Treux me recostó delicadamente en la silla más alejada de la piscina, en un abrir y cerrar de ojos Kelly se encontraba junto a mi lado susurrando cosas que no podía procesar, me hallaba en shock, quizás. Ella pasó una toalla alrededor de mí, de seguro se había dado cuenta que tenía frio por la manera en que tiritaba salvajemente.
Vi a Treux alejarse mientras se dirigía directo a Weiling que tenía el rostro sorprendido y quizás con algo de temor.
- ¡NO SABÍA NADAR! ¡DEMONIOS! ¡NO SABÍA NADAR! -Treux se veía demasiado enojado, sus ojos despedían furia que hiso intimidar a Weiling.
-Hermano, hey, escucha, yo no sabía... -La voz de Weiling era temerosa.
- ¡PUDO HABERSE AHOGADO! -levantó un brazo, su mano estaba cerrada en un fuerte puño.
-Treux, no... -Mi voz quebró, sonó demasiado ligera y baja, más como un susurro. Pero fue suficiente para que él me oyera, su cuerpo se tensó y lentamente bajó el brazo, rodó sobre sus talones y se dirigió hacia mí.
- ¿Estas...? -la conmoción en su voz daba credibilidad a lo que pensaba, estaba realmente preocupado.
-Bien. -Asentí. -Estoy bien. Solo... Necesito irme. -El brazo de Kelly me rodeó y me ayudó a ponerme de pie, por el rabillo del ojo pude ver a Treux que me observaba fijamente y a todos los demás que hacían lo mismo.
-Nena, estás congelada. -Dijo Kelly mientras me frotaba los brazos inútilmente para darme algo de calor. -Necesitas algo. -Miró a su alrededor.
-Ten. -Treux me ofrecía su sudadera. Lo miré fijamente.
-No, yo... Estoy bien en serio. -Iba a empapar completamente esa sudadera si me lo ponía.
-No quiero que mueras de hipotermia, de hecho, no quiero que mueras. -La sinceridad de su voz hizo que cambiase de opinión, tomé la sudadera y me la pasé por encima de mis hombros, al instante sentí su calor, pero pude percibir el olor de su perfume, tan embriagador que tuve miedo de decir cualquier tontería.
-Gracias. -Ofrecí una humilde sonrisa.
- ¡Demonios! -Se quejó Kelly. -Le dije a papá que iba a necesitar el auto, pero claro, nunca me hace
caso. -Frunció el seño. -No puedes ir caminando hasta tu casa, ni siquiera en bus.
-Escucha, podemos llamar un taxi. -Dije para tranquilizarla.
-Ajá. Y tú crees que dejaran que empapes su asiento. -Sarcasmo mode on.
-Yo la llevo. -Dijo Treux. -Traje mi auto, así que...
-Kelly y yo intercambiamos miradas. -Es la única solución ¿verdad?
No quería admitirlo, pero sí, era la única solución o esperar a que mis ropas secasen y no, eso no parecía muy reconfortante. Me pregunté por qué Treux se preocupaba. Ah, sí, porque soy su 'mejor amiga'. Dah...
Kelly me miró esperando que contestara. -Sí, supongo. -Dije.
-Perfecto, así que no me necesitas más ¿verdad? -Kelly planeaba volver a la fiesta con John ¿qué clase de amiga tenía? ¿me iba a dejar sola con Treux? -Porque si me necesitas puedo... -Bien, quién era yo para juzgarla ella quería estar al lado del chico que le gustaba, además me estaba haciendo un favor dejándome al lado del chico que a mí me gustaba.
-Puedes ir con John. -Treux acababa de responder por mí, además le había mandado un giño. Algo dentro de mí hervía, la sensación de frío de hace un rato empezaba desaparecer. ¿Significaba esto que estaba sintiendo 'celos'?
Kelly rió, se despidió y me quedé observándole hasta que desapareció entre la multitud, que ya habían vuelto a disfrutar de la fiesta.
-Vamos. -Seguí a Treux hasta su auto. Me detuve en seco cuando lo vi, era una preciosa mountruosidad de color negro, una Hummer h1. Él sacó sus llaves y desbloqueó el jeep, abrió la puerta del copiloto, me hizo para que abordara.
-Voy a mojar todo. -Me puse a su lado y observé el interior, impecable y su despedía su perfume que tanto amaba.
-Nah, estoy acostumbrado a llevar chicas empapadas a casa. -Rió. Le dediqué una mirada furiosa y crucé los brazos.
-Podrías no hacerlo.
-No estás en la mejor posición para discutir, Sierra. -Dijo mientras esbozaba una sonrisa y dejaba al descubierto su blanca dentadura. -Me necesitas. -Gruñí y me subí.
-En ese caso espero que el asiento quede demasiado empapado. -Cerró la puerta suavemente y se encaminó al otro lado, para conducir.
Un largo silencio nos rodeó mientras él conducía.
-Así que no sabes nadar. -Treux habló al fin.
-Oh, no. Claro que sé. -Respondí. -Es solo que no me gusta presumir mis habilidades. -Le dediqué una sonrisa.
-Bueno, creo que necesitaste mi ayuda, por no presumir tus habilidades. -Movió los dedos para darles más énfasis a sus palabras.
-Sí, no sé nadar. -Admití. - ¿Contento?
- ¿Y no vas a darme las gracias? -Gruñí.
-Oh, lo lamento, lamento profundamente el hecho de
olvidarme de darle las gracias, por haberme salvado. Sr.
-Por segunda vez.
-Por segunda vez. -Repetí.
El viaje no fue muy ameno, de todos modos congelándose quién querría entablar una conversación, no era el mejor momento. Llegamos a mi casa y detuvo el jeep, lo miré fijamente para despedirme.
-Gracias. -Dije con toda sinceridad. -Por todo.
-Oh, cuando quieras empapar mi coche de nuevo,
sabes cómo encontrarme. -le propiné un leve golpe.
-Tendré en cuenta tu oferta. -Bajé del auto sin más, podía sentir su mirada cayendo sobre mí mientras caminaba por el sendero que conducía al pórtico de mi casa.
Las luces estaban apagadas y busqué entre mis bolsillos la llave. ¡Genial! Había olvidado que papá y mamá salieron a cenar y yo había dejado mis llaves dentro, pues procuraba llegar mucho más tarde, quién iba a pensar que me sucedería este hecho desagradable. Ahora estaba parada frente al pórtico con mis brazos en mi cintura, mientras pensaba una manera de entrar.
¿Esperar no era una mala idea, verdad? Bueno, si es que quería morir congelada. Saqué mi celular del bolsillo, por suerte no se había muerto luego del gran chapuzón. Me quedaban dos horas para que mamá y papá se dignaran en aparecer. Qué más da, no quería arruinar su cena.
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Sintiendo Cosas Que Nunca Pensé.
Romansa¿Enamorarse o no enamorarse? ¿Qué es mejor? La respuesta es fácil: no enamorarse. Todas las personas tenemos la certeza de que la vida es más sencilla cuando no nos gusta nadie. Lamentablemente no podemos elegir enamorarnos o no. Solo sucede. Sin qu...