The Walking Dead [Rick Grimes]

20//Corre.

Lisbeth no era capaz de asimilar todo lo que estaba pasando, a penas hace unos minutos Rick le estaba pidiendo matrimonio y de repente las vallas caen. Odiaba tanto a los caminantes. Sintió un leve empujón y miró a la causante, no podía creer lo que estaba viendo. Sus ojos se cristalizaron.

—¡Corre!—chilló Patricia mientras un caminantes devoraba su piel.

Estuvo a punto de morir sino hubiese sido salvada por la rubia, sintió su vista algo borrosa pero no paró de correr con Carl a su lado. No había tiempo para pensar, la única opción era escapar de todos esos monstruos. Sentía tanta impotencia, no pudo ayudar al resto, prefirió olvidar las culpas y concentrarse en buscar a Rick. Miró hacia atrás y dos caminantes cayeron al suelo.

—¡Carol!—dijo la morena con un nudo en la garganta, abrazó a la mujer sin resentimientos.

—Vi a Rick, la mayoría corrieron por la otra salida. Será mejor que nos alejemos de aquí.

—Tenemos que encontrarlos.

Carol asintió ante el tono de súplica de Lisbeth y continuaron caminando con el sol pegando en sus rostros sudorosos. En el estado que estaba no podía hacer mucho, llevaba un peso extra y eso le impedía caminar al ritmo necesario.

Estaba segura que su familia había logrado escapar, eran supervivientes y no se dejarían matar tan fácilmente por las hordas. Sintió una patada por parte de su bebé y no pudo evitar quejarse, le dolía y sus piernas imploraban parar. No paró, debían encontrar al resto del grupo. Carl transportaba a Judith en el porta bebés, miró a Lisbeth y sintió pena, la mujer mostraba cansancio hasta en los poros de su piel. Debía comportarse como un hombre y pensar positivo, tarde o temprano se encontrarían con su padre.

Los minutos pasaban lentamente, el sol estaba escondiéndose y no tardaría en caer la noche. Ya nada era seguro, estaban todos hartos de tener que escapar y no poder mantenerse estables en un solo lugar. Los últimos meses habían sido duros, las vallas estaban viejas y todo el peso sobre ellas hizo que se derribaran. Eso los había mantenido divididos entre humanos y caminantes pero ahora todos andaban por el mismo lugar. Lo peor de todo es que cada quien se fue por diferentes sitios, el bosque era demasiado grande y cualquier puede perderse allí.

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Rick estaba que echaba humo, había perdido de vista a sus hijos y Lisbeth. No podía parar de moverse, la impotencia y rabia recorrían su cuerpo. Otra vez la suerte no estaba de su lado, maldijo por lo bajo y siguió caminando en compañía de Michonne, Glenn, Sasha y Noah. ¿En dónde podrían estar? Él estaba cien por cien seguro de que los tres estaban juntos pero no ayudaba mucho que Lisbeth estuviera embarazada y Judith es un bebé y Carl un adolescente a cargo de ambas. Era un peligro que ellos deambulen solos sin otro adulto o eso creía Rick en su burbuja de desesperación. Sus hijos y su mujer no estaban a su lado y la idea de que algún desalmado les hiciera daño le aterraba demasiado.

—Debemos parar—comentó Michonne.

—No podemos—murmuró Rick sin dejar de caminar.

Michonne no dijo nada al igual que el resto, comprendían lo desesperado que estaba su amigo, lo único que podían hacer era caminar y esperar a encontrar a algún familiar por los alrededores. Apuntaron en la misma dirección y bajaron las armas algo aliviados.

—¡Tara, Eugene!—exclamó con alegría Noah. Los abrazos y risas dominaron el momento.

—Me alegra verlos—dijo Tara emocionada—. Estábamos buscando algo para comer, hay más de los nuestros a un par de metros de aquí.

Rick sonrió con ilusión, cabía la posibilidad que sus hijos y Lisbeth estuvieran allí. Continuaron caminando según les indicaba Tara. En la caminata se cruzaron con muertos pero no era nada algo mayor. Su sonrisa se fue desvaneciendo al no verlos por ningún lado. Rosita y Abraham estaban allí, otro reencuentro que alegró a todos. Glenn estaba igual que Rick, Maggie tampoco estaba y le urgía ver a su mujer con vida. Rick se apoyó sobre un árbol y agachó la cabeza, sus ojos se cristalizaron, apretó los puños con fuerza y lloró en silencio. Era un hombre fuerte pero le angustiaba no estar con su familia, apenas amanezca partirían a buscar un lugar donde quedarse y seguir buscando al resto.