Capitulo 29[Parte II]

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El campo se encontraba iluminado, el partido se estaba llevando a cabo en la noche, así que reflectores estaban encendidos. Solo las animadores de cada equipo estaban allí, a un lado, haciendo las últimas mejoras a su rutina. Rachell estiraba los brazos y las piernas, mientras sostenía los pompones de color blanco y negro, junto con Deborah y Tina. El estómago se me encogió de frustración al verla.
-Olvidamos comprar aperitivos -dijo John inclinándose para ser escuchado por encima del bullicio -, voy por algo, ¿quieren?
Woah. Este chico debía odiar los partidos realmente si quería salir apenas había llegado.
Kelly no parecía notarlo.
-Seguro -se encogió de hombros-, solo agua para mí. -Me miró un momento. -¿Un hotdog para ti, verdad?
Asentí. Kelly me conocía tan bien.
-Ya regreso. -Y con eso John desapareció entre el gentío.
La parte del frente, en la gradería, se veía como si estuviera repleto de seres de color amarillo moviéndose de aquí allá. Los Linces estaban tomando posesión del lugar.
-¿Cómo estás? -Me preguntó Kelly de manera conciliadora, repasándome con la mirada.
-Tan bien como podría. -Le dediqué una sonrisa. -¿Tu?
-Me refiero a sobre... eso. ¿Cómo lo llevas? -Ella está haciendo alusión a la ausencia del prostituto.
Ni que fuera tan serio ¿verdad? Eso no suponía gran problema para mí. Bueno, al menos quería creerlo.
Y antes de que pudiera decir algo, de los altavoces brotó la voz del presentador.
-¡Buenas noches, gente! -Dijo animadamente, lo que provocó una cantidad de aplausos y gritos. -¡Sean bienvenidos!... Hoy tenemos a dos grandes equipos, que prometen obtener el galardón. Reciban con aplausos a los dueños de casa, ¡Las Panteras! -Todos nos pusimos de pie con un salto mientras vociferamos y aplaudimos. Cuando terminó el alboroto, al menos en su gran mayoría, continuó: -Y... ahora a... ¡Los Linces! -Los del otro lado imitaron nuestra euforia.
Pronto los equipos comenzaron a desfilar hacia el campo. Las porristas de ambos equipos se agitaron alegremente, levantando las manos y haciendo piruetas y volteretas.
Los jugadores se saludaron. Finalmente, sin muchos preámbulos, un pitido dio el comienzo al partido.
***
-¡Oh, maldición! Debiste ver eso, amor. -Kelly estaba dando saltitos de alegría. Habíamos ganado el partido. 3-1. Todos estábamos felices.
-¿Tan bueno fue? -Preguntó John incrédulo, mientras yo contenía la risa.
Él se había perdido casi la mitad del partido. En el primer tiempo David marcó un gol y yo había saltado y chillado de alegría, mientras gritaba su nombre. Hice lo mismo cuando Treux marcó los dos siguientes. Ahora me arrepentía de mi demostración de felicidad pública.
-¡Fue estupendo! David esquivó a unos tres, y luego, luego solo hiso lo que hiso. -Relató emocionada. Normalmente ella se ponía así, de esta manera, cuando terminábamos ganado un partido.
-Voy a buscar a David. -Avisé. Un día antes él me había invitado a la celebración de lo que iba a ser este partido. Creo que siempre hacían esto después de cada partido, celebraban. Hoy iba a haber una fiesta en el Lago Caimán, y yo había aceptado ir.
Supuse que debía divertirme después de una semana abrumadoramenteabrumadora. Me lo merecía. Además necesitaba distraer y mantener mis pensamientos alejados de Treux. Odiaba estar pensando en él, cuando estaba segura que yo ni siquiera le cruzaba por su mente.
Kelly me dedicó una sonrisa y luego se enfrascó animadamente en la conversación con John. Así que me dirigí a los vestidores.
Tenemos dos vestidores, de damas (para las porristas) y de varones (para los jugadores). La escuela se había vaciado casi tan pronto cuando acabó el partido. Me detuve a una distancia prudente de los vestidores de varones. David debía salir pronto. Supongo.
Pasaron como diez minutos y al fín esa bendita puerta se abrió, junto con un murmullo de voces masculinas riendo y hablando.
Estaban Michaell, Weiling , Treux y algunos más. Pero no había señal de David. De repente me sentí intimidada ante la presencia de ellos. Saqué mi celular del bolsillo de mi pantalón y marqué a David, me dirigió directo a la casilla de voz.
Cuando los chicos me vieron detuvieron su animada charla, y rápidamente pasaron su mirada sobre mí y luego sobre Treux, mientras que él ni siquiera me miró. Esto era raro, pero lo ignoré.
Cuando al fin se hubieron alejado lo suficiente, la puerta se abrió de nuevo dando paso a un no muy alegre David. Me pregunté por qué no estaba feliz de haber ganado.
-¡David! -llamé agitando la mano para que me viese.
Él levantó la vista y sus ojos destellaron de cautela. Miró a ambos lados, asegurándose de que no hubiera nadie, y me sonrió de manera no tan agradable. Algo pasaba aquí.
Se acercó mientras terminaba de guardar algo en su bolso.
-Hola Sierra. -Mantuvo su distancia.
-Buen juego -felicité-, estuviste genial ahí.
-Oh. Um, gracias. -Se veía algo incómodo. No entiendo qué le sucedía, David no solía ser de esta manera.
-Así que.. ¿nos vamos?
Vaciló.
-Umm, sobre eso... -Dijo algo nervioso y avergonzado. -Yo... No creo que esté seguro de ir.
Lo miré sorprendida.
-¿Te sientes bien?
-Sí, es solo que creo que voy a ir a casa. -Dijo, y sabía que estaba mintiendo, pero ¿por qué? Una ola de decepción me golpeó.
-Oh.
-Sí, es que... estoy cansado. -Asentí resignada. -Lo siento, Sierra. -Se alejó sin ánimos.
Y así, David había cancelado su propia invitación, dejándome entumecida y anonadada...

¿Que le habra pasado a David?

Sintiendo Cosas Que Nunca Pensé.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora