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KATE

- He hecho un largo viaje desde América del este para capturar a esta impostora perseguida por nuestra justicia, señores. - dijo Collin estrujando sus brazos en mí, con el cañón del arma todavía en mi sien. - Que bien que estén aquí.

La verdad era que la situación me aliviaba. Sabía que no me iría con Collin a ningún lugar, James o los agentes no le dejarían.
Mi destino era el calabozo Londinense y la horca, o morir con los sesos estallados por la, cada vez más tensa, mano de Collin.

Era mejor de lo que pude haber imaginado.

Todo mi cuerpo estaba relajado contra el de él, haciéndole más difícil la movilidad. Yo sostenía el saco con dinero entre mis brazos mientras observaba a los hombres parados delante de mi.

Me estaba resignando a mi futuro del modo más tranquilo posible.

James estaba a un lado. Por su expresión, pude ver que quería mantenerse sereno, pero sus puños y dientes estaban tan apretados que con solo un vistazo general, perdía la sensación de calma. Además no dejaba de mover su pie derecho.

Estaba muy apuesto, con sus ojos verdes tremendamente oscuros, sus rasgos cansados, y su cabello mojado alborotado y pegado a su frente y cuello.

Creo que hasta aquél momento no había sido consciente de como aleteaba mi respiración desde que él estaba allí.

Le había echado de menos.

La verdad era, que aunque la mejor manera de terminar era morir, en el momento en el que entró a buscarme a aquella habitación oscura, deseé una realidad distinta en la que pudiese vivir en otro lugar a solas con él.

Como Clara y Jeremiah.

¿Qué diría James si pudiésemos estar un momento a solas? ¿Que me odiaba? ¿Que debía pagar por mis pecados?

Probablemente. Hasta yo sabía que debía pagar por mis pecados.

- Señor Johnson. - dijo el agente más alto de los tres. Todos nos apuntaban con armas. - Baje la pistola y entréguenos a la chica, nosotros nos haremos cargo de ella.

Yo ni me moví. Sabía que Collin no iba a pestañear.

- Le siento, señores. - dijo, como ya esperaba. - Pero soy un enviado especial, debo llevarla de vuelta a su país para que la juzguen debidamente.

Los tres agentes miraron a James, como si tuviese un poder especial sobre ellos. Él seguía con su mirada de odio puesta en el hombre que me sostenía.

- Me temo, - dijo el agente de nuevo. - que si no tiene una certificación, no podemos dejar que se la lleve.

- Me temo, - dijo Collin con un gruñido, dejando de apuntar a mi cabeza y apuntando a la del agente. - que no puede importarme menos.

Intentó avanzar, pero el movimiento fue torpe debido a todo mi peso contra él. Los agentes ni siquiera se molestaron en moverse.

Era imposible que saliésemos de allí. La puerta estaba taponada, y por más que Collin disparase, solo conseguiría un tiro antes de que, al menos tres de los cuatro hombres se le tirasen encima.

No quise pensar en quién podía ser el primero en recibir un disparo.

- Esta mujer, - dijo mi opresor con voz cansina. - está acusada de asesinato y robo en el país del que vengo. Es toda una delincuente. Deberían dejar de hacerme perder el tiempo.

Un invierno en Marble House [Benworth Series II] Romantic EdicionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora