28//Auto-ayuda.

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La joven se sentó en el sofá y disfrutó del silencio mientras alimentaba a su pequeño, había extrañado mucho tenerlo entre sus brazos y admirar esos grandes ojos azules que heredó de Rick. A pesar de sentir paz consigo misma desde que llegó a casa, su mente no dejaba de maquinar ideas para poder salir adelante, no podía quedarse estancada. Luego llegaba ese momento donde cerraba los ojos y todas esas escenas recobraban vida por si solas. No iba a negar que necesitaba ayuda con urgencia, no podía asumir todo ella sola, sabia que podía confiar y ayudarse de Rick. ¿Cómo le diría que fue tocada por un hombre sin su consentimiento? Sufría mas por el dolor que le conllevaría pasar a Rick que el dolor que ella sintió y aún siente. Siempre ponía a los demás por encima de ella, era el poder del amor. 

Quería ponerse en forma, comenzar a entrenar con Daryl o Abraham y comprobar que puede luchar contra un hombre dos veces mas grande que ella. Aunque la falta de confianza hacía que se echara atrás, le daba miedo fallar y cometer errores otra vez, problemas donde la llevarían a vivir lo mismo que hace unos días. Pero sin agradecer a esa desgracia, sin duda la habían hecho mucho más fuerte.

A la mañana siguiente la morena daba de desayunar a sus hijos, Carl le avisó que se reuniría con Enid para ayudar en lo que pudieran con los caídos de Alexandria. Ella no tenía muchas ganas de salir de la casa, con lo cuál decidió que pasaría gran parte del día con Judith y Chris, puesto que Rick salió mucho antes de que ella despertara le resultaba mas fácil andar tranquilamente.

Se aseguró de dejar a la niña en el suelo, jugando con unos vasos de plástico y al más pequeño balbucear en la cuna, se dirigió a la puerta. Denise la miraba con una gran sonrisa, Lis frunció el ceño, bastante sorprendida por su visita.

—¿Puedo pasar?—preguntó, debatiendo si estaba haciendo lo correcto.

Lis se apartó y dejó que entrara, cerró la puerta tras sus pasos y en completo silencio volvieron al salón, tomaron asiento y esperó que hablara.

—Quise venir a hablar contigo—comentó, con la mirada clavada en la cuna—quería aprovechar que todo el mundo esta colaborando fuera, vi que teníamos una oportunidad para charlar sin que nadie interrumpa.

—Había pensado ir hoy—confesó, se sentía algo incomoda—pero como tu dijiste nadie molestaría, quería aprovechar a estar con mis hijos...

Denise comprendió lo que ella decía, entendía que era un tema delicado de tratar mas no pretendía incomodarla o esforzarla a hablar con confianza.

—Claro, no olvides que puedes venir cuando quieras.

—Gracias.

Denise se puso de pie y tras despedirse abandonó la casa, fue la visita mas corta que había tenido.

Estuvo un buen tiempo viendo las grandes estanterías que tenían en el garaje, habían grandes cantidades de libros y a su parecer encontró al ideal. Cómo superar un trauma psicológico, un perfecto libro de autoayuda. Le fascinaba leer y claramente echaría la tarde leyendo.

Con un té en la mesilla del salón, pasó las primeras páginas de agradecimiento del escritor y vio el título de la página vieja.

Aprender a rehacer tu vida: ahí estaba el gran dilema para Lisbeth, no tenía ni idea de como emplear esa iniciación en su vida, ya tenia una hecha, con la familia que amaba pero luego estaba ese problema que la conllevó a leer ese libro. Suspirando, siguió leyendo cada párrafo con suma atención.

Estuvo tan metida en la historia que se sumergió en cada línea, sentía todo lo del escritor, no pudo evitar que un par de lágrimas se le escaparan al leer lo que vivió Teresa, una adolescente de dieciséis años. Se dividía en pequeñas partes, contaba una historia y luego explicaban como pudieron superarla día a día. Sin duda la vida que le tocó vivir a esa tal Teresa hizo que su corazón se congelara, según cuenta sufrió acoso en el colegio, burlas por sus compañeros y abusos por parte de un amigo de su padre. Cuando se quiso dar cuenta estaba hecha un mar de lágrimas, Teresa pudo superar tres años de tortura y sufrimiento, si esa niña inocente pudo, se juraba que ella también podría. Colocó un trozo de papel, para poder continuar leyendo más tarde. Judith dormía plácidamente a su lado, ajena al ruido de fuera y agradecía que Chris este igual que su hermana, interrumpió mas de una vez su lectura por el llanto, finalmente pudo dormir a ambos sin ningún problema. Se asomó por la ventana, el sol iba bajando poco a poco, sin tomar en cuenta como los habitantes se movían de un lado a otro, su mirada se fijo en las casas de enfrente. Glenn y Rick hablaban muy serios, parecía como si el sheriff quisiera darles unos buenos golpes o gritar, la joven lo conocía demasiado bien y se olía algo malo.

The Walking Dead [Rick Grimes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora