Era jueves, no había hecho ningún contacto con David y Treux. Solo me mantuve alejada sin mirarlos y evitándolos. ¿Por qué estaba acostumbrada a huir de mis problemas? Ahora debía estudiar física como sea, no tenía la capacidad de pagar a un profesor privado y debía sacar una sobresaliente. Esto me tenía tan estresada.
Kelly me dijo que John le había invitado a salir el viernes y que estaba muy emocionada, habló mucho de él y podía apreciar los pequeños destellos que se encendían en sus ojos cuando hablaba de él. A Kelly le gusta John.
No me atreví a pedirle ayuda a Kelly en física, por el hecho de que hablaríamos más de John, que de la materia. Y no quería tenerla parloteando cada segundo sobre él.
-Él es tan lindo... -Suspiró Kelly, no había dejado de mencionar esa frase durante toda la semana.
-Qué hay con Michael. -Pregunté mientras nos sentábamos para disfrutar nuestra merienda.
-Em, no lo sé. -Se volvió para mirar la mesa del centro. -Ni sabe que existo. Le di un gran bocado a mi panqueque de chocolate. - ¿Qué hay con David?
-Lo eh evitado lo suficiente, como para que se aleje de mí, sé que es injusto, no sé qué hacer. Ya quiero que sea sábado. No aguanto verlo todos los días, muero de la vergüenza.
- ¿Y qué hay con Treux? ¿Él es el que en verdad te gusta, cierto?
Miré a la mesa del centro. -Él no es mi tipo, no se qué demonios le vi, es tan orgullosamente sexy.
Kelly carcajeó junto conmigo.
-Hola, Sierra. -La voz de David hizo que dejara de reír. Kelly rápidamente se levantó de la mesa y desapareció.
Me di la vuelta para saludar. -Hola. -Se sentó en frente, usando el lugar que Kelly había dejado desocupado. Kelly me las iba a pagar. ¡Ugh!
-Eh, sobre lo del sábado yo... Um, creo que aceleré las cosas. Lo siento.
-No te disculpes David, no tienes la culpa. Fue solo un rato algo incómodo.
- ¿Entonces estamos bien?
-Sí, claro.
-Bien, me siento más aliviado. -Dejó salir un suspiro. - ¿Cómo estás?
-No muy bien, física me está matando.
-Me encantaría ayudarte, solo que no puedo. Ando muy ocupando haciendo mis prácticas de natación.
-Yo me las arreglo. -Sonreí. -No es tan difícil.
-Me gustaría quedar unos de estos días, de nuevo. Claro luego de tu examen. - ¡Oh, cielos! este chico de ojos azules era muy directo.
-Seguro. Después de todo esto. -Sonreí.
-Nos vemos más tarde. -Me devolvió una sexy sonrisa, se levantó y se fue. Me llevé las manos a la cara. ¿Por qué le había dicho que sí, cuando no estaba interesada en él? En qué problema te estás metiendo, Sierra.
Luego de que la hora de la merienda llegó a su fin, anunciado por la campana, todos nos dirigimos a nuestras respectivas clases. Antes, tomé un desvío hacia el baño donde le di a Kelly un sermón de lo que podía sucederle si me dejaba sola una vez más.
El día terminó normal y de la misma manera el viernes. Eran las tres de la tarde y decidí buscar información acerca de la materia en internet. Algo debía hacer. Veinte minutos luego mi celular vibró:
'Remitente: Treux ElChicoMásCalie
nte' ¿Qué diablos? Reí al leer el remitente que se posicionaba con letras negritas encima del mensaje:
'En la biblioteca mañana a las 3:00 p.m.'
Desde luego que el texto era de él, yo no había guardado su número, de seguro él lo hizo cuando tenía mi celular en su poder. Una tonta y estúpida sonrisa se hiso paso en mi rostro. Odiaba esto.
Dejé mi celular a un lado, y empecé a navegar por la red, ya que todo lo de física estaba solucionado, entonces, a relajarse. Cinco minutos más tarde mi teléfono vibraba provocando que se moviera unos pocos milímetros. El texto era de Treux:
'Si no contestas, ¿Cómo puedo saber que iras?'
Okay, este chico era 'algo' ¿Impaciente? Escribí un texto para él:
'Iré'
'¿Gracias? ¿Gracias Treux por ayudarme?' Puse mis ojos en blanco cuando leí su texto.
'Te lo agradezco, enserio.'
'Así está mejor.'
El sábado estaba impaciente, me pregunté un millón uno de veces ¿Por qué? Obviamente no quería aceptar que Treux estaba ganando terreno en mi corazón, lo sé, eso sonó muy cursi. En fin moría de ganas de verlo.
A las 12:30 p.m. ya había acabado de comer, no comí mucho, no tenía apetito. Lavé los platos, leí mi libro, busqué una distracción para sacarlo de mi cabeza, al menos por un minuto. Todo fue en vano.
¡Al fin! 2:30 p.m. '¡Ash, creí que nunca llegarían!' murmuré en mi interior, mientras tomaba mi bolso que contenía una libreta y algunas cosas útiles para el estudio. Me dije que si salía treinta minutos antes, caminando iba a llegar a tiempo a la biblioteca. De hecho, quería largarme a correr para verlo pronto, detuve mi impulso.
Llegué a la biblioteca y la escaneé rápidamente, no había señal de Treux por ningún lado. Me senté a esperarlo, seguro que no tardaría mucho, saqué mi libreta y empecé a garabatear algo. Minutos después me vi dibujando un corazón ¿Qué, un corazón? Inmediatamente borré ese erróneo dibujo, rayando sobre el, hasta que quedó ilegible.
- ¿Qué haces? -La voz de Treux hiso que rápidamente dejara de mortificar a la pobre hoja de papel y que cerrara la libreta.
-Nada. -Mi respuesta fue automática. Treux acababa de bañarse, podía sentir el delicioso aroma de coco que desprendía su cabello recién lavado. Vestía una remera polo azul marino, suelta, y un pantalón caqui.
- ¿Soy hermosos, no? - ¿Cuánto tiempo me le había quedado viendo? Cielos que tonta. Rápidamente quité mi vista de él.
-Ugh. -Gruñí. -Solo siéntate, por favor.
Se sentó a en la silla que quedaba a mi derecha y sacó libros, libretas y lápices. Me enseñó y milagrosamente entendí, después de todo no era tan difícil como creía. Se veía tan lindo enseñándome, marcando puntos importantes del libro con su lápiz, en más de una ocasión me encontré perdida mirando su rostro. Una pregunta surcaba mi mente ¿Por qué? ¿Por qué se prestaba para ayudarme? De seguro que tenía un millón de cosas más divertidas que hacer, no se, tales como mirar el partido local.
Luego de llenarme la cabeza de fórmulas y mi libreta de notas, Treux sugirió que el próximo sábado nos reuniríamos para que él me enseñase pequeños trucos que me ayudarían a resolver los ejercicios con facilidad. ¿Qué más quería? La idea de encontrarme con Treux el próximo sábado fue aceptada casi instantáneamente.
- ¿Por qué me ayudas? Digo, no es que no quiera. Pero, sé que tienes cosas más divertidas que hacer... -Quería aclarar mi duda, pero no tan directamente, no se cómo me atreví a preguntarle de un de repente. Cuando quise cerrar la boca ya era demasiado tarde.
-Favores... -Dijo mientras me miraba. -Los favores se irán acumulando, tarde o temprano te los cobraré todos y serán muchos.
-No te pedí ayuda. -Dije irritada. -Es más, tú te ofreciste. Así que esto no cuenta como un favor.
-Bien, está bien.
- ¿Entonces porqué estás aquí? Si no vale como un favor...
-Eres mi mejor amiga. Se supone que eso hacen los mejores amigos. ¿Cierto? -él estaba dejando bien claro que estaba oficialmente en la 'Friendzone'.
-Um... Sí.
-Aún no me has dicho por qué no le diste el beso a David.
-Te dije que no era de tú incumbencia.
-Ahora sí lo es, hace un rato aceptaste uno de los beneficios de tenerme como mejor amigo, bien, ahora te toca cumplir tu parte del trato.
Aunque no lo quisiera, Treux tenía razón, él era mi mejor amigo, al menos eso suponíamos, y me estaba ayudando con lo de física, tenía la obligación de contárselo. Pero si no me moría de la vergüenza, quizás me desmayaría.
-Nunca eh besado. -Tomé una pausa y me desvié de sus ojos que me observaban atentamente. -A nadie. -Sonó más bajo como un susurro.
Luego de un momento, al darme cuenta de que seguía callado. Me volví para hacer contacto con sus ojos. Estaba ahí mirando fijamente, no podía leer su expresión. -Esta es la parte en la que te burlas de mí. -Dije con fastidio. Es demasiado obvio ¿No? Yo, una chica de dieciséis años de edad, que no ha dado su primer beso, ¿Podría llamarse un 'hazmerreir'? Estoy segura que sí.
Sus labios dibujaron una sonrisa, mientras que su miraba bajaba hacia el libro de física, que en este momento, era más una excusa que la razón por la cual estaba aquí. - ¿Tenias miedo? -Estoy impresionada, sí, estoy impresionada realmente. No era como que me esperaba eso, Treux habría demostrado que podía ser maduro en algunas situaciones. Él no se estaba burlando de mí.
-No voy a discutirlo contigo.
- ¿Por qué, te da vergüenza no haber dado un beso? -Si el había intentado entrar en mi mente y leerla, lo había hecho demasiado bien.
-Me da vergüenza discutirlo contigo. Estoy arriesgando mucho aquí. Te he contado quizás, uno de mis más profundos secretos, ¿Entiendes? Tú no me has dicho nada que no sepa.
- ¿Quieres un oscuro secreto mío?
- ¿Estaré comprometida a algo, si lo escucho?
-Solo dime porqué no has besado aún.
-Mmm, no. ¿Cómo puedo estar segura que tu secreto no es una farsa? Como comer manzanas todas las noches cuando el reloj marca las doce y esas cosas insignificantes.
Treux escapó una carcajada. -Tienes razón no tengo ningún secreto oscuro. Hace unos segundos estaba planeando un buen secreto, se me ha ido de las manos.
Lo golpeé con el lapicero que tenía en mano. -Lo sabía, traidor.
- ¿Tenías miedo? ¿Sí o no?
-No voy a responder a eso. -Me incliné para leer algo en mi libreta, que no venía al caso. Lo único que encontraría serían fórmulas y números.
-Tenías miedo. -Dijo a modo de afirmación.
-Claro que no. -Respondí instantáneamente. ¿A nadie le gusta que le llamen cobarde, o si? Pero luego me di cuenta de algo, casi indirectamente había aplacado su duda. -Eso no es justo. -Reclamé.
Rió. -No veo ningún tipo de regla por aquí. -Dijo buscando por encima de la mesa y levantando algunos cuadernos. -No hay nada que diga lo que es correcto o no. En fin. ¿Si no tenías miedo, por qué no lo besaste?
- ¿Enserio crees que voy a responder a eso?
-Tenía algo de esperanza...
-Lamento informarle Sr. Byington, que la conversación terminó. -Me levanté de la mesa y me dediqué a recoger mi libreta.
Sentí su agarre en mi muñeca, mi cuerpo se tensó y empezaron a recorrer pequeños revoltijos bajo mi piel. - ¿Es acaso, porque tienes miedo de no saber besar?
Él había descubierto mi miedo. Tenía miedo de que todo saliera mal, tenía miedo de que no supiera cómo moverme, cómo actuar. Sabía exactamente que jamás aprendería a besar, a no ser por el hecho de besar. Lo miré furiosa, soltándome de su agarre. -Yo sé besar. -Afirmé casi gritando, por un momento había olvidado que nos encontrábamos en la biblioteca y por ende no debíamos hacer un ruido demasiado fuerte, y yo había alzado la voz lo demasiado fuerte como para que todos voltearan a vernos. Mis mejillas empezaban a colorearse levemente, me senté y me tapé la cara con las manos. Así intentando crear una barrera contra la realidad vergonzosa y apestosa.
-Yo puedo enseñarte, si quieres. -Su voz susurró en mi oído, mandando escalofríos por todo mi cuerpo.
Lo miré, más furiosa aún. ¿Acaso no se daba cuenta de la situación? ¿Podría humillarme más? -Adiós, Treux. -Tomé mi bolso y salí.
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Sintiendo Cosas Que Nunca Pensé.
Romance¿Enamorarse o no enamorarse? ¿Qué es mejor? La respuesta es fácil: no enamorarse. Todas las personas tenemos la certeza de que la vida es más sencilla cuando no nos gusta nadie. Lamentablemente no podemos elegir enamorarnos o no. Solo sucede. Sin qu...