fruncida.
—Ya veremos eso, mi señor enano —respondió Aragorn, dándole unos golpecitos en el brazo.
Antes del mediodía, ya habían retomado el recorrido por Fangorn. A pesar de que aún estaban desanimados por los últimos acontecimientos con los demás miembros de la Comunidad, ya habían descansado lo suficiente como para recuperar fuerzas.
Un par de horas más tarde, ya habían dejado atrás el campamento. Aragorn estaba seguro de que les quedaba menos de la mitad del camino para salir del bosque. Aún así, su humor no había mejorado, pues estaba seguro de que ahí corrían un gran peligro.
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Una batalla por el Amor [Légolas]
Fanfiction"A veces, debemos hacer sacrificios por aquellos que amamos". [EN EDICIÓN] Puede que haya ligeros cambios en los capítulos, pero eso no afecta el desarrollo original de la trama. ADVERTENCIA‼️ Incluye algunos capítulos con escenas +18, así que si no...