Capítulo 27

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  Al cabo de unas horas apagó la laptop, estaba exhausto, miró su reloj, eran las dos de la mañana, sus planes no eran desvelarse trabajando porque tuviera un personal incapacitado, observó a Amelia por última vez, su entrepierna empezó a doler, suspiró frustrado mientras se paraba para apagar la luz, al final no pudo hacerlo, caminó hacia donde estaba ella, le acarició el pelo lentamente, y le dio un beso en la frente, tenía tantas ganas de llevarla a la cama y pasar la noche entera entre sus piernas pero se contuvo, por su bien, por el bien de todos.

Al otro día, aparte de amanecer cabreada porque Drew se había levantado a las cinco de la mañana y había tropezado con algunas cosas despertándola, ¿Qué ser humano normal se levantaba un domingo a esa hora? Y lo peor, había dormido súper incomoda, el sofá aparentaba ser cómodo pero realmente no lo era.
— ¡Te podrías callar! —Le gritó. Drew la observó sorprendido. —Si hubiera sabido que me traerías aquí solo para escuchar el 'Chac-chac-chac' de teclado de eso cuando escribes, me hubiera quedado en casa, al menos allí hubiera dormido mejor—dijo mientras se frotaba el cuello.
—Te ofrecía mi cama.
Ella rodó los ojos irritada, mientras iba a la cocina

—No prepares nada de comer, desayunaremos fuera.

Amelia volvió a salir de la cocina, y se sentó en el sofá cruzada de brazos, él sonrió mientras le indicaba la salida y se paraba... 

—Vamos— le dijo al final.

— ¿Siempre trabajas así? —le preguntó una vez en el vehículo.

— ¿Así?
—Sí, todo el día a todas horas...
— ¿Cómo tu papa? —Le preguntó.
—Es diferente.
— ¿Por qué?
—Nosotros trabajábamos para vivir, tú vives para trabajar.
—No es así.
Ella no respondió. Algún día cuando tuviera hijos, una esposa quizás podrá entender que el trabajo no lo es todo. 

— ¿Cuántos años tienes?— Le preguntó curiosa.

—26. —Respondió secamente.
— ¿26 años y ya eres un adicto al trabajo? Que aburrido...
— ¿Tú crees que es fácil? Tener empresas en al menos tres países, miles empleados por los que velar, plantaciones, producciones, exportaciones, ¿Crees que es fácil manejar todo eso? Tener que viajar a otro país y justamente cuando piensas que las cosas van bien, te das cuenta de que el personal que dejaste hizo una mierda...
—Lo siento— respondió Amelia.
Silencio.
Las horas que prosiguieron fueron fatales, el ambiente se tornó hostil, estaban desayunando en un restaurante que quedaba cerca de una playa, ninguno hablaba, ella observaba la tortilla de patatas con desgano 

— ¿Cuándo volvemos a casa?— Preguntó.

— ¿Ya te quieres deshacer de mí?
Ella lo observó y sonrió... 

—Me gusta cuando sonríes—le dijo él.

Al caer la tarde ya habían visitado al menos siete tiendas, aunque él le insistía que comprara cosas para ella, se negaba. De lo que sí se alegró, fue de saber que iban camino a casa. 

—Te compré algo—dijo Drew rompiendo el hielo.

— ¿A mí?  


It hurts |Drew Dirksen|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora