- ¿No? -Preguntó Micaela. -Eres una maldita sirvienta, ¡Claro que lo harás!
-Vine aquí a hacer otras cosas, recoger lo que tú tiras no está incluido.
Micaela se paró bruscamente de la silla, dándose cuenta de que Amelia y ella eran casi de la misma estatura, solo que ella le sobrepasaba en algo, vio a la chica levantar la barbilla en forma desafiante. Drew se paró a su lado, y los demás no hablaban...
-Micaela... -empezó a decirle-Cálmate.
-No, ¿No la ves? ¡Sácala de aquí! -Exclamó casi gritando.
Amelia sonrió, tal vez esta era su oportunidad para irse...
-Si, deberían despedirme, no estoy lo suficientemente capacitada para este cargo.
Drew frunció el ceño, -No, ella no se va.
- ¿Por qué? -Peguntó Micaela enojada.
Amelia sonrió al ver como Drew se las ingeniaba para buscar una explicación decente y realmente no la estaba encontrando
-Yo le dije a Drew que necesitaba mucho este trabajo, por eso está abogando para que no me vaya. -Dijo mientras se terminaba de limpiar y salía de la sala a paso airado.
Todos se giraron a verla, había hablado por impulso, en sí, aunque Drew fuera mal hombre, ella tendría que decir que le debía la vida de ella y su padre, porque si no hubiera sido por él, no sabría qué estuviera pasando ahora mismo con su papa. Se recostó de la meseta, vio a Luciana entrar sonriente.
-Dame esos cinco, eres un Genio.
Amelía sonrió mientras chocaba las manos con las de Luciana.
Steve se quedó observando a Drew atentamente, él estaba mirando hacia donde se había ido la chica nueva, suspiró, lo único que esperaba era que no se enamorara de ella.
Micaela se fue lejos sin haber terminado su comida. - ¿No iras detrás de ella? -le preguntó Nate.
-No me gusta perder el tiempo -dijo Drew mientras se paraba de la mesa y en vez de ir por la dirección que se había ido Micaela, avanzó hacia el lado opuesto. Amelía estaba en su habitación, se había quitado el uniforme, andaba en interiores, buscando algo para limpiar la mancha y no arruinarlo. No advirtió el sonido de la puerta hasta que fue demasiado tarde, Drew estaba dentro.
- ¿A qué juegas? -Le preguntó bruscamente.
-Creo que deberías darme las gracias, te ahorré la vergüenza de decir que me compraste, al final ganaste tú y yo. -respondió buscando algo en el closet, se inclinó para alcanzar un paño, pero entonces se congeló cuando sintió sus manos en su cintura.
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It hurts |Drew Dirksen|
Подростковая литератураSer pobre no fue mi elección, Ver al hombre que me engendró endeudarse hasta los huesos para sacarme adelante tampoco. Que mi papá me vendiera al hombre más cruel que había existido.. Fue mi única salida. A veces me pregunto cómo hubiera sido todo s...