Fui a recoger mi cartera que reposaba encima del sofá, me dirigí a la puerta. Papá hablaba con David mientras él asentía con la cabeza. Algo me dice que no habrá segunda cita.
-Adiós papá. -Me despedí.
-Con cuidado Sierra y ya sabes regresa temprano.
-Lo sé. -Repliqué.
-Hasta luego Señor Jones. -David se despidió.
Caminábamos por la acera en dirección al cine. Sus ojos celestes realmente eran hermosos y su cabello rubio estaba sexy y rebeldemente desordenado. Vestía una camiseta blanca, y jeans. No estábamos demasiado cerca el uno al otro, pero podía percibir su perfume: Diamonds Men de Armani, que anotaba bastantes puntos extras a su favor.
- ¿Recuerdas cuando por error tiré el helado en tu camiseta? -Rompí el incómodo silencio.
Rápidamente sonrió y sus ojos se entrecerraron, podía jurar que parecía un asiático en todo su esplendor. - En octavo grado. ¿Cierto?
-Sí. -Tomé una breve pausa. -Pensé que jamás me dirigirías la palabra.
-Es porque no era mi camiseta favorita. -Me miró sonriendo, aún.
Reí. Y le di un golpe suave en el brazo. -Sí, fue en tu uniforme, lo recuerdo.
Llegamos al cine, decidimos primero cenar y luego ver una película. Él me dejó decidir dónde cenaríamos, obviamente decidí que cenaríamos en 'Ranswell Burguer', sí, unas simples hamburguesas. El lugar no era mucho, pero las hamburguesas que preparaban ahí eran las mejores de Ranswell. Yo era una experta en hamburguesas.
Pedimos nuestra orden y pronto estuvo en la mesa. Comí cuidadosamente mi hamburguesa, no como lo hacía normalmente; sino, como la señorita que no era. No quería echar a perder esta cita. Realmente no.Hablamos de todo y de nada, muchas veces a lo largo de la cena el recuerdo de Treux aparecía en mi mente. ¡Demonios! cómo ansiaba que David fuese él y que en este momento estuviera hablando con él. Las pocas veces que había mantenido una conversación con Treux siempre acaba en discusión, pero siempre disfrutaba de ellas. Yo era el ying y él era el yang; fuerzas totalmente opuestas y diferentes, pero de alguna u otra manera él me atraía.
- ¿Qué es gracioso? -David me sacó de mis pensamientos, al darse cuenta de la estúpida sonrisa que se había dibujado en mi rostro.
Negué con la cabeza y me llevé la última papa frita empapada de salsa a la boca. -Recuerdos de infancia. -Mentí, mientras fingía una sonrisa de nostalgia.
-Sí, esos tiempos eran bastantes buenos.
-Lo sé.
La película no estuvo mal, era cómica, perfecta para la ocasión. Era como si todo saliera perfecto con él, no era egocéntrico y engreído, por el contrario, era amable y gracioso. Nos entendíamos bien.
Luego de la película me acompañó a casa. En el camino el teléfono que me había regalado Kelly sonó.-Hola Kelly.
-Sierra, cómo está todo.
-Bien.
- ¿Bien? ¿Bien y nada más? ¿Ya se besaron?
- ¡Demonios, no! -Susurré para que David no oyera. -Baja la voz.
- Está a tu lado, bien entonces adiós. No te olvides de contármelo todo.
-Si lo haré, adiós.
David me miraba atentamente. - ¿Pensé que no tenías teléfono?
-No tenía, Kelly me obsequió este.
-Ah, uh... Pásame tu número. -Dijo sacando su celular del bolsillo delantero de su jeans. ¿Ya mencioné que se veía sexy?
Intercambiamos números -de nuevo- solo que esta vez tenía teléfono.
Llegamos al pórtico de mi casa, por la ventana que daba a la sala las luces estaban encendidas, lo cual significaba que papá o mamá o quizás ambos me estaban esperando. -Gracias por la cena, el cine, la... -Iba a decir cita, pero... ¿Si para él era una simple salida de amigos? ¿En qué diablos piensas Sierra, amigos, enserio, amigos? Para él es una cita, no una de amigos, sino una cita 'cita', o eso creo.
-Cita. -Dijo al darse cuenta de que mi frase estaba incompleta.
-Uhmm... Sí. -Bajé la cabeza, este era uno de esos momentos incómodos, en los cuáles tu mente se pone blanca y no sabes qué hacer o decir.
Él se acercó a mí lentamente, quedamos frente a frente. -Sierra. -Dijo mientras sus manos levantaban mi cara. Lo miré. -Me gustas desde el año pasado, no me animaba a pedirte una cita hasta aquel día... Por lo del helado, creí que te enojaste conmigo por no dirigirte la palabra. -Reí. -Eh querido hacer esto desde hace mucho tiempo. -Me miró fijamente, sus ojos eran demasiados hermosos, por un momento creí haberme perdido en ellos. -Y esto... -Se inclinó para darme un beso, en ese momento reaccioné. ¡Un beso! ¡Cielos! ¡Un beso! Nunca en mi vida había dado un beso y no, no estaba preparada. Rápidamente corrí a la puerta de mi casa y entré sin decir adiós, mi corazón latía a mil.
Creo que me comporté como una niña. ¡Argh!
ESTÁS LEYENDO
Sintiendo Cosas Que Nunca Pensé.
Romance¿Enamorarse o no enamorarse? ¿Qué es mejor? La respuesta es fácil: no enamorarse. Todas las personas tenemos la certeza de que la vida es más sencilla cuando no nos gusta nadie. Lamentablemente no podemos elegir enamorarnos o no. Solo sucede. Sin qu...