segunda parada de esta cita.

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Despues de que Michael ganara y se chuleara en mi cara, nos cambiamos, y por cambiarnos me refiero a quitarnos el mono y el casco.

Michael paso su brazo por encima de mis hombros otra vez y como ya haabiamos cogido mas confianza le quite las gafas y me las puse.

-Te quedan bien, por cierto, casi se me olvida-Se inclino hacia mi oreja y susurro- Estas preciosa, y no lo digo solo yo, si no que me lo dice el tambien.-Agarro mi mano y se la puso en la entrepierna dejandome tocar a su amigo.

-Todo iba bien señor Bomer, no lo estropee.-Dije apartando mi mano de ahi abajo, no sin antes propinarle un pequeño golpe que provoco que este se encorbara.

-Muy sexy.-Dijo sonriendo de lado.

-Calla.-Conteste cansada de sus juegos. Volvio a apoyar su brazo en mis hombros apegandome a su cuerpo.

-Vamos a comer algo.-Dijo quitandome sus gafas para ponerselas el cubriendo sus ojos.

-Ya he comido.-Dije sonriendo.

-Un helado, vamos, un helado para bajarte ese calor interno que te he creado yo con mi sexy cuerpo.-Dijo tocando el vientre de una forma sexy.

-Yo no se quien te crees que eres.-Le aparte la mano de mi tripa mientras negaba con la cabeza.

-El chico de tus sueños, guapa.-Se rio.

Llegamos a una heladeria, cuando entramos era como entrar en otro mundo, todo era oscuro, las paredes pintadas de negro y con algun que otro cuadro de el diablo, habia tambien un ataud rojo en una esquina, no sabia si aquello era una heladeria, la cueva de un vampiro o el mismisimo infierno.

Los empleados vestian de negro y de rojo y habia varias mesas vacias, no me extrañaba dudaba que una madre quisiera venir con su hijo a un lugar como este. Michael se sento en la mesa que habia en un rincon oscuro, entre las sombras de aquel lugar, la unica luz que entraba provenia de una ventana. El mostrador era rojo y alargado con gran variedad de helados, me sente al lado de Michael, aquel lugar me dava tanto miedo que preferia sentarme a su lado en lugar de ocupar la siella de enfrente.

-Mira esta es la carta.-Michael me paso la carta de helados para ver las variedades.

Pedimos los dos helados en cuanto la camarera siniestra se hacerco, se llevo la carta y nos volvio a dejar solos.

-No habia un sitio mas espeluznante?-Pregunte mientras me giraba un poco para enfrentar a Michael.

-A mi me encanta.-Dijo quitandose las gafas y poniendose bien la gorra.

-Ya por que eres un adorador de satan.-Intente hacer una broma pero creo que no la pillo.

-No lo soy, simplemente creo en lo que mis padres me enseñaron, mi padre me dio la biblia para leer cuando yo tenia tres años, aun la llevo en ima, es un tesoro para mi y eso que no es nada que para cualquier persona pueda tener valor, pero bueno, por lo que yo entendi el malo era dios no el diablo.-Dijo, pero este chico de donde habia salido?

-Ya, pero igual igual el se lleva la vida de la gente.-Dije sonriendo inocentemente.

- Dios acabo con la humanidad una vez.-Dijo seriamente, su expresion daba miedo.

-Satan no es bueno.-Dije intentando hacerle cambiar de opinion, supongo que nunca lo conseguiria.

-A mi me gusta, nadie es bueno en esta vida, ni si quiera tu, doña perfecta.-Dijo sin darle importancia.

Pesadillas Reales.(Michael Clifford)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora