Al fin era sábado. Lo que era mucho más genial de lo acostumbrado, porque toda la semana me había concentrado en evitar todas las mirada acusadoras hacia mí y hacia mi vientre, sí, lo estaban haciendo ¡Estaban comprobando si estaba embarazada! ¿Cuán tonto es eso?
Esta semana, el comedor se había vuelto más ameno, y yo había obtenido más atención que antes. Lo que era incómodo. Mucho. Hasta la Señora del Snack donde siempre ordenaba mi merienda, había puesto extra queso a mi sándwich, y luego había murmurado: ‘aliméntalo bien’. Y me tiró un guiño.
Vaya, qué rápido corren los rumores.
Ese momento pensé en gritar a todos que NO ESTABA EMBARAZADA. QUE ERA VIRGEN.
Pero la parte más coherente de mí se agitaba viva y me lo impidió. Solo iba a hacer el ridículo delante de toda la población estudiantil.
Kelly no dejaba de darme apoyo moral. Odiaba que sintieran lástima por mí, pero aún así, lo necesitaba, necesitaba todo apoyo moral posible. De todos modos John jamás insinuó nada acerca del supuesto embarazo, lo que me sorprendió, ya que su naturaleza curiosa no había florecido, (ahora que lo pienso, sé que Kelly tuvo que ver en esto). Y David había sido tan comprensivo que me dolía no estar enamorada de él, quiero decir, era perfecto. Él me había creído cuando le dije que era solo un rumor.
Y con respecto a la cosa llamada Treux, lo había estado evitando. Estaba furiosa con él por intentar proteger a su zorra novia. ¿Me estaba tomando el pelo? ¿En serio? ¡Yo había salido lastimada en la pelea! ¿Y aún así quería protegerla de mí? ¿Aún cuando él me había besado? Era un tonto hipócrita infiel. Claro, no olvido que yo lo besé primero. Pero ¡Eh!, había sido en defensa propia, ¡estaba debajo de él en mi cama! ¿Cómo podía liberarme? Claro que aquellas excusas no tranquilizaban mi conciencia, pero al menos podía justificarme. Además, él me había besado luego, así que, espero que él tenga una enorme justificación para eso, aunque realmente me hacía feliz pensar que él me besó porque yo le gustaba, lo que era remotamente posible.
De todos modos no debía dejar que me vieran junto a él porque los rumores jamás serían silenciados.
Di un respingo cuando mi celular empezó a sonar sacándome de mis divagaciones.
Era Kelly.
—¿Kelly? —Contesté antes de llevarme un poco de cereal a la boca.
— ¡Sierra! ¡Se me ha ocurrido la idea más genial de todas! —Respondió efusivamente y con emoción. Tuve que alejar el celular de mi oído para que mis tímpanos salieran ilesos.
—¿Cómo obtener dinero fácil sin prostituirse ni vender drogas? —Pero conociéndola mejor… —Oh, espera. Es acerca de cómo obtener ropa de diseño gratis, ¿verdad?
La imaginé rodando los ojos.
—¡Es sobre ti! —Anunció sin perder una pizca de emoción. —Sé cómo callar los rumores.
—¿En serio?
—¡Demonios, sí!
—Entonces… ¿Qué esperamos?
—Espero a que aceptes la idea. —Su voz sonó vacilante.
¿Qué te traes en manos Kelly?
—Vale, dime qué es lo que tienes en tu retorcida cabecita. —Ordené.
—Tienes que conseguirte un novio. —Soltó. —Así las personas pensarán que todo lo del embarazo es mentira, si estás en una relación con una persona que no sea el supuesto padre de tu supuesto hijo o hija, quizás se callen, ya sabes, ¿quién sale con una chica embarazada? Y si demostramos que alguien sale contigo…
Tan cruel como sonase era cierto. No hay que generalizar, pero sé que muchos no preferirían a una chica embarazada.
—Tú lo has dicho, ¿quién sale con una chica embarazada? Aunque se lo propusiera a cualquiera, nadie querría ser mi novio.
—Nadie tiene que ser tu novio.
—Pero si acabas de decir…
—No, Sierra. —Interrumpió. —No tienes que tener novio de verdad, puedes fingir ser novia de alguien.
—De todos modos nadie querría…
—¡David!
—¿Qué?
—David puede fingir que es tu novio.
—No, no, no, no. Olvídalo, olvídalo.
—¿Qué tiene? —Exigió. —David sabe que es solo un rumor y como buen amigo que es, estoy segura que aceptaría la propuesta.
—No puedo hacerle esto a él. —Razoné.
—¿Por qué?
—¡Kelly, le gusto! —Expliqué. —Y fingir ser novios sería horrible. Sería cruel.
Silencio.
—¡Oh, maldición! Olvidé ese pequeñísimo detalle. —Su voz poseía un atisbo de culpabilidad.
—¿Y ahora qué? —Me preparé para la catástrofe.
—¿Perdón, si? Llamé a David antes que a ti, y le expliqué el plan.
—¡Kelly! —Chillé. —¿Cómo se te ocurre…?
—Lo sé, lo sé. —Se lamentó. —Después de todo mi plan no era tan genial. —Silencio. —¡Pero él aceptó!
—¡Claro que aceptó! ¡El aceptaría tirarse a un pozo por sus amigos!
—O por ti. —Agregó.
Luego discutimos un millón de maneras acerca de cómo decirle a David que la idea de Kelly había sido una broma o solo una ocurrencia.
¿Saben qué?
No quedamos en nada. Kelly había metido la pata.
***
Caminé apresurada hacia el edificio escolar que se levantaba en mi delante. El ambiente presagiaba un buen día, y lo creía, aunque el despertador no había hecho su trabajo hoy. De todos modos había decidido olvidar los incidentes de la semana pasada y comenzar con buenas vibras.
Supuse que un fin de semana era suficiente para que todos los estudiantes olvidaran los estúpidos rumores, y estaba convencida de que así sería.
Estaba convencida de aquello, hasta que lo vi. No al prostituto, no. Algo peor:
Escrito con un labial color escarlata, en la puerta de mi casillero, decía: ‘zorra preñada’.
Oh. Malditos.
Jamás mi casillero había sufrido tal atentado, nadie nunca había dejado un mensaje y desde luego algo como eso. Sabía que era obra y gracia de Rachell, ¿Realmente estaba decidida a hacerme la vida miserable? Solo había sido una tonta pelea, ¿Por qué no lo superaba y ya? Ella ni siquiera había salido lastimada. Ju.
Kelly se encontraba ahí, tratando de limpiar inútilmente el estúpido insulto con su pañuelo. Me sentía entumecida a cada paso que daba para acercarme, y cuando al fin llegué tan cerca como pude, me horrorizó.
—Yo… —Dijo Kelly entre jadeos. —Creo que necesitamos quitaesmaltes aquí.
Sí, no era labial, era esmalte rojo
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Sintiendo Cosas Que Nunca Pensé.
Romance¿Enamorarse o no enamorarse? ¿Qué es mejor? La respuesta es fácil: no enamorarse. Todas las personas tenemos la certeza de que la vida es más sencilla cuando no nos gusta nadie. Lamentablemente no podemos elegir enamorarnos o no. Solo sucede. Sin qu...