Capitulo 7 [Parte 1]

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Tenía la certeza de que aquel examen de física realmente lo hice pésimo. Definitivamente no tenía habilidades para ello. Las notas se anunciarían la próxima semana en la clase del Sr. Philips. Hoy era viernes.

- ¿Nerviosa? -Kelly preguntó sin dejar de mirarse en el enorme espejo algo sucio del baño de damas.

-Sí, ese examen lo di increíblemente mal. -Me apoyé al mesón de granito que tenía tres lavamanos empotrados en él, a distancias iguales entre sí.

-Deja de torturarte, Sierra. -Ella peinaba con sus dedos su perfecto cabello liso. -No hablo de eso.

Me miré en el espejo y arreglé un mechón rebelde. Realmente mi cabello era despreciable. - ¿Entonces?

-Tú cita. -Me miró sorprendida de que yo no lo recordara.

- ¡Maldición, maldición, maldición! Lo olvidé, ¡Qué tonta! -Me llevé las dos manos a la cabeza.

- ¿En qué andas? Últimamente como que ya no vives en este mundo.

-Lo sé, esto del examen me tiene preocupada. -La miré. -Ya sabes, eso de sacar bajas notas no va conmigo.

-Sí, entiendo. Pero no creo que sea ese el problema.

- ¿Entonces cuál te parece que es el problema?

-Treux. -Kelly era directa siempre, cuando tenía que decir algo lo decía sin pelos en la lengua. A veces era demasiado directa, como en este momento.

-Él no tiene nada que ver con esto, admito que me saca de mis casillas, pero luego nada. Él no me afecta. -Respondí segura.

-Como sea. -Dijo de mala gana mientras buscaba algo en su bolso. No me creyó. - ¿Qué te pondrás mañana?

-No lo sé. Jeans, converse y esas cosas, así como siempre.

Me miró fijamente. - ¡¿Estás loca? No puedes ir vestida así!

- ¿Qué tiene de malo? -Sabía exactamente qué tenía de malo. Era demasiado informal para una cita, pero en realidad no me interesaba mucho David, como para querer impresionarlo y esas cosas que hacemos las chicas cuando nos gusta alguien.

-Irás con un vestido y una 'ballerinas'. -Ordenó. -Supongo que vamos de compras mañana. -Levantó una ceja.

-Está bien. -Acepté. -Pero no voy a gastar demasiado dinero solo por una cita.

La mañana siguiente desperté muy, demasiado temprano a lo que solía despertarme los sábados. Por alguna razón estaba nerviosa. No era que David me pusiera así, era el hecho de que tenía una cita y realmente esto no se me daba diariamente; así que me di una ducha lo que me ayudó un poco a calmar mis ansias.

Luego recorrí mi cuarto una y otra vez, mirándome al espejo. Finalmente alcancé el libro que recién había empezado a leer: 'El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha', un hombre loco que vive sus sueños sin que nadie se lo impida, sin hacer caso de las burlas.

-Sierra a desayunar. -La voz de mamá y el olor a waffles cociéndose hiso que dejara mi lectura y bajara a la cocina.

-Buenos días a todos. -Saludé, papá estaba sentado leyendo el periódico.
-Buenos días. -Dijeron los dos casi al mismo tiempo.

-Voy a salir con Kelly más tarde, y luego en la tarde. -Bebí un poco de jugo de naranja.

- ¿Necesitas dinero? -Preguntó papá, alzando la vista para mirarme.

-No, yo tengo lo mío. No es necesario.

-Ten mucho cuidado en la calle, Sierra. -Mamá sirvió un waffle en mi plato, inmediatamente lo bañe con jalea.

-Mamá, estaremos en el centro comercial. -Respondí con la boca llena.

-Ten. -Dijo papá mientras me ofrecía dinero. Negué con la cabeza. -Las cosas están bien últimamente y el Sr. Byington dijo que iba a aumentar el sueldo si las cosas seguían así.

Me estremecí al escuchar ese apellido. -Gracias. -Dije tomando el dinero.
Kelly llegó una hora luego, me despedí y avisé que quizás almorzaríamos en el centro comercial.

Anduvimos de aquí para allá, probándome diferentes vestidos. Una hora luego de recorrer casi todo el centro comercial Kelly encontró un vestido de algodón con diminutas mangas que cubrían los hombros, cuello redondo, ajustado desde la parte superior hasta el ombligo, la falda caía en forma de campana hasta un poco más arriba de la rodilla. Era color coral, Kelly alegaba que el color me sentaba perfecto al igual que el vestido. Y luego fuimos a por unas 'flats' o 'ballerinas' color camel. Kelly eligió todo y combinaba perfectamente. Ella era una especie de 'Gurú de la Moda'. La admiraba.

Como predije, comimos en el centro comercial. Yo elegí una peculiar hamburguesa con doble queso, mientras que Kelly se conformó con unos aros de cebollas.

-Si sigues comiendo así, vas a engordar. -Dijo

-Sabes que no. -La miré antes de darle otra mordida a mi hamburguesa.

-Eres malditamente suertuda.

-No lo creo.

- ¿Qué le harás a tu cabello?

- ¿Hum? -Levanté la mirada.

-Lo llevarás liso, ondulado o ¿Qué?

-No sé, estaba pensando en una coleta...

-Oh, no, no, no... -Me interrumpió. -Conozco tus 'coletas'. -Hizo una señas de comillas con sus dedos. -Mmmm... Te haré una coleta y luego la plancharé.

-Como quieras, solo déjame disfrutar de mi hamburguesa. -Gruñí.

Luego del Centro comercial fui a la casa de Kelly para arreglarme, ella tenía todo el material necesario para ello.

Un poco demasiado de rímel hizo que mi pestañas se sintieran pesadas, tenía dificultad en mantener los ojos abiertos.

-Esto es demasiado. -Dije, mientras me dirigía al baño para sacarme el rímel.

- Sierra, si no me dejas hacer mi trabajo, estarás un desastre. -Chilló.

-Lo sé, solo que creo que es demasiado rímel. -Contesté desde el baño.

-Ashhh, ¿Demasiado? Apresúrate. Tenemos que llegar a tu casa antes de las cinco. David estará esperándote.

Me acerqué a ella con una gran ojera negra debajo de ambos ojos causado por el rímel. - ¿Aún crees que no es demasiado?

-Tengo algo para ti. -Se acercó a su tocado y abrió unos de los cajones. Me extendió un celular. -Luego de esta cita, necesito que me cuentes con lujo detalle todo, absolutamente todo.

-No debías...

-Quería hacerlo, realmente necesitas un teléfono. -Tomé el celular y lo miré, no era mucho, pero tampoco podría desperdiciar un teléfono en estos momentos cuando de verdad necesitaba uno.

-Gracias.

-Allí tienes mi número, el número de la policía, del hospital, de tu casa, de tus padres, etc. Así que si necesitas algo. Llama.

-Ok.

Luego de todo el ajetreo de la preparación quedé lista. Fuimos a casa, Kelly se despidió y los nervios regresaron otra vez. Estaba muy nerviosa realmente. Cuarenta minutos después David llegó.

-Hola. -Saludé luego de abrir la puerta.

-Te ves, te ves... Preciosa.

Inmediatamente papá se apareció detrás de mí. - ¿Quién es tu amigo?

-Papá él es David... -Lo miré, no parecía satisfecho con mi respuesta.

-Un gusto, Señor. -David estrechó la mano de mi desconfiado padre.

-Em, vamos a salir por ahí un rato. ¿Vale? -Le miré suplicante para que se conformara con mi explicación.

-Está bien, ten cuidado cariño. -Papá miró desconfiado.

-No le pasará nada, Señor. -Replicó David.

-Bien, déjame tomar mi cartera y vuelvo. No tardo

Sintiendo Cosas Que Nunca Pensé.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora