Capitulo 16

28 5 0
                                    

Por el resto de la semana me dediqué a evitarlo. Me sentaba lo más alejada posible, era más cuidadosa al momento de pasearme por los pasillos. En los recesos que eran de 20 min. Tuve que hacer el esfuerzo de aguantar a John y su plan de conquista para con Kelly.

Lo extrañaba, sí. Pero la única solución para dejar de ser humillada por él cada rato era esa: alejarme. Y dolía y sabía cuál era la razón: él me gustaba. Era tan humillante para mí aceptarlo; cuando había pensado en el chico de mi tipo, nunca imaginé a un Treux; egocéntrico y orgulloso. Y lo pero de todo era no ser correspondida.

Ignoré los mensajes de textos, me costó un gran esfuerzo abstenerme a leerlos, porque sabía perfectamente que la tentación de contestarlos era fuerte.

Yo había evitado toda mi vida a los chicos, por miedo al rechazo. Y aquí estaba yo, pensando en él.
Mi alejamiento de Treux había sido favorable para David. Bueno, así lo veía yo. Ya que él se había acercado en las meriendas y hablábamos de lo más normal. Un buen amigo.

Era sábado por la mañana, luego de desayunar estaba recostada de espalda sobre mi cama con los brazos extendidos. La luz del sol se filtraba pacíficamente por la ventana, haciendo brillar las motas de polvo en el aire. Suspiré.

-¡Maldición, sal de mi cabeza! -Gruñí. Toda la maldita semana pensando en él. ¡Demonios! Era más de lo que podía soportar. Me iba a volver loca.

La voz de mi mamá hizo su camino hasta oírla. -¿Hija? ¿Estás bien?

Perfecto, ahora sí que estaba loca. Yo hablando sola.

-Sí, solo... Me duele la cabeza. -Suspiré mientras me levantaba perezosamente. -Creo, creo que voy a salir a tomar aire.

Me encaminé por el pasillo y bajé las escaleras. -Ya vuelvo. -Avisé tomando las llaves que hicieron un chirrido en el acto.

Cerré la puerta detrás de mí e inspiré una gran cantidad de aire. Aire puro. Caminé por la vereda sin ningún rumbo, observaba el los rayos de sol que bañaba la calle y la acera. Prefería caminar en la sombra siempre, no era muy fan del sol.

Luego de vagar un buen rato acabé en una plaza. Árboles frondosos decoraban el lugar, junto a las muchas bancas de madera. Me senté en una. La brisa era encantadora, suave y fresca.

Fresca.

Fresca como el perfume de Treux. Ugh. Divagando otra vez sobre él. Creo que era un caso perdido.

-¿Sierra? -Una voz familiar me arrancó de mis pensamientos. Ladeé la cabeza para encontrarme con David, él me miraba sorprendido.

-¡David! -Saludé.

-¿Qué haces aquí? -Lo miré confusa, ¿Que qué hago aquí? ¿Este es un país libre, no?
Quizás intuyó mis pensamientos con mi mirada, porque continuó. -Es, decir... Nunca te eh visto por aquí antes.

-Sí, no suelo venir aquí. Solo que... Mmm, necesitaba aire fresco. -Inspiré.

-Bien, porque te haré compañía. -Dijo. Y se sentó a mi lado.

-Y... ¿Tú que haces por aquí?

-Yo vivo cerca, estaba de pasada y te ví. Tenias cara de: 'tengo un dilema que resolver'. Y pues dije: bueno, creo que puedo ayudar a esta damisela en su dilema. -Reí

-Error. Porque no tengo un dilema que resolver. -Respondí.

-¿En qué pensabas, entonces? -En Treux y su sexy fragancia que me vuelve loca.

-Nada. -Mentí descaradamente. Y él se dio cuenta.

-Seguro. -Dijo con voz ahogada por el sarcasmo. -Y yo nací ayer.

Sintiendo Cosas Que Nunca Pensé.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora