JAMES
Después de aquella noche en la que no pude aguantarlo más y la miré abiertamente, Kate desapareció de la mano de Scott Cardigan. Si es que ese era su maldito apellido.
Quise fulminar a Will, pues la estúpida idea de no hacer ni un movimiento en dirección a la chica, había sido suya y ahora estaba malditamente fallando mientras ella se iba con otro hombre, pero estaba demasiado entretenido babeando por Sheena, la compañera de Kate.
Los miré, ella retorciendo un mechón de su pelo azabache mientras inclinaba su cuerpo hacia delante y dejaba aquellos labios rojos tentando a mi amigo, que apretaba las manos bajo la mesa mientras miraba cada parte de ella que podía un hombre mirar. No parecía más entusiasmado que eso, sin embargo.
¿Tendría Sophie Tucker algo que ver?
—¿Dónde va la señorita Ford? —dije sin importarme lo más mínimo si rompía el código de amigos e intervenía en su estúpida charla.
Ambos me miraron, Will desorientado, pues ni siquiera debía haber visto la escena y Sheena con una sonrisa lobuna.
—Scott la lleva a casa —se limitó a decir aguantando la mirada.
Un nudo se formó en mi garganta y me obligué a tragar para empujarlo hacia abajo.
—¿Ya ha terminado su turno? —pregunté con un tono, que luego advertí, era más bien hosco.
—No —contestó—. Kate está un poco indispuesta hoy —siguió hablando con facilidad—. La lleva a casa.
Sí es verdad que vi a la joven un poco más pálida de lo normal, pero llevaba tanto sin poder apreciarla abiertamente y ardía en tantas ganas de mirarla que no reparé en si lucía un aspecto más o menos saludable.
Entonces reparé en «a casa». ¿A qué casa? ¿Podía ser que Kate tuviese algo especial con Scott? ¿Podía ser que por eso se mantuviera alejada de mí?
—¿Se la lleva a casa de Scott? —dije sin filtro, sintiendo mi mandíbula apretada.
—¡Jesús, James! —Rio Will llevándose una mano a la frente.
—A casa de Kate —dijo Sheena apretando sus labios para no sonreír abiertamente—. Parece usted preocupado por ella —aquello lo dijo con aquel intrépido tono que me obligó a cerrar el pico.
Estaba siendo muy obvio. Estaba dejando mi temperamento vagar libre. ¿Cuándo más me había pasado algo así? Nunca.
—Lo está. —Me traicionó Morris. Le dediqué una mirada mordaz y él levantó las manos con inocencia.
—Qué lindo por su parte. —Sonrió Sheena. Luego abrió bien los ojos, se inclinó hacia mí, y como si fuese un secreto demasiado bien guardado dijo—: No se preocupe por Scott. Kate no tiene ningún interés en él.
—Ah, ¿no? —añadió Will—. Porque ella sonríe cuando él está cerca.
Maldito William Morris. ¿A qué estaba jugando?
Le fruncí el ceño justo antes de que el pensamiento cayera sobre mí y me lo plantease en serio. Yo había visto esa sonrisa.
—Aun así —Sheena encogió sus hombros llamando nuestra atención—, ella no es receptiva con los hombres. Ya sabe eso —me dijo—. Y me atrevo a decir —añadió guiñando un ojo— que con usted es con quien más receptiva es.
—¿Receptiva con James? —murmuró Will. Sheena le miró sonriente.
—Imagínense entonces —dijo. Suspiró—. Me voy antes de que regrese Scott.
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Un invierno en Marble House [Benworth Series II] Romantic Ediciones
Historical FictionKate huye en busca de una nueva vida, mientras James se siente abrumado por la presión social. Sus caminos se cruzan mientras buscan un nuevo comienzo y juntos descubren que hay veces que el destino ya está escrito. -------------- 1816, Londres, Ing...