Me arreglé para ir a la cena de gala. Un poco de máscara para las pestañas y algo y un leve rosado en mis labios, era más que suficiente. Al menos para mí.
Papá condujo su Volkswagen blanco hacia el lujoso restaurante italiano 'Ciel Bleu Restaurant'.-Bien, debemos causar una buena impresión esta noche. -Dijo algo nervioso, mientras buscaba un lugar para estacionarse.
-Todo saldrá bien papá.El restaurante pintaba su nombre elegantemente con algunas luces a su alrededor. Entramos por la puerta principal, enorme con dos macetas con desconocidas plantas para mí a sus costados. Dentro era más elegante de lo que me imaginé. Paredes blancas, ventanales con enormes cortinas doradas daban vista a lo que parecía ser un jardín, las mesas eran redondas, el respaldar de las sillas daba impresión que habían sido talladas a mano. Había una mesa al fondo, larga y con un mantel blanco, tenía toda clase de comidas y bebidas. Los olores se mezclaban entre sí. Rogué que hubiera una fuente con hamburguesas.
Una gran cantidad de personas hablaban y reían, papá saludó a un hombre quien nos presentó a su esposa. Todos estaban vestidos muy elegantemente, quizás mi vestido era el más inusual para la ocasión. Sentí vergüenza.
-Mamá, no me dijiste que la cena era demasiado elegante. -Reclamé en voz baja en su oído. -Me hubiera puesto algo mejor.
-Tu papá te dijo que era de gala. Eso era suficiente.
El sonido de una cuchara chocando con una copa de vidrio, hizo surgir un silencio en la sala, mientras todos miraban un señor adulto, vestido de smoking, corbata y zapatos negros que daban pequeños destellos cada vez que los miraba.
-Buenas noches a todos. -La voz profunda de aquel hombre hizo que alzara la vista. -Quiero agradecerles por venir. - ¡Ja! Comida gratis ¿Quién no vendría? Murmuré en mis adentros. -Esta cena es por motivo de inauguración de la Sede Central de Byington Construcciones. Y por supuesto mi bienvenida. -Dijo esbozando una sonrisa. Se escuchó pequeñas risas. - ¡Ah! y a mi hijo que en este momento no se encuentra presente.
Luego de un pequeño discurso alentando a sus empleados llegó la hora de comer. Unos hombres daban vueltas de aquí allá con unas bandejas en sus manos, ofreciendo copas que contenían un líquido transparente. Me acerqué a la mesa de bufet, había una infinidad de platos, camaronees, langostinos, una especie de sopa que no se veía nada apetecible, pero claro, tenía que faltar una simple hamburguesa. Apuesto que al chef le hubiera tomado menos tiempo preparar unas hamburguesas que cualquiera de estos platos. Fruncí en seño descontenta y me dirigí al baño.
Mientras me dirigía al baño, unos reclamos molestos captaron mi atención. Desaceleré mi paso y me acerqué a lo que parecía ser la cocina. En efecto, los gritos provenían de allí, asomé mi cabeza lentamente y lo vi. Estaba vestido elegante, se veía muy atractivo, pero, estaba enojado.- ¡Te dije que no quería estar aquí, esto es un asco! -Gritó, mientras tiraba unas bandejas al suelo.
-Tienes que estar aquí, es tu obligación. -Una voz más relajada contestó del otro lado. No alcanzaba a ver quién era, pero parecía ser de aquel hombre que había discursado hace un momento.
-Para qué. ¿Eh? Si no le intereso a nadie. -Se volvió para salir. Corrí hacia afuera, rogando que no me hubiera visto.
Llegué al jardín. Tenía una fuente que no estaba en funcionamiento, a su alrededor se situaban unos bancos blancos. Me acerqué y el reflejo de la luna se veía en el agua estancada de la fuente. Los grillos cantaban alegremente.
Me acosté en unos de los bancos mirando al cielo, pequeñas estrellas emitían su fulgor, pero ninguna se comparaba a la luna. 'Cuando hay un apagón se aprecian más' sonreí al recordar lo que Treux me dijo la vez que nos conocimos y deseé que hubiera un pequeño apagón.- ¿Qué es lo que te hace tanta gracia? -Su voz hizo que me sobresaltara. Rápidamente me acomodé y me senté discretamente.
-Las estrellas, supongo. -Mentí.
-Ajá y yo nací ayer. -Dijo mientras sentaba a mi lado. Obviamente mi respuesta no le convenció.
No respondí y miré el cielo de nuevo.
-Siento lo de hace un rato... Yo...Uh... -Él parecía nervioso. Sí, me había visto espiándolo.
-No le diré a nadie. -Interrumpí. -Si eso es lo que te preocupa.
-No me interesa lo que piensen los demás de mí, en lo absoluto. -Dijo mientras pasaba sus dedos por su sedoso cabello. ¡Por las estrellas! Este chico iba a hacer que me derrita en este instante.
- ¡Ah! Olvidé que eras engreído. -Ahora estaba totalmente fastidiada. ¡Argh! Cómo odiaba a estas clases de chicos.
- ¿No te gusto cierto?
Negué con la cabeza.-Algún día te voy a gustar, Sierra. -Esbozó una sonrisa. -Todas se enamoran de mí, todas. -Dijo con seguridad.
-Todas, menos yo. -Respondí mientras me levantaba para irme. Esta conversación había llegado a su fin.
- ¡Sé que te gusto! -Gritó mientras me alejaba. ¡Demonios! Debía superarlo ahora, él no puede estar gustándome.
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Sintiendo Cosas Que Nunca Pensé.
Romance¿Enamorarse o no enamorarse? ¿Qué es mejor? La respuesta es fácil: no enamorarse. Todas las personas tenemos la certeza de que la vida es más sencilla cuando no nos gusta nadie. Lamentablemente no podemos elegir enamorarnos o no. Solo sucede. Sin qu...