CATORCE

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JAMES

—¿Qué significa que te vas? —pregunté observándole sin dar crédito.

Reparé en los círculos morados bajo sus ojos, las arrugas en su frente en constante tensión y en sus nudillos blancos.

—Eso —dijo Will secamente—. Me voy.

—De acuerdo. —Sacudí la cabeza intentado situarme. Cardigan's cada vez estaba más lleno y era más ruidoso—. ¿A dónde? Y ¿por qué?

—A Winchester —dijo—. A casa. —Pasó una mano por su cara, estirando su piel en el proceso—. Necesito un tiempo.

Le miré perplejo.

Parecía que los veinticinco años de Will habían aumentado en tan solo dos días.

—No entiendo nada —sentencié cruzando mis brazos y observando cada uno de sus movimientos—. ¿Qué es lo que ha pasado?

—Nada en absoluto, James —dijo en un murmullo—. Simplemente necesito alejarme de Londres una temporada —suspiró. Me miró—. Lo siento.

Parecía que estuviésemos manteniendo una conversación de pareja. Sonreía al pensar que quien nos escuchara podía creer que Morris estaba dejándome.

Entonces, no entiendo por qué, pensé en mi hermana.

—¿Qué sucedió ayer con Sally? —dije.

El rostro del chico no tuvo precio. Empalideció, abrió mucho sus azules ojos y abrió y cerró la boca un par de veces. Casi me pongo a reír.

—Os escuché ayer, cuando tú te marchabas —le expliqué.

La noche anterior procuré hablar con ella y averiguar qué estaba pasando de un modo sutil. Pero se encerró en su habitación, fingió un mareo y no salió en toda la velada.

Miré a Brook, sentada delante de un Kenneth demasiado empalagoso, besando su mano y poniéndola en el vientre de ella, mientras esta miraba a mi hermana con los ojos estrechos.

—¿Qué sucedió? —insistí mirando a Will.

—Tenía un mal día y fui desagradable con ella. —Tragó, dudoso—. Se enojó.

—Sí —dije—. Eso vi.

Al menos el enojo era seguro. Y aunque sabía, dado el carácter de mi cuñada, que tal vez ella no se creería una palabra, a mí, aquella explicación me sirvió.

¿Por qué más iban a pelearse Will y Sally? Él llevaba en la familia toda la vida, la había visto crecer y sabía de sobra en qué momentos no acercarse a mi hermana a no ser que quisiera quemarse.

Las peleas tontas eran frecuentes con ella, y más desde la boda de Kenneth, que su humor se había vuelto hosco y poco social. Me sorprendía, sin embargo, que hubiese explotado contra Will, pues desde siempre él la idolatraba, hacía unas temporadas que eran como uña y carne.

—Y tú, ¿estás agobiado por el lío de buscar esposa? —pregunté poniendo una mano en su hombro.

—Sí. —Dejó escapar una bocanada de aire mientras cerraba los ojos fuertemente y los volvía a abrir.

Asentí lentamente, sintiendo la carga que su rostro transmitía antes de decirle:

—Te voy a echar de menos.

Will me miró por vez primera, sonrió y nos abrazamos fuertemente.

—Despídeme de tu hermano —dijo al separarnos—. Estaré aquí pronto.

—Sí —decía Kenneth cuando me senté en la mesa—. A mí también me gusta.

—¿Quién te gusta? —pregunté.

Un invierno en Marble House [Benworth Series II] Romantic EdicionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora