KATE
—Clara —dije lentamente. Me obligué a mantenerme concentrada en las páginas del libro abierto, y no en James y el calor que su cuerpo emanaba cerca del mío—. Le dijo a Jeremiah que debían escapar de la torre para poder estar juntos.
James había dejado caer las botas al suelo y se recostó a mi lado, encima de las sábanas y mantas, procurando dejar un muro de almohadas entre nuestros cuerpos.
Pero, no había manera de que ese insignificante gesto sirviese de algo. Sentía mi cuerpo vibrar y calentarse.
Me incorporé, sentándome a su lado, con las sábanas cubriendo mis piernas desnudas y mi camisón de dormir, hasta el pecho. Doblé las rodillas y agarré el libro, dejándolo en mi regazo.
James se apoyó sobre su hombro derecho y ladeó el cuerpo, dándome toda su atención. Allí tumbado, con el fuego encendido de la recámara, sus ojos lucían oscuros y brillantes, y aunque sabía que era imposible, parecía completamente tranquilo y seguro.
—Eso justamente era lo que quería —su voz sonó ronca y sensual mientras miraba mi rostro con serenidad. Sentí mi cuerpo vibrar.
—Agatella jamás dejaría a la chica huir con un caballero de reputación dudosa —me animé a decir a pesar de que mi cabeza estaba turbia por su cercanía.
—La reputación de Jeremiah es más que respetable, Kate. —Me frunció el ceño.
—El libro dice eso, no yo —le dije con un pequeño encogimiento de hombros—. No puedes enojarte conmigo. —Miré, sin querer cómo sus labios entreabiertos sonreían dejándome apreciar sus perfectos dientes.
—Obviamente —convino—. Sigue. ¿Huyeron?
Jesús, ¿cómo podía un hombre ser atractivo hasta el punto de anular tu racionalidad?
Suspiré audiblemente.
—Trazaron un plan para hacerlo —le dije—. Pero no había manera de que salieran en aquel preciso instante, pues Agatella estaría volviendo y les encontraría. —Vi cómo James asentía y se inclinaba un poco más cerca—. Así que Jeremiah bajó de la torre dispuesto a volver la mañana siguiente, cuando la bruja saliera.
—No —dijo. Le miré, sus ojos en los míos—. Jeremiah se escondió en la habitación de Clara.
—Eso es desvergonzado —le dije. Su sonrisa fue tan traviesa que estuve a punto de lanzarme a sus brazos para besarle en un impulso. Me sonrojé al pensarlo—, lo que corrobora la mala reputación de este supuesto caballero —dije carraspeando.
—En el Renacimiento eran desvergonzados. —Levantó las cejas como para añadirle valor al dato. Reí sin poder evitarlo. Luego me moví más cerca. Sin querer. O queriendo.
En ese mismo momento, los dedos de su mano libre quedaron apoyados en mi brazo desnudo.
Miré fijamente el libro, manteniendo la respiración ligera y tratando de relajarme para que no viese cómo me afectaba.
—Sigue —susurró cerca. Mi corazón acelerado.
—Jeremiah se escondió en la habitación de la joven...
—Clara —asintió él concentrado en mi piel.
—¿Disculpa? —dije mirándole de pronto.
—En la habitación de Clara —contestó él. Ese nombre me desconcertaba.
—Clara —asentí—. Ella durmió en la cama, él en el suelo y aguardaron a que el día llegara para que la mujer saliese. —James gruñó y le miré—. ¿Qué?
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Un invierno en Marble House [Benworth Series II] Romantic Ediciones
Historical FictionKate huye en busca de una nueva vida, mientras James se siente abrumado por la presión social. Sus caminos se cruzan mientras buscan un nuevo comienzo y juntos descubren que hay veces que el destino ya está escrito. -------------- 1816, Londres, Ing...