Capitulo 24

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Me lleve una mano al corazón, estaba acelerado. No estaba segura si era por el susto que me acababa de dar o por el hecho de que él estuviera delante de mí.

-Cielos, me has asustado. -Voté el aire que había estado reteniendo inconscientemente.

Treux me escrutaba minuciosamente con la mirada, lo que me hiso sentir incómoda. Su rostro era inexpresivo, no había señales de diversión, enfado o algo. Nada.

-¿Estabas esperando a alguien? -Su voz sonó gruesa. No me había dado cuenta lo mucho que ansiaba escucharla.

¡Pero qué...! Pensé que quizás iba a decir algo menos fuera de lugar que aquello. Sentí que la paz y la tranquilidad de hace un momento se iba por el caño, el rencor y la impotencia lo reemplazó.

-¿Y a ti qué te importa? -Escupí mientras lo
rodeaba para salir de allí. Se hallaba apoyado contra la puerta.

Él totalmente estaba loco; primero, entrando al baño
de damas; y segundo, haciéndome esa estúpida pregunta. ¿Acaso tenía cara de esperar a alguien? ¿Acaso él pensaba que quizás estaba esperando a un 'hombre'? Si lo creía así, pues, qué mal me conocía.
Treux se movió impidiéndome salir, junté las cejas. Me estaba fastidiando a un grado suficientemente adecuado para provocar que recibiera una bofetada.

-No me has respondido. -Estaba serio, parecía que
la pregunta era totalmente seria y real, sin juegos, sin bromas.

Me crucé los brazos. Él había tenido todo lo que quería de mí, había logrado enamorarme, robarme -aunque no en la perfecta definición, porque... bueno, yo había puesto de mi parte también- un beso y además yo había tomado el castigo que era para él. Esta vez no iba a tener mi respuesta.

-Y no pienso hacerlo. -Me aplaudí mentalmente porque mi voz sonó decidida.

Él levantó una ceja.

-Entonces no saldrás de aquí, hasta que me respondas.

-Yo gritaré. -Amenacé. Y era verdad, yo gritaría.

Esbozó una sonrisa y sentí mis muros caer.

-No lo harías, si supieras las consecuencias.
-Advirtió con un tono de superioridad. Y aquí estaba el Treux habitual prostituto y egocéntrico.

Elevé las cejas. ¿Consecuencias?

-Y qué harías, ¿matarme? -Reté. -¡Ja! Voy a gritar, así que por tu bien espero que te alejes de la bendita puerta por una buena vez.

Treux parecía estar divirtiéndose con todo esto, lo que hacía que mi furia aumentara cada momento.
¿Qué era lo divertido de todo esto? ¿Una mujer a punto de arrancarte las entrañas? No lo creo.
Dio un paso hacia mí, haciendo su sonrisa socarronamente sexy más amplia.

-Oh, Sierra. Jamás me convertiría en un asesino, pero quizás sí en un ladrón. -Utilizó su voz seductora. ¡Maldición! ¿Qué demonios quería de mí?

-¿Ladrón? -Pregunté sin entender nada.
Su sonrisa se amplió aún más y dio otro paso hacia mí. Podía ver en su rostro seguridad; él pensaba que ya había ganado la guerra. Me alejé un paso instintivamente.

-Voy a robarte un beso, Sierra. -Dijo serio. -Si gritas voy a besarte.

Me tensé, ¿Qué hombre en el universo te advierte que va a robarte un beso? ¡Panes y pizzas! Este chico era totalmente peculiar. Mi respiración se aceleró y mis manos empezaron a sudar de nerviosismos.

Un beso.

No estaba segura si mis muros eran suficientemente fuertes como para protegerme de un cataclismo de tal magnitud. No sabía si podría negarme a un beso.
Pestañeé intentando recuperar la compostura.

Sintiendo Cosas Que Nunca Pensé.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora