El fin de semana fue horrible. Parecía como si la naturaleza hubiera confabulado contra mí, como si quisieran hacer de mi existencia la peor cosa del mundo. Nunca antes había experimentado la sensación de estar deprimida y era, naturalmente, horrible.
Me esforcé por no llorar y así lo hice. Fue un gran avance para mí, y decidí que la anterior, sensible y débil Sierra se estaba desdibujando, dando paso así a una Sierra más fuerte y decidida.
Me sentí tonta hablando sobre mí en tercera persona. Pero bue…
También decidí algo más: Actuaría con naturalidad. Ya no iba a demostrar más que estaba enamorada, no más. Y si Treux era indiferente a mis sentimientos, no había razón alguna para seguir enamorándome de él.
Se había acabado.
No más él.
Aquella mañana de lunes nada gloriosa, Kelly me encontró en los pasillos y nos dirigimos a nuestra primera clase: física.
—Tengo primicias —Anunció mientras inclinaba la cabeza en modo de saludo a unos de los alumnos que pasaba cerca.
—¿Ah sí? —Dije. —¿Y de qué se tratan?
—Esa no es la pregunta correcta. —Corrigió.
—Dime cuál es entonces. —Rodé los ojos. Mi paciencia mermaba cada vez que Kelly se hacía la misteriosa, lo que era normal cuando me hablaba de
Tre… —Oh, no. No me digas que…—Sí, se trata de él. —Confirmó bajando la voz, como si fuera un secreto.
No más él, no más él.—No quiero saberlo. —¿Cómo pretendía dejar de fijarme en él, si hablaba de él? ¡Sería imposible! Y yo estaba tan decidida que no iba dar marcha atrás.
Kelly abrió mucho los ojos en señal de sorpresa.
—¿Qué? ¿Cómo es que no…? ¿En serio?
Asentí energéticamente.
—¿Qué te hiso ahora? —Continuó.
—No, nada. —Desvié mi mirada, ya que estaba mintiendo y no era tan experta en eso. —Es solo que… Bueno, ya sabes. No quiero.
Okay, esa respuesta no fue nada convincente. ¡Qué demonios! ¡Ni siquiera era una respuesta! Era cualquier cosa menos eso.
Esto no estaba saliendo como lo planeé.
—¿Qué dices? —Kelly estaba impaciente y ya tenía la frente arrugada. —¡No entiendo nada!
—¡Que ya no me gusta! —Grité. Algunos miraron hacia nuestra dirección haciéndome desear encogerme. —Es solo eso. —Continué bajando la voz.
—Eso es una mentira. —Kelly se cruzó los brazos como una niñita enojada.
—Bueno, quizás. —Asentí. —Pero voy a superarlo.
—¿Por qué? —Preguntó. —Pensaba que le gustabas, después del beso y esas cosas.
Un breve destello en mis pensamientos de aquella noche hiso que mi corazón saltara y sintiera un remolino en el estómago. La melancolía amenazaba con envolverme y pronto alejé aquel pensamiento.
—Un beso no siempre significa eso.
Kelly asintió y se quedó en silencio. Hubiera deseado que insistiera más, eso me daba más esperanza con respecto a la situación y me hacía adentrar en una ensoñación. Aunque también agradecí que fuera franca conmigo, bajarme de las nubes era lo mejor que podía hacer.
Cuando entramos al salón, estaba casi lleno y contuve el impulso de revisar si el prostituto perverso
—ahora era perverso, sí— había llegado. John llamó a Kelly para que se sentase junto a él, ella me miró como pidiendo mi aprobación y asentí. Antes de alejarse me dedicó una leve sonrisa.
ESTÁS LEYENDO
Sintiendo Cosas Que Nunca Pensé.
Romansa¿Enamorarse o no enamorarse? ¿Qué es mejor? La respuesta es fácil: no enamorarse. Todas las personas tenemos la certeza de que la vida es más sencilla cuando no nos gusta nadie. Lamentablemente no podemos elegir enamorarnos o no. Solo sucede. Sin qu...