Capitulo 12

30 7 1
                                    

Mi reloj de los 'Pingüinos de Madagascar' marcaba las 5:18. Una vez despierta me era imposible volver conciliar el sueño, maldije en mis adentros, era demasiado temprano para comenzar un fin de semanada. ¡Ugh!
Me quedé recostada mirando la ventana que se encontrada cerrada, pero el vidrio transparente hacía que la luz de la luna se filtre con facilidad a través de él. Aún el cielo estaba obscuro y pequeñas estrellas emitían un delgado punto de luz. Pronto el amanecer vendría con el sol y las opacaría por completo.
Decidí repasar en mi mente los acontecimientos de esta semana, como una técnica para intentar dormirme de nuevo. Me acomodé mirando hacia arriba. Recordé cuando me quedé sin sándwich y cuando Treux me contó su debilidad, una de esas estúpidas y ridículas sonrisas apareció en mi rostro, luego me acordé de Kelly y John y su cita, ella me había dicho que la cita estuvo excelente, que fueron a comer pizza, luego la acompañó a su casa y que a diferencia de mí ella no había salido corriendo cuando se aproximó el beso. John estaba haciendo un buen trabajo. Le conté a Kelly que Treux me estaba ayudando a estudiar, me dijo que era una buena técnica para conquistarlo pero yo lo negué, le dije que esa no era mi intención, pero ahora que lo pensaba ¿Y si Kelly tenía razón? ¿En realidad quizá, esas serán mis segundas intenciones y no me daba cuenta? ¿Por qué el amor tiene que ser tan complicado, a veces? Sacudí mi cabeza intentando despejar esos pensamientos. Ya habrá tiempo para el amor -Me dije. -Pero no es ahora.
A las 6:00 ya estaba vestida, hoy me reuniría con Treux a las a las 16:00 como habíamos quedado el viernes. Me dediqué a limpiar mi dormitorio, encontré un esmalte color turquesa debajo de mi cama, pertenecía Kelly, de seguro se lo había olvidado en unas de sus visitas, y decidí pintarme las uñas, no era algo normal en mí pero no tenía nada más que hacer.
Bien, las dos de la tarde y las manecillas del reloj parecían que se movían a paso tortuga, la necesidad de verlo me empujaba.
A las 16:10 ya estaba en la biblioteca garabateando en mi libreta, Treux no se aparecía. 16:40. Nada. ¿Qué se supone que debo hacer? ¿Se habrá olvidado?
Marqué su número, aún conservaba el nombre de:TreuxElChicoMásCaliente. Me mandó al buzón de voz. Marqué una vez más y obtuve el mismo resultado.
Bien.
Decidí irme, salí de la biblioteca, estaba algo confundida, fue la idea de él reunirnos otra vez, y de pronto se le olvida. No entiendo. Mi instinto me decía que me dirigiera a su casa. No estaba segura de hacerlo, era demasiado. Un suave golpeteo en mi interior hizo que me convenciera por completo. Y así lo hice.
Toqué el timbre y la puerta se abrió automáticamente. Él sabía que estaba aquí. Los recuerdos de la primera vez que estuve aquí me invadieron al recorrer el sendero del jardín que conducía a la entrada de la sala. Treux se encontraba parado en la puerta, se veía algo nervioso.
-Estuve esperando cuarenta minutos. -Dije relajada.
-Solo me dormí. -Fingió una sonrisa.
Algo andaba mal.
-Ah. Uh. Yo... Lamento interrumpir tu sueño de belleza, pero necesito esos trucos para...
Una voz femenina que provenía del interior me interrumpió.
- ¿Treux? ¿Qué sucede? Cariño. -Reconocí la voz de Rachel, instantáneamente mi mente empezó a imaginar diferentes cosas que ellos hubieran estado haciendo, y una en particular, cuando vi que salía del baño con los primeros botones sueltos de su blusa que dejaba ver parte de su brasier rosa. Me llené de asco. -Uh. Hola, Sierra. -Esbozó una sonrisa.
En ese momento, algo dentro de mí se rompió, no sabía qué, jamás había sentido esto. Solo sentía mil pedacitos dentro de mí. Algo apretaba dentro, ese sentimiento no era nada reconfortable.
Treux se dio la vuelta sorprendido. Dirigiéndose a Rachel- ¿Qué haces? -Su voz se llenó de ira.
-Saludos a tus invitados, amor. -Respondió Rachel con total naturalidad.
-No me llames así. -Se volvió hacia mí. -Puedo explicarlo, Sierr...
-No es necesario. -Miré a Rachel. -Lo entiendo perfectamente. Me voy. -Me dirigí a la puerta.
Su mano tomó de mi muñeca, deteniéndome. -Sierra, espera.
- ¡No me toques! -Solté mi mano de su agarre. -No necesitas darme una
explicación. Eres libre de hacer lo que quieras.
-Pero quiero hacerlo.
-Pensé que no me cambiarías por unas de tus... -Me detuve. Las lágrimas brotaron y me di la vuelta para que él no se diera cuenta. Odiaba que me vieran llorar. Sabía perfectamente que la razón por la cual estaba llorando no era exactamente porque me sentía como una amiga defraudada. Él me había roto el corazón, pero no tenía por qué reclamarle, era ridículo, el y yo no éramos más que mejores amigos.
Llegué a casa corriendo, las lagrimas seguían brotando, aunque yo intentara inútilmente que no salieran. Me tiré a la cama derrotada, abracé mi almohada, y me dormí.
Tres horas más tarde desperté a causa del sonido de mi celular. Miré. 'Llamada entrante de TreuxElChicoMásCaliente'. Ya no me parecía gracioso. Estaba furiosa. Ignoré la llamada.
'¿Sierra podemos hablar?' Un texto llegó poco después. Lo ignoré una vez más.
Luego llamé a Kelly, ella llegó con un bote de helado, sabor 'snicker', mi favorito. Me desahogué.
-Enamorase apesta. -Dijo luego de que acabé. Y allí estaba yo, llorando, llorando por un hombre; todo lo que había evitado estos años lo estaba viviendo y sí, esto apestaba, apestaba en grande.
-Lo sé. -Me llevé una cucharada de helado. -Pero yo no elegí esto...
-Nadie lo elige.
-Tienes razón. Estoy cansada de hablar de él. Cuéntame cómo va lo de John. -Dibujé una sonrisa falsa en mi rostro.
-Estoy enamorada de él. Él es perfecto para mí. -Pude ver el brillo en sus ojos.
-El parece enamorado de ti.
-Quiere otra cita para el viernes... Le eh dicho que estoy ocupada.
- ¿Qué se supone que tienes que hacer?
-Nada. -Dijo con naturalidad. -Pero no puedo aceptar todas las veces que me invite. ¿Entiendes? No quiero parecer fácil o desesperada.
Anotado.
-Lo tengo.
Miró su reloj. -Tengo que irme, se está haciendo tarde. -Bostezó. -Te quiero ¿Ok? Y no quiero que sufras por ese bastardo.
-Te quiero igual.
********************************
- ¡Mira lo que tengo! -Kelly venía corriendo hacia mí, al instante que puse un pie dentro del colegio. Tenía una sonrisa de oreja a oreja.
- ¿Qué? -Pregunté con total desánimo.
- ¡Adivina!
-Kelly. -Chillé. - ¿Enserio?
-Demonios, estás de lo peor. -Gruñí. -Bien, está bien. Estaba en el baño pintándome los labios, por cierto no te recomiendo el este labial. -Me mostró un labial color fucsia. -Es demasiado aceitoso. Yo no lo compré ¿Eh? Me lo regalaron, yo soy más cuidados...
- ¡Kelly al grano!
- ¡Oh! Si. Sucede que en el baño estaban Déborah y sus dos arpías.
- ¿Arpías?
-Sí, Tina y Rachel. -Rachel. Argh. Cómo la aborrecía.
-Oh.
-Bien, entonces mira lo que me dio Deborah. -Su voz subió algunas octavas. Miré lo que llevaba en la mano. Un papel de color rosa y unas letras que pintaban. 'FIESTA DE PORRISTAS'
- ¿No piensas ir, verdad? Si es así con migo no cuentes. -Empecé a caminar por el pasillo. No estaba de humor para ir a divertirme. Después de lo del sábado. No.
- ¿Qué? -Chilló. -Sierra. -Dijo con voz suplicante. - ¿Te vas a perder la fiesta de las porristas? Esto sucede una vez, es la fiesta más genial con los chicos más geniales.
- ¿Qué sucede con John?
-Él está incluido en la categoría de 'Chicos Geniales'.
-Tengo muchas cosas que hacer.
-Sierra, por favor, hazlo por mí. -Si tan solo no hubiera dicho esa palabra.
Cuando Kelly decía eso tenía lo obligación de cumplirlo, era una de las cosas que haces cuando tienes una mejor amiga. Tardé unos segundos. -Bien. - Kelly se sobresaltó. -Solo lo hago por tí.
Casi me desmayo de la emoción y la alegría cuando el Sr. Philips -Luego de dar el examen, claro. -me informó que había sacado ¡95! Fue demasiado increíble. Kelly me esperaba afuera del aula. Yo había dado el examen sola, luego del sonido de la campana que avisaba que las clases se habían acabado por hoy. Kelly estaba sentada en el piso, con su espalada apoyada a la pared, haciendo algo con su celular.A penas salí del aula, Kelly se levantó y la abrasé.
- ¡Noventa y cinco! -Grité. Kelly chilló y saltamos abrazadas. El Sr. Philips asomó su cabeza para ver el escándalo, murmuró algo y se encerró nuevamente al aula.
Agradecí que ya era hora de irse, así la escuela estaba silenciosa y nadie, más que el Sr. Philips, vio nuestro jolgorio.
-Una razón más para ir a la fiesta. -Dijo Kelly mientras caminábamos hacia la salida.
-Si estoy yendo, es solo por ti. -Recalqué. Era por las buenas o por las malas, si me negaba, Kelly era capaz de arrastrarme como sea a la fiesta.
-Bien.
Muchos de los estudiantes se habían apartado del colegio, los que quedaban estaban hablando o ya se marchaban.
-Sierra ¿Puedo hablar contigo? -La voz de Treux venía de detrás. Me volví. Temí por este horrible e incomodo momento.

Sintiendo Cosas Que Nunca Pensé.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora