Epílogo.

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1 año y medio después... 

Lisbeth caminó decidida y saludó a las personas que pasaban a su alrededor. Mucha gente nueva había llegado a Alexandria desde entonces y con ella al mando todo parecía ir la mar de bien.

Había decidido dejar su pelo corto, lucía mucho más joven y según le decía Rick ella era una Diosa con ese aspecto. Le hacía gracia los nuevos apodos de su marido.

Sus zapatos hicieron eco por el pasillo de cárceles. Alexandria era muchísimo más grande que antes, construyeron casas nuevas y todo lo que les habían robado en el pasado, fue recuperado. Justo en el fondo del oscuro lugar, estaba el hombre que ella había estado esperando ver desde que estuvo internada de urgencia en la enfermería. Ahora estaba como nueva y con ganas de ver como aquella despiadada persona, se moría en la soledad.

—Aquí estás—soltó ella al pararse frente a la celda—. Te veo más viejo.

Él levantó la mirada e inclinó la cabeza hacia un lado.

—Cuanto tiempo sin verte—musitó bastante sorprendido. 

—Supongamos que no pudiste matarme—se burló ella soltando una carcajada, se sentía bien—. Ay Negan creiste que moriría entre tus brazos como si fuera una estúpida película romántica.

—Te estabas desangrando ahí mismo—le recordó—intentaba parar la hemorragia, le dije lo mismo a Rick.

—¡Tu me apuñalaste, hijo de puta!—exclamó enfurecida—. E intentaste hacer lo mismo con Rick pero el plan no te salió cuando tu gente se puso contra ti. Mientras creía que me moría ahí mismo disfrute cada segundo al ver tu cara, no tengo palabras para describirlo. Pero... fue maravilloso.

—Cállate—gruñó entre dientes y bajó la cabeza.

Sin duda Negan ya no era el mismo, no tenía gente a la cual aterrorizar. Estaba completamente solo y encerrado en una celda desde hace mucho tiempo.

—No me des ordenes—le advirtió—. Y espero que te pudras aquí. Voy a saborearlo lentamente, por toda la gente que murió en aquella guerra.

Negan soltó una risa diabólica.

—Como tu querido Daryl o tal vez aquella chica tonta... ¿Cómo se llamaba? Ah sí... Rosita—dijo lleno de gracia.

Un nudo se formó en su garganta y no dejó que ninguna lágrima se escapara de sus ojos. No iba a permitirse llorar delante de él. Ya habían pasado meses desde sus muertes y el dolor no era tan intenso.

—Dieron todo hasta su último aliento por gente que amaban—murmuró sin despegar sus ojos marrones llenos de rabia de los suyos—. ¿Quién moriría por ti, Negan? Nadie. Todos te quieren muerto, te odian y desprecian.

—No me importa—mintió él y esquivó la mirada.

—Lo que tu digas—contestó sin importancia—. Ahora me iré, es domingo y como tradición nos toca almorzar todos juntos. Diviértete entre estas cuatro paredes. Morirás aquí.

Dicho esto dio media vuelta y salió de allí. Se sentía más tranquila.

Giró la cabeza y sonrió al ver a Judith corriendo hacia ella.

—Mamá, mamá—chilló la niña llena de emoción.

—¿Qué pasa mi vida?—preguntó melosa y la cogió entre sus brazos.

A su lado se encontraba Maggie y caminaron hacia el gran jardín rodeado de flores. Aquel lugar estaba lleno de vida. Dejando de lado a los caminantes que con el pasar del año parecía que se iban descomponiendo.

The Walking Dead [Rick Grimes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora