26//Dolor.

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No sabia si tuviera huesos roto, ni como estaría su rostro pero si sentía ese intenso dolor entre sus muslos. Había bajado la hinchazón de su cara, agradecía poder ver con ambos ojos aun así los notaba pesados y adoloridos. Dio un ultimo vistazo al cuerpo y salió como pudo de allí, sin mirar a Glenn y Samuel comenzó a bajar las escaleras con el gran apoyo de la barandilla. Cada paso que daba era un gran reto, estaba demasiado cansada y las ganas de llorar las consumían.

—Te ayudo—se ofreció Glenn.

Al sentir el tacto de él su cuerpo tembló, lo apartó de un manotazo.

—No me toques—advirtió.

Glenn un poco sorprendido pudo entenderla, supuso que sería un gran trauma para ella. Salieron en silencio de la casa, en la entrada principal se encontraba el coche preparado para salir con un Abraham totalmente inconsciente. Lis preparó el arma entre sus manos y disparó justo en la cabeza de Samuel.

—¿Qué demonios?—se exaltó Glenn, mirando a todos lados, su mirada se detuvo en las manos de la morena.

No soltaba ninguna lágrima, solo miraba el cuerpo muerto del hombre. Miró a Glenn de manera neutra, sin mostrar ningún tipo de arrepentimiento.

—Conduce tú—dijo ella, dio la vuelta al coche y subió en el copiloto.

Subió detrás de ella un poco aturdido, no podía juzgarla, no después de ver con sus propios ojos todo lo que sufrió a manos de ese cruel hombre. Salieron del campamento destruido a gran velocidad. Luego de unos cuarenta minutos de viaje Lis decidió hablar por voluntad propia.

—Le dije que me ayudara a salir—susurró con la mirada perdida—que tenía un bebé de pocas semanas, insistí pero no quiso ayudarme, tuvo la oportunidad de impedir que esto pasara...

No pudo más y quebró en llanto, le dolía todo y no solo era eso, la rabia que se acumulaba en su pecho la obligaba a desahogarse de alguna forma.

—No diré nada—prometió—puedes confiar en mí.

—Lo sé—su voz no sanaba nada bien, con cada palabra que soltaba se hacia notar lo hundida que estaba.

No dijeron nada más, dejando el tema aparte de los miedos y rencores de la morena pensaron en por qué no fueron a rescatarlos, tendría que ser algo grave para que Rick la dejase tirada. Glenn en parte se culpaba de no haber podido hecho nada, le carcomía la culpa por dentro y sentía que fue cómplice del jefe. Estuve bien sujeto con cuerdas y más los golpes tampoco podía moverse mucho, aún así se culpaba, solo esperaba llegar a casa y fundirse entre los brazos de Maggie. Lisbeth echó la cabeza hacia atrás, le daba temor cerrar los ojos, eran como flashbacks que se acumulaban en su mente. También deseaba entrar en su casa, abrazar a sus hijos con todo el amor del mundo y ver si estaban bien, no le interesaba nada más. ¿Cómo le explicaría a Rick lo machacada que estaba? No solo emocional sino físicamente, tenia moratones por donde quiera. Abraham parecía estar bastante mal, en el trayecto solo se escuchaban sus ronquidos pero ni así abría los ojos y era algo preocupante.

Glenn tocó el claxon y de inmediato las puertas de Alexandria se abrieron de par en par, entraron y tras estacionar en un lado, algunos del grupo se dirigieron a ayudar. Lis cerró los ojos con fuerza, no estaba preparada para enfrentar a nadie. Miró por la ventanilla, donde la miraba un Carl con los ojos cubiertos por lágrimas. Se le hizo un nudo en la garganta, supuso que esta afectado por las pintas que llevaba. La ayudó a salir del coche con mucho cuidado, no le importaba que Carl la tocase, era su niño.

—¿Qué ha pasado?—preguntó el adolescente con voz quebrada.

—Nada...—susurró, regalándole una sonrisa.

The Walking Dead [Rick Grimes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora