46//Lo siento.

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Lis corrió todo lo que sus pies descalzos le permitieron. Estaba agotada y no sabia donde ir. Apestaba a la hora de situarse ni siquiera un mapa podría ayudarla. Solo sabia que estaba lejos de Negan. Se giró al escuchar un gruñido. Se paró frente al caminante y clavó el tacón sobre su cabeza. Por lo menos tenía los tacones como modo de defensa. El vestido le estorbaba y el sol le daba directamente a la cara. Suspiró por décima vez y siguió caminando por la carretera. ¿Dónde iba? No recordaba el camino a su hogar. Y si volvía a Alexandria, Negan mataría a Rick. Pero ella estaba segura que era una cruel mentira. No podría matar a uno de sus proveedores.

Tras llorar un par de veces, sentir que su garganta le suplicaba por agua y sus pies ardieran a fuego vivo, decidió parar frente a un árbol. Hace tiempo que no escalaba ninguno, le costó al principio pero al final subió. Se agarró a una rama y se puso de pie. Solo veía árboles, mucha vegetación. Definitivamente estaba perdida.

Se sentó sobre la rama y observó como el cielo comenzaba a oscurecer. No supo cuantas horas estuvo sentada, sentía que desfallecia allí mismo. Escuchó a lo lejos el sonido de un motor y sus sentidos se pusieron alerta. Tragó saliva y suspiró, tenia miedo. No quería volver con Negan, solo quería regresar a su casa. Vengar a su gente y acabar con los malos. Llegó a pensar en que perdería a su bebé, probablemente pero todavía no mostraba ningún síntoma. Tuvo la suerte de tener a Chris por la ayuda de su familia pero ahora estaba sola. ¿Qué hacía? No podía quedarse allí toda la noche, así que optó por bajar del árbol y seguir caminando por el bosque.

Caminó, caminó y caminó. Sus pies no paraban y su única compañía era la luz de la luna. Agradecía que no saliera ningún caminante a molestarla. No tenía ánimos de enfrentarse a ninguno. No pasaban ni 24 horas fuera del santuario, podía sobrevivir. Su cuerpo no la traicionaria. Tenía que llegar a algún escondite y acampar. Necesitaba descansar. Sus piernas no se detenían.  

—No puedo más—susurró, derrotada.

Maldició por lo bajo al volver a escuchar gruñidos. Corrió de nuevo, no podía luchar sola. Se reprendió así misma, no necesitaba ser rescatada. Ella era una superviviente y podría enfrentarse a cualquiera.

Sin darse cuenta tropezó con una rama, cayó de bruces al suelo y murmuró insultos. Se había hecho daño. Su vestido ahora estaba sucio y no olía precisamente bien. Necesitaba una ducha. Se quedó tirada en el suelo. Necesitaba recuperar oxigeno. Y ya no quería llorar más. No iba a sacar nada llorando. Solo tenía que descansar un par de minutos y seguir caminando.

Cuando recuperó aire y fuerzas, se levantó. Retomó el camino por la carretera y mantuvo sus sentidos en alerta. Cada vez caminaba más despacio pero no paraba. Quería llegar a ver a sus hijos, esa era su motivación. Sabia que Alexandria quedaba a un par de horas del Santuario así que no le sería tarea fácil. Aunque Hilltop quedaba más cerca.

Se decía así misma que era una idiota. ¿Daryl la estaría buscando? Esperaba algún milagro. Al paso que iba juraba que en vez de dirigirse a Alexandria iría a la China.

¿Cómo era posible caminar tanto que ya hasta comenzaba a amanecer? Estaba agotada pero el esfuerzo había valido la pena. Siguió caminando y paró en seco cuando lo vio. ¿Estaba soñando por el cansancio?

—¿Eres una especie de Jesús?—bromeó antes de caer al suelo.

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Lis abrió los ojos y se quejó cuando sus músculos comenzaron a pasar factura por la caminata de largas horas. Giró la cabeza, muy confundida y se sorprendió de ver a la mujer sonreír.

—Llevabas un par de horas inconsciente.

Lis sonrió y le agarró la mano.

—Maggie—susurró—creo que estoy muerta.

The Walking Dead [Rick Grimes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora