01//El fin del mundo.

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La morena se encontraba viendo una de sus películas favoritas, donde la gente era devorada por zombis, carcajeaba sin parar al ver esas escenas sangrientas y carne humana por todos lados. Extrañada por los gritos de los vecinos pausó el vídeo, levantándose con el ceño fruncido y con el mal humor palpable. Desde la cocina se asomó su madre en compañía de su hermana pequeña, ambas con el temor reflejado en sus rostros por el barbullo montado en los pasillos del edificio.

—¡Ayuda!—chillaron.

Las tres asustadas por el llamamiento permanecieron en silencio hasta que la joven puso el dedo índice sobre sus labios, dándoles a entender de que se mantuvieran calladas.

—Dame un cuchillo—susurró Lisbeth con los nervios a flor de piel.

La madre apunto de llorar corrió a la pequeña habitación para luego entregarle un arma, en cambio ella solo la observó con confusión. No sabía que tuvieran eso en casa.

—¿De donde sacaste eso?—preguntó sin recibirla.

La agonía se escuchaba a través de la puerta, alarmadas ante los toques de desesperación se asomaron a investigar que ocurriría. María abrió para inspeccionar el problema pero por lo visto esa no fue una buena opción. La mujer cayó al suelo por culpa de una anciana que intentaba morder su cuello. Asombrada por lo que acaba de ver cerró con el pestillo y con gran fuerza apartó a ese ser con una patada. Se decía a si misma si eso se trataba de una broma de televisión por ver tantas películas de ese tipo, pero reacciono cayendo cuenta en la triste realidad que la rodeaba. La vieja volvió a incorporarse emitiendo gruñidos desagradables mientras que la morena cubría a su madre y hermana tras su espalda con una lampara en las manos.

—Siempre me caíste mal—dijo golpeándole en la cabeza.

Se desplomó en el suelo pero ella no paró de golpearla hasta ver todos los sesos esparcidos a su alrededor. María agarró el brazo de su hija algo asustada por su actitud, creyendo que se había convertido en una asesina.

—¿Qué has hecho? ¡Acabas de matarla!—exclamó sin dar crédito.

—El maldito apocalipsis a llegado—contestó riendo con tristeza.

—No entiendo de que te ríes, hay que llamar a la policía.

—Pon las noticias, a ver si dicen algo—mandó su hija asomándose por la ventana y viendo como la gente salía de sus casas esquivando a los muertos—. ¡Mierda, mamá!—bramó ahora si asustada.

No se trataba de una broma, el fin del mundo había llegado. María se asomó sorprendiéndose por la imagen, sus ojos reflejaban miedo. Con el corazón latiéndole a mil por hora corrió a poner el canal de noticias, las tres fijaron las miradas al aparato.

—La gran epidemia se ha extendido alrededor del mundo, por favor mantengan la calma, hay un refugió en Altanta...—cabreada apagó la televisión.

—No perdamos el tiempo viendo estupideces, debemos irnos ahora—inquirió Lisbeth corriendo a su habitación. 

A la hora de atacar a ese inocente anciana lo cables se le habían cruzado al ver que casi matan a su madre. Estaba asustada, no sabía que hacer si salían a la calle rodeada de esas cosas sanguinarias en busca de carne fresa. Se maldecía una y otra vez por haber deseado estar envuelta en aquella situación, para ella solo era un juego, no creía que eso llegara a ocurrir. De algo le habían servido ver todas esas películas que en tan solo minutos ha llegado a odiar. Sacó del armario una mochila verde metiendo un par de prendas cómodas, no quería llevarse recuerdos así que salió en busca de su única familia. 

—Tenemos que llevar comida y algo para defendernos—bramó en el encuentro. 

—No podemos salir de aquí, esas cosas nos van a atacar—dictó María muy asustada. 

The Walking Dead [Rick Grimes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora