05//Confianza.

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La joven se sentó en el suelo con ayuda del sheriff, suspiró con frustración ante el dolor palpitante de su cadera. Claro que estaba cansada pero no podía cerrar los ojos por miedo a levantarse y ver que las cosas marchaban mal, tenía la imagen de Judith en la cabeza, quería estrecharla entre sus brazos sabiendo que estaba a salvo. Maggie observaba con culpa a la chica magullada es la esquina en compañía de Rick, no lo había hecho aposta tan solo pisó mal y rodó con ella. Gleen trataba de hacerle entender que no era la culpable, fue un simple despiste. Dixon rebuscaba entre las cajas abandonadas en aquel sótano maloliente descubriendo que había ropa y más comida almacena, hizo una mueca cercana a una sonrisa satisfactoria. 

  —Mirad lo que he encontrado—llamó la atención de todos, los cuales se acercaron a curiosear. 

Michonne y Abrahan hacían guardia al pie de la escalera por lo tanto no podían moverse de sus posiciones, el lugar no era nada seguro y no sabían a que cosas se estaban arriesgando, por lo tanto tenían que ser cuidadosos y precavidos. 

—Muy bien, cazador—le alagó la morena rebuscando algo útil para ella. La camisa que cargaba estaba empapada por el sudor y la sangre reseca. 

Daryl no le dio importancia a su comentario pero siguió al encuentro de algo cómodo para él. Todos estaban encantados con las nuevas cosas encontradas, metieron toda la comida que había en las mochilas, apretujando hasta la última lata no podían desperdiciar nada. Rick guardó algo para Carl y su hija, siguió con los ojos a la morena que se dirigía a una esquina cojeando. Caminó con lentitud hasta su alcance para ver como Lisbeth luchaba por quitarse la camisa de tirantes, carcajeo bajito llamando la atención de la chica. 

—¿Qué?—preguntó confundida sin dejar de forcejear con la tela. 

—Tienes que tener cuidado, ven, te ayudo— se ofreció posicionando ambas manos en su cadera, titubeó un rato nervioso por tocar a otra mujer que no fuera su difunta esposa. 

—Confío en ti—le susurró sin apartar los ojos de los suyos.

Rick ante su confesión de confianza procedió a quitarle la fina camisa con sumo cuidado, la chica suspiraba adolorida pero a la vez con gusto, hace tiempo que ningún hombre guapo le tocaba y no un pervertido viejo verde y para ella eso era el mismísimo cielo. El ex policía pasaba las ásperas manos por la suave espalda de la joven, cerró los ojos confundido ante el tacto cálido a duras penas se separó de ella. Lisbeth aguantó las ganas de reír sin frenesí por la incomodidad de él, con rapidez se vistió la nueva prenda fresca, nuevamente de tirantes y azul. 

—Gracias—dijo con una sonrisa de oreja a oreja. Él la había visto en sujetador y le molestaba aceptar que le había gustado verla así.

Si hubiera estado con sus amigas del pueblo todas hubieran zanjado algún tipo de apuesta para cazar al hombre de ojos azules, como extrañaba a sus locas amigas ni siquiera pudo despedirse de ellas. Odiaba las despedidas y el fin del mundo. Le dolía sentirse tan sola a la falta de su hermana y madre, aunque le reconfortaba saber que tenía a una pequeña niña en ese horrible infierno. Los recuerdos vividos con sus únicos familiares cada vez eran más escasos, parecía que se iban borrado a medida que el tiempo pasaba. Tras la huida de Rick se sentó en el frío suelo de cemento, apoyó las manos sobre sus rodillas obligándose a no llorar. Le hacía falta desahogarse, lo hacía en compañía de Judith pero ahora no podía por estar rodeada por desconocidos. Sasha tenía la mirada clavada en la joven moribunda, ella a pesar de haberse alejado un poco del grupo comprendía lo sola que se sentía. Después de la muerte de su hermano quedó devastada y sin ganas de seguir viviendo pero algo le impedía dejar de luchar, apartó los ojos de ella y se concentró en su cena. Glenn no podía apartarse la gran pregunta que le rondaba por la cabeza desde la tarde así que no aguantó más.

The Walking Dead [Rick Grimes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora