Capitulo 40

65 3 1
                                    

 Ninguno habló por el resto del día, ambos se había enfrascado en sus pensamientos, Amelia se la había pasado en la cama y entre veces salía la balcón, él se la había pasado mirando la tv, al llegar la noche y luego de cenar algo, en silencio, fueron a la cama.
Ella al principio se sintió incomoda, dormir con él así... era extraño aunque no podía negar el hecho de que no le disgustaba, se tenía que ir haciendo la idea de que eran esposos ¿No? Sonrió mientras se acurrucaba en su pecho, sintió inmediatamente sus brazos apretándola fuerte y acariciándola. No era lo mejor que tenía, pero sí lo único.
Al otro día mientras iba en el vehículo de regreso se sentía algo nerviosa, Drew tenía la mano en su muslo y lo apretaba de vez en cuando brindándole una sonrisa, ella no entendía su estado de ánimo. Suspiró, tal vez las cosas no eran tan malas, ella podría sacarle provecho a él... ¡Claro! Él tenía dinero, mucho dinero, sentía sus sentimientos en contra pero tenía que ser realista, él... él... y solamente él le había arruinado su puta vida, se iba a quedar con todo su dinero, con toditito, total, no se creía el cuento de que la amaba. Ella no era estúpida. Si él quería jugar a los enamorados, ella también podía hacerlo.
Cuando aparcaron frente a la casa no estaba segura de querer enfrentar las cosas observó a Justin con ojos de pánico.

—Tranquila, todo va a salir bien.

—Sabes que no es cierto —respondió mientras trataba de salir, pero sintió el jalón de Drew, se giró a mirarlo, —Deja que hable yo ¿Si? —Le dijo mientras acariciaba su mejilla y la besaba.
Él le sonrió, ella no.
Miró su reloj, eran las dos de la tarde, a esa hora todos estaban comiendo, al desmontarse sintió como él la tomaba de la mano y entraba por la puerta principal, efectivamente todos estaban reunidos en el comedor, Micaela, Nate, Austin, Steve.... Estaban las de servicio. Sentía que se le dificultaba respirar y cuando lo escuchó hablar sintió desmayar.
—Les presento a mi esposa. —Dijo abrasándola y sonriendo.
Silencio.
Nadie habló por al menos dos minutos, hasta que Micaela rompió el silencio.

 — ¡¿Qué?! —Chilló mientras se levantaba bruscamente de su asiento.

—Drew ¿Qué está pasando? —Preguntó Steve parándose también de su asiento.
—Vaya hermanito, sabía que te gustaba pero no para tanto —agregó Austin sonriendo.
— ¿Es una broma verdad? ¡Tú no lo hiciste! ¡Dilo! Por eso era ¿Verdad? No querías tener hijos conmigo porque te querías acostar con esa maldita perra ¡Era eso!
— ¡Cálmate Micaela! —Le gritó Steve — Vamos al estudio, tenemos que hablar.
— ¿Hablar? ¿Hablar? ¿Pero qué mierda se tiene que hablar? Lo que hay que hacer es mandar a esta tipa de paseo, que por lo visto ha vuelto loca a tu hijo... Al menos dime que te casaste con bienes separados, incluiste esa clausura ¿Verdad?
—No, no lo hice... Todo lo que es mío también es de ella.
Silencio.
Austin silbó 

—Y para colmo rica, esto se pondrá interesante.

—Austin cállate —le dijo Nate.
—Antes de hablar ¿Hada? Podrías acomodar a Amelia en una de las habitaciones, y cambiar todas mis cosas para la que ella escoja.
La mujer asintió incapaz de hablar, todos estaban en shock por la noticia. Rápidamente hada empezó a caminar indicándole a Luciana que la acompañara, Amelia las acompañó, necesitaba salir de ese lugar rápido.
Steve, Drew y Micaela entraron en el estudio. 

—Hijo, siempre te he considerado el más inteligente de tus hermanos, tú diriges la empresa, yo confío en ti... ¿Qué pasó aquí? ¿Ella está embarazada? —Preguntó lentamente.

—No, nada de eso, me casé porque la amo.
— ¡Está loco! ¿No ve? —Chilló Micaela.

It hurts |Drew Dirksen|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora