La manzana negra.

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Llegamos a un club que mas que un club era un antro, pero uno de los buenos, uno que cuando veias lo unico que te apetecia era pasar de largo por el miedo que podria darte que cualquiera de los que estubieran dentro te violara, pues eso.

-Bienvenida a La Manzana Negra.-Sonrio chulo.

-Dios mio, tendre pesadillas con este lugar.-Estaba en un callejon y el holor a marihuana y alcohol se metia por mis fosas nasales. Y eso que todavia no e puesto un pie en este antro. La gente salia y entraba borrscha, davan miedo, eran del estilo de Michael pero peor, esta gente aterrorizaba.

-No esta tan mal, quieres dos minutos para rezar? Quiere la princesita llamar al principe para que venga con su lindo corcel a recogerla y llevarla a palacio donde podra llorar en su hombro?-Se burlo de mi, no me vaciles Clifford.

-Deverias callarte, no te vendria mal cerrar la boca de vez en cuando.-Dije andando hacia la entrada.

-Oh que poco me importa lo que sale por tu boca.-Dijo quitandose la gorra y peinandose un poco para volver a ponersela, algo inutil ya que dentro de un rato se veria obligado a volver a hacerlo.

-Y a mi la que sale por la tuya.-Dije mientras le veia sacarse un cigarro del paquete de tabaco, no entendia por que lo hacia si ya tenia uno detras de su oreja.

-Haber princesita, si tengo la boca cerrada como podra tu lengua tener una guerra con la mia mientras nos besamos de ese modo en el que te encanta y te pone tan cachonda.-Dijo mientras se colocaba el cigarro entre sus labios sonriendo.

-Entremos ya.-Se encendio el cigarro y entramos dentro, dios mio aquel lugar era el tipico lugar al que nunca te atreverias a entrar, juro que preferia estar en una casa de terror antes que aqui. Todo era oscuro, negro, las mesas de billar eran rojas, habia gente completamente tatuada y gente que parecian un armario de lo grande que eran, parecian los seguratas de el lugar. Juraria que habia vomito y sangre por el suelo pero me obligue a mi misma a no mirar ni a las paredes ni al suelo ni al techo, mejor si me centraba en la mesa de billar.

-Vale esa es nuestra mesa.-Michael me llevo a una mesa, el humo de su propio cigarrillo lo rodeaba, parecia que el desprendia humo, de lo caliente que estaba. Char, calmate, guapa.

-Saco las bollas?-Pregunte.

-Tienes? Dios mio creia que eras una tia pero ahora que lo pienso ya te habia visto yo bigote.-Dios mio que alguien me pegue un tiro.

-Tu eres gilipollas.-Dije y saque las bolas a la mesa.

-Coge un taco anda.-Dijo riendose, se estaba riendo de mi.

-Vale, quien empieza?-Pregunte viendo como Michael echaba la cabeza hacia atras y cerraba los ojos para despues soltar el gumo lentamente, esa era la imagen mas sexy que habia visto en mi vida, decidi apartar la mirada para que mi parte baja no sufriera.

-Diria que las damas primero? Pero como no tengo cortesia digo: el puto amo buenorro primero.-Sonrio de lado y se coloco el cigarro entre los labios mientras se disponia a golpear la bola, metio tres bolas, le dio un golpe tan fuerte que todas se movieron, tuvo suerte de que tres se metieran.

-Por favor, dios salvame.-Dije mirando hacia arriba, no lo hacia por el tiro, sino por que Michael Clifford iba a matarme, este ser humano no era para nada humano, no podia existir alguien tan perfecto.

-Ahora estas en el infierno, mi amor.-Me guiño un ojo, llevaba las gafas colgando del pico de su camiseta. Me incline por que era mi turno, no estabamos jugando con las reglas verdaderas, sino por turnos, una tirada uno otra otro, asi era mas divertido, algo me decia que si no jugabamos asi yo nisiquiera alcanzaria a tirar.-Dios mio, cuidado que no se te vea el tanga.-Dijo Michael que estaba detras mio, aquel comentario me recordo a la charla con las chicas antes de venir.

Pesadillas Reales.(Michael Clifford)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora