—Frodo estuvo con Faramir, hace poco —musitó el mago—. Lo detuvieron para entregarlo al Senescal, pero finalmente fue liberado para continuar su misión. Y ahora... está lo bastante cerca de la Montaña del Destino, como para sentirlo.
—Las fuerzas de Sauron aún no lo han capturado... —repuso Aragorn con suavidad, después de un rato— Si lo hubieran hecho, todos sabríamos que el Anillo está en las manos del enemigo —explicó, ante la confusión en los rostros de sus compañeros.
—Pero no sabemos por cuánto tiempo gozaremos de esa suerte —dijo Gandalf. Lucía angustiado y cansado—. Frodo y Sam deberán pasar por Cirith Ungol... pero ese será el fin de su recorrido.
Aragorn frunció el entrecejo.
—Las fuerzas del enemigo se están reagrupando otra vez. Hay miles de orcos custodiando el lugar, esperando para atraparlos y entregárselos a Sauron —suspiró, con pesar.
—Los hemos enviado a su perdición... —musitó Isabelle, horrorizada.
Los demás en la habitación se quedaron en silencio, como si una espesa bruma hubiese caído de pronto, dejándolos desorientados.
—Debe haber una manera de protegerlos... —el rostro de Gimli se había vuelto de un pálido verdoso— No podemos permitir que todo esto haya sido en vano.
Apenas hubo terminado de hablar, Isabelle se volvió hacia Gandalf y lo miró, esperando a que el mago revelara que en realidad si había una forma mucho más simple, rápida y efectiva para destruir a Sauron, que pusiera su secreto sobre la mesa y que los demás elaboraran la mejor estrategia para usarla en contra del enemigo. Pero a cambio recibió una mirada de advertencia de parte de Gandalf y Légolas.
«No es el momento»
—Tal vez haya una manera de quitar a los orcos del camino —musitó Aragorn, después de un rato.
—Son miles y miles de ellos, Aragorn. No hay forma de que ganemos una batalla contra el ejército de Sauron.
—Pero no necesitamos ganar... —los ojos del montaraz se iluminaron y su rostro brilló, emocionado— Solo debemos hacer que Sauron quite el Gran el Ojo de Frodo.
—¿Y cómo piensas hacer eso? —inquirió el enano, con interés.
—Distrayéndolo —respondió Légolas. Era la primera vez que Isabelle lo escuchaba hablar, desde su conversación la noche anterior.
—Exacto.
—No entiendo... —bufó Gimli.
—Llevaremos nuestras tropas a la Puerta Negra.
La boca de Eomer se abrió, entre molesto y aterrado.
—Debes estar bromeando...
—Sauron no tendrá tiempo para vigilar el paso de Cirith Ungol —siguió Aragorn, haciendo caso omiso a la voz del soldado—, y no le quedará más opción que enviar a cada cada una de sus fuerzas a enfrentarnos. Tendrá que vaciar sus tierras para proteger el frente. Entonces, Frodo y Sam podrán seguir, sin correr peligro alguno.
—No sé si lo notaron, pero nuestro ejército disminuyó considerablemente las últimas semanas —insistió Eomer—. No necesitará ni a la mitad del suyo para destruirnos.
—¿Tienes alguna otra idea? —preguntó Légolas.
—No, pero...
—Eomer tiene razón —interrumpió Isabelle—. Ya casi no tenemos a nadie en nuestras filas, y es demasiado tarde para buscar más aliados. Si hubiera otra forma... —comenzó. Légolas la miró como si estuviera a punto de lanzarse sobre ella para hacerla callar.
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Una batalla por el Amor [Légolas]
Fanfiction"A veces, debemos hacer sacrificios por aquellos que amamos". [EN EDICIÓN] Puede que haya ligeros cambios en los capítulos, pero eso no afecta el desarrollo original de la trama. ADVERTENCIA‼️ Incluye algunos capítulos con escenas +18, así que si no...