The Walking Dead [Rick Grimes]

25//Miserable.

Escuchó como alguien bajaba por las escaleras, levantó el arma y vio a otro hombre.

—¿Qué coño has hecho?—preguntó alterado.

—No te muevas, disparare—amenazó.

El hombre estaba nervioso, sin hacerle caso a sus palabras se acercó. Lis disparó, maldijo por lo bajo, el cargador estaba vacío.

—Acabas de matar al ultimo hijo del jefe—le avisó angustiado.

—Intentó violarme—bramó.

El señor de pelo blanco negó con la cabeza.

—Lo siento niña—se lamentó—. Estás metida en un gran lío.

Lisbeth cerró los ojos con fuerza, se apoyó en la pared. Sin embargo, no soltó ninguna lagrimas mas. Solo quería regresar a casa.

—Ayúdeme a salir—suplicó ella.

—No puedo, me mataran por ayudarte—dijo, le daba pena ver así a la muchacha. Lucía bastante mal.

—Tengo hijos—insistió—. Un bebé de casi siete semanas...

El hombre negó con culpa.

—Samuel, te he dicho que no te tardes—habló un señor con voz grabe y fría.

Se escucharon pisadas y después un gran grito. El jefe ordenó a Samuel que saliera de inmediato. Ni siquiera deparó a llorar, golpeó a Lisbeth, desquitando su impotencia con ella. Esta intentaba respirar, las patadas en su estomago la dejaban sin aire. ¿Por qué le estaba pasando eso? ¿Qué había hecho mal?

—Te vas a arrepentir de esto—gruñó él.

La morena apenas tenia fuerza para moverse. El jefe del campamento terminó de romper su camisa, desgarró sus pantalones, dejándola en ropa interior.

Su mente no paraba de maquinar preguntas y respuestas. No tenia fuerzas para defenderse, dejó que ese miserable hombre ganase la batalla. Estaba abusando de ella sin piedad. Sentía dolor entre sus piernas, ni se inmutó, parecía estar muerta. Si no fuera porque pestañeaba creería que a abandonado el mundo. ¿Donde estaba Rick? Odiaba pensar en él, necesitaba su ayuda y no estaba. ¿Por qué?

El jefe se cansó de ella, dio dos puñetazos en su rostro y se separó. Empujó a la morena hacia un lado y se colocó los pantalones. Vio el cuerpo muerto de su hijo y salió del sótano.

Lisbeth se posicionó en forma fetal, tenia frío y le dolía todo. Las lagrimas no salían. Batallaba con ella misma, se preguntaba como demonios dejó que la tocaran hasta tal punto de ser violada. Su rostro se mostraba serio, acompañados de pequeños moretones que iban apareciendo en sus mejillas. Sangraba por la nariz, limpió la sangre de sus labios e intentó moverse. No pudo, el dolor físico se lo impedía pero el mental le suplicaba levantarse.

Luego de unos cinco minutos escuchó varias pisadas, dos hombres susurraban entre sí, se llevaron el cuerpo y volvieron a salir sin echar una mirada a la morena. Estaba completamente sola.

Si no hubiera salido esto no estaría pasando, tendría que estar con sus hijos o ayudando a vigilar Alexandria. Ahora estaba tirada en el suelo de cemento, con golpes por todos lados. La habían violado y no le entraba en la cabeza como un maldito hombre era capaz de eso. Eso era inhumano, tocar a una persona sin su consentimiento debería ser ilegal. 

Su mente la torturaba, repitiendo a cámara lenta como ese hombre le separaba las piernas, cada golpe, como él jadeaba en su oído... Le producía muchísimo asco. Miró la alianza que tenia en el dedo, no podría mirar a Rick con los mismos ojos. No quería que nadie la tocase otra vez, sabia que iba a ser difícil salir de allí. Tal vez muerta era la única solución de desaparecer. Se llevó ambas manos a la cabeza y chilló, necesitaba expulsar el dolor acumulado en su pecho y en otras partes de alguna manera.