Capítulo 1

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Cada día que avanzaba su papa se veía más agotado, más cansado... Si tan solo pudiese ayudarlo, pero era imposible hacer más de lo que hacía, no era fácil levantarse a las cinco de la mañana para cultivar café, limpiar la tierra, ararla, mojarla, cosecharla... Sus manos no estaban tan destruidas como las de él pero tenía marcas, Amelia se mordió el labio para reprimir las lágrimas que querían salir ante tal injusticia, en la vida existían dos tipos de personas, los explotadores y los que son explotados... Y ella y su papá entraban en el último grupo, era una pena que su madre hubiese muerto de un paro cardiaco cuando ella era solo una bebe, su padre hizo todo lo posible para sacarla adelante, al menos tenía que dar gracias a Dios, porque aunque sea pocos alimentos, tenían el pan de cada día.
- ¡Levántate!
Ordenó su papa a las cuatro treinta...-Tenemos mucho trabajo para hoy. Vienen a hacer revisión.
Ella contestó al llamado, no había cenado la noche anterior, la cena apenas alcanzaba para una persona, si la dividían ambos quedaban con hambre y su papa se había estado sacrificando las últimas semanas para que ella se alimentara, la noche anterior el sacrificio lo hizo ella.
Su casa no era una casa específicamente, era un pedazo de choza que no tenía paredes y las divisiones estaban hechas a base de madera, su techo era de zinc y tenía varias filtraciones, el piso era de tierra... el baño quedaba dentro -por suerte-. Al menos ella no tenía que cargar una cubeta de agua de un extremo a otro para poder bañarse, se encargaba de cocinar, limpiar, fregar... Y todos los deberes, su papá trabajaba todo el día, ella le ayudaba solo en las horas de la mañana, ya que en la tarde tenía que regresar a la casa a hacer los deberes. No iba a la escuela, igualmente sabia escribir y leer no gracias a su papa, porque él no tenía tiempo, pero había una iglesia cerca en la cual enseñaban a los niños de padres agricultores lo básico, se había familiarizado más con los libros, tanto así que las obras interesantes, y los periódicos reciclados le enseñaron a desarrollar su mente, a expandirla.
Tenía pocas ropas, y la clasificaba en tres, la que era de salir que eran solo dos pares, la que era de trabajo que eran dos pares igualmente y la de diario que eran cuatro pares, últimamente algunas le quedaban pequeñas y otras no podían ser cosidas nuevamente.
Amelia Blair era una chica apenas en desarrollo, tenía 18 años, de estatura normal, ni alta ni baja, de piel bronceada, ojos grises y pelo largo negro que llevaba su miseria con dignidad.
-Papá ¿por qué hoy tan temprano?
Preguntó mientras comían las últimas migajas de cereal.
-Hoy viene el dueño de la fábrica de café a inspeccionar el trabajo, tengo que estar listo... ¿Sabes? Esas personas ricas dejan propina cuando ven un buen trabajo.
Amelia sonrió. -Ojala y sea una buena propina, si no te pagan antes de la otra semana, terminaremos comiendo tierra. -dijo tristemente
-No te preocupes cariño, ten fe. Vamos a salir de esta, ya verás.
-No con todas las deudas que tienes- le respondió.
-De mis deudas me encargo yo, tu solo ayúdame en el trabajo.
Ella no discutió más mientras llevaba los platos al fregadero, la poca rasión de comida no le alcanzó para llenarse el estómago pero al menos hoy era miércoles, y en la iglesia abrían un pequeño comedor para lo que no tenían qué comer.
Amelia salió de casa tarareando una canción, un rap... en el vecindario todos tenían la misma situación de pobreza que ella, otros no corrían con su suerte y vivían en peores condiciones
-Hola Omar - Saludó con su mano derecha, mientras veía a su amigo en una bicicleta prepararse para vender periódicos en la carretera, él casi la chocaba cuando se acercó pero ella retrocedió a tiempo...
-Dicen que hoy viene el dueño de la fábrica de café, todos están ansiosos, puede ser que les suban el salario.
-Sí, mi papa amaneció muy feliz por eso... ¿tú alguna vez has visto al dueño?
-No, solo sé que es un hombre llamado Drew Dirksen.
-No tengo la menor idea, nunca había escuchado su nombre.
- ¿No? - Preguntó el asombrado -Todos saben su nombre.
Ella sonrió inocentemente...
-Bueno al menos lo sé ahora, para no pasar de idiota delante de los amigos de mi papá.
-Tú nunca pasas por idiota, eres una chica muy inteligente.
-Sí, pero en esto la inteligencia no vale nada. ¿Oye y si me das una ayudita y me llevas a la fábrica a llevarle esto a mi papá?
- ¿No crees que se enoje?
- ¡Baa! Déjamelo a mí, se enojará si no le llevo esto, además ya debe haber llegado ese 'Drew Dirksen' tengo que llevarle esto de inmediato.
- ¡Anda súbete! - Le ordenó él sonriente.
Ella lo hizo, Omar la dejó en la entrada, ella sintió nerviosismo al ver que la entrada estaba llena de autos lujosos...
- ¡Mierda! -Opinó por lo bajito.
Era un gran almacén en donde empacaban todo, detrás estaban las tierras de plantar, ella bordeó el almacén por afuera, pero no pudo entrar...
- ¡Señorita! No tiene permitido pasar - Le dijo un hombre vestido de negro.
-Son solo unos minutos, le tengo que entregar esto a mi papa.
- ¿Y quién es tu papa?
-Se llama Michael Blair y trabaja plantando allí detrás, es importante por favor. - Dijo ella en tono suplicante.
El hombre relajó sus facciones, -Mira, te dejaré entrar pero no te acostumbres, y vete por aquella entrada, en la otra está el Señor Dirksen, no quiero que te vea porque si no me regaña ¿entendiste?
Ella asintió rápidamente mientras se iba por la puerta indicada... Encontró a su papa trabajando en medio del ardiente sol... Los trabajadores al verla le indicaron a Michael que su hija estaba allí, él se dirigió a ella rápidamente, -Tenías que venir más temprano, Gracias por traerlo y ahora vete que no quiero que te vean aquí.
-Señor Drew Dirksen, nuestros empleados se encuentran en las mejores condiciones posibles.
-Déjate de estupideces, que no vine a conocer los empleados, vengo para que me expliques porqué una cosecha completa se arruinó.
-Hubo un incendio.
Drew miró al hombre impacientemente...
- ¡Inepto! ¡Inepto! ¡Inepto! Quiero mi dinero de vuelta.
-Me temo que eso es imposible señor.
-Dime quiénes eran los encargados de esa parte cuando se quemó todo.
El hombre le enseñó una larga lista de agricultores
-Son esos que están allá
Drew detuvo la vista en una chica que estaba parada en el sol...
- ¿Trabajan mujeres?
-No señor.
- ¿Y ella? - Preguntó señalando a la morena que estaba en la esquina.
-No tengo idea de quién es.

It hurts |Drew Dirksen|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora