clases de guitarra y mucho mas.

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Durante el trayecto a casa estuve dandole vueltas al tema de lo que acababa de ver, mi primo el cual se suponia que estaba muerto, estaba en la playa con Michael hablando como si no pasara nada, tan tranquilo. La vida de mi primo era un autentico lujo, puede que a el no le gustara y que por aquella razon hubiera finjido su propia muerte pero el vivia con toda comodidad, nunca lo vi quejarse, siempre tenia una sonrisa en su cara, todas las opciones me guiaban a su poca felizidad por su vida acomodada o la razon de querer ocultarse de algo o alguien.

Cuando el autobus llego a mi parada baje corriendo dirigiendome a mi casa, rezaba para que mi padre estubiera a en esta, aunque dado que era la hora de comer estaba segura de que estaria. Corrí cuanto pude y abri la puerta rapidamente, nada mas entrar vi a mi padre en el sofa como siempre, comiendo de su plato.

-Papa he visto a Josh, esta vivo.-Me pare al lado del sofa mirando a mi padre con la respiracion y el pulso hacelerado causado por aquella carrera. Mo padre me miro serio y se levanto dejando el plato encima de la mesa.

-Que chorradas dices? Estas bien? Deverias meterte en la cama, llamare al doctor Irwin.-Cogio el telefono con la intencion de llamar. Doctor Irwin eh? No me engañaras mas papa, lo siento. Me acerque a el y le arrebate el telefono mirandole fija y seriamente.

-Papa lo he visto, no estoy loca, deverias dejar de tratarme como si lo fuera, por culpa de gente como tu la gente acaba en un psiciatrico.

-Que es lo que estas diciendo?-Me grito. No podia arriesgarme a decirle a mi padre que lo sabia todo, a estas alturas yo misma sabia que mi padre formaba parte de esto, formaba parte de esta pesadilla que me habia tocado como vida, sabia que si yo le decia algo y su jefe se enteraba ambos lo pagariamos caro. Me convenci a mi misma de que la razon de que mi padre torturara a su cuerpo con liquidos alcoholizados y drogas quimicas era que tenia miedo de que yo me enterara de algo y que eso conllevara a un fin trajico.

-Nada.-Susurre.

-Sube a tu cuarto y duerme.

-Pero solo son las tres de la tarde.-Hice un berrinche, tenia hambre y no tenia sueño, estaba cansada pero no era ese tipo de cansancio, estaba cansada de todas las mentiras, cuanto mas devia saber? Casi no conocco mi propia vida.

-Eh dicho que vayas a descansar, ya hablaremos mas tarde.-Resople y subi las escaleras, fui a mi cuarto y me puse comoda, escuche musica durante un rato tumbada en mi cama hasta que me fui quedando dormida.

En mitad de mi profundo sueño unas voces me despertaron, bueno voces, gritos. Provenian de la planta baja, mire el reloj que marcaba las ocho y media pasadas, todo estaba oscuro excepto por las pequeñas farolas que daban luz a la calle. Baje abajo despacio, eran mas de las ocho de la noche por lo tanto devia estar dormida o por lo menos en mi cuarto, si mi padre me encontraba despierta me mataria.

-No, escuchame, eres un gilipollas joder, te ha visto, a ti y al otro imbecil.-Mi padre le gritaba al telefono mientras daba vueltas por el salon con un baso en la mano, yo me escondia en la parte superior de las escaleras mirandolo a traves de uno de los barrotes intentando que mi padre no se diera cuenta de mi presencia.

-No, no, joder no, se supone que tu estas muerto.-Mi boca se abrio de par en par, sabia con quien estaba hablando, con Josh. Muy bien papa, has llegado al limite, no creo que puedas superar esto que has hecho.

-No sirves para nada joder.-Tiro el baso contra la pared y este callo al suelo echo añicos, mi padre no paraba de gritar, necesitaba saber la verdad, una verdad que nadie me contaria. Sabia que por mucho que los chicos me quisieran; ninguno se arriesgaria a morir.

Pesadillas Reales.(Michael Clifford)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora