CONFIANZA DESMORONADA

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{LIAM}

Me quedo de piedra. No, no puede ser. Kat lo ha dicho.
Maya se ha quedado boquiabierta, no sabe qué decir, simplemente se queda de piedra al oír la revelación que le ha dicho Kat, que yo soy el padre de su bebé.
Maldita Kat, maldita zorra.
Me lo prometió, me prometió que no diría nada, la muy...
- ¡Vienen los muertos!- grita Clare sacándonos de nuestros pensamientos y vuelve a montarse en el asiento delantero, acompañada de Maya.

Aprieta el freno y acelera, alejándose de los zetas que habían empezado a acercarse a nosotros al oír tanto jaleo.
Miro a Kat, que está en la otra punta de la cabina, furiosamente.
- ¡Como hagáis algo malo ahí detrás os vais a enterar!- nos advierte Clare.
- Puta- le digo a Kat en silencio, moviendo los labios.
- Muérete- me suelta Kat en voz alta.
- ¡Ya vale!- grita Clare.
- ¡Casi me mata! ¡Ese gilipollas casi me mata!- dice Kat a la defensiva-. ¡Está loco!
Aprieto los dientes y los puños, intento contenerme y no arrancarle la cabeza a esa renacuaja.
- ¡Adelante, ven a por mí! ¡Ahora estoy preparada, no vas a poder conmigo!- dice Kat, amenazante.
- ¡Se acabó!- dice Clare parando la camioneta y bajándose, abre la puerta trasera y se dirige a nosotros-. ¡Kat, al volante, yo me quedaré con él!
Kat accede y, cuando pasa por mi lado, me dirige una mirada mortal.
Clare cierra la puerta y se sienta en el suelo de la cabina, enfrente mía, mientras Kat se pone a conducir.
- ¿Qué ha pasado contigo y con Kat?- me pregunta bajo.
- ¿Buscas pelea?- le digo tenso.
- ¿No quieres hablar? ¡Vale, lo entiendo! Pero no tienes que estar así con todo el mundo. Entiendo por lo que estás pasando pero debes dejar que te ayudemos, es la mejor manera de que pases esto...
- No necesito ayuda. Y estoy bien- susurro sin mirarla.
- Pues no lo pareces. ¿Es verdad eso que dijo Kat? Maya se ha quedado muy tocada, no quiere hablar, supongo que está desilusionada contigo, le mentiste- me culpa Clare.
- Lo siento, ¿vale?- digo en voz más alta-. ¡Pero su bebé no es mío!
- Tampoco iba a dejar que lo fuera, aunque seas el padre- dice Maya, que me ha escuchado.
- Pues ok- le contesto secamente.
- Pues bien- contesta Maya y se queda callada.
- Acabas de ganarte dos enemigas, estarás contento, ¿no?- me dice Clare.
- Vete a la mierda- le contesto secamente.
- Estúpido niño malcriado. ¡Crees que eres mejor que tu hermana y en el fondo eres igual que ella!
- ¡No me compares con mi hermana! ¡Nunca! ¡¿Vale?! ¡No soy como ella!- le grito levantándole el puño.
- ¡Como te atrevas a tocarla, te vas de aquí!- me advierte Maya, mirándonos desde el asiento delantero por una pequeña ventanilla.
- ¡¿Creéis que podréis conmigo?!- les pregunto alzando una ceja-. ¡Soy mejor que las tres juntas!- sonrío con suficiencia.
- Hasta sonríes igual que tu hermana- se ríe Clare.
- Me estás buscando... y me encontrarás... así que cierra tu puta boca, furcia- le digo cada vez más furioso, me están sacando de quicio y no quiero estropear nada.
- Esto no se parece en nada a Los Ángeles. Yo era de allí y os puedo asegurar que nos hemos equivocado de camino- nos interrumpe Kat.
- Estamos en Fontana- dice Maya.
- ¿Cómo lo sabes? ¿Eras de aquí?- le pregunta Kat.
- No, por el cartel de allí, mira- dice Maya señalando al frente.
- Da igual donde estemos. Entrad a la ciudad- les ordeno.
- Somos un grupo y eso lo decidiremos entre todos- dice Kat.
- Efectivamente- afirma Clare.
- Podemos entrar y echar un vistazo, como hicimos en VictorVille- propone Maya.
- Sí, pero no quiero salir a explorar con el imbécil- dice Kat.
- ¡Oye!- le grito-. Con "imbécil" no te referirás a mí, ¿no?
- ¿A quién si no?- dice Kat poniendo los ojos en blanco.
- Saldré yo contigo- le propone Clare a Kat-. Sé defenderme, aprendí en Mercury.
- Yo no pienso quedarme a solas con él. Sabe Dios lo que intentará hacerle a mi bebé...- dice Maya con las manos en su barriga.
- ¿Qué pasa? ¿No confiáis en mí?- les pregunto alzando las cejas.
- No- responden las tres a la vez.
- Pues algo tenemos que hacer...- les digo.
- Dejadme ayudar, quiero hacer algo- dice Maya-. Iremos las tres y que Liam se quede en el coche.
- ¿Y arriesgarnos a que se vaya y nos deje solas?- dice Kat-. Ni de coña. Y tú estás embarazada, tú eres el futuro de la raza humana, tienes que proteger a tu bebé a toda costa.
- Estoy de acuerdo- asiente Clare-. Lo mejor será que vayamos yo y Kat y ustedes dos os quedéis aquí, no tenéis por qué hablaros si no queréis...
- Qué remedio...- suspira Maya.
- Yo quería salir...- me quejo.
- No- me dice Clare-. Te quedarás a defender a Maya y puede que si todo sale bien y te comportas, te demos otra oportunidad y te perdonemos.
- Vale...- suspiro.

Kat conduce, entrando en la ciudad de Fontana.
Al principio no vemos zetas pero no tardan en aparecer.
Y no están tan dispersos.
- ¡Cuidado!- grita Kat cuando choca con unos cuantos zetas que no se esperaba encontrar al girar una calle.
La calle principal estaba colapsada de coches y vehículos abandonados, así que hemos cogido por otra calle pero hay zetas por todas partes.
- ¡No podemos salir!- grita Clare-. Hay demasiados. ¡Sigue conduciendo!

Kat pisa el freno y se lleva por delante todos los zetas que se encuentra.
Yo y Clare luchamos por mantener el equilibrio en la cabina de la camioneta.
- ¡Son muchos!- grita Kat-. ¡Agarraos!

La camioneta da unos giros, Kat conduce a través de varias calles, a toda pastilla, hasta que se encuentra un obstáculo que le impide seguir adelante.
La camioneta choca contra un coche más pequeño y me doy un golpe contra la barrera metálica que separa la cabina con los asientos delanteros.
- ¡Detrás hay muchos muertos!- informa Clare mirando por el cristal de las puertas traseras.
- ¡Los veo por el espejo retrovisor!- dice Kat y conduce marcha atrás, atropellándolos y pasando por encima de sus cuerpos.
Oigo sus crujidos, noto como se aplastan todos los huesos de los zetas bajo nosotros.

Kat da media vuelta con la camioneta y se dirige por otra calle mientras por detrás nos persiguen un centenar de zetas más.
Cojo el rifle y me dirijo a las puertas traseras.
- ¿Liam, qué vas a hacer?- me pregunta Clare.
- Jugar- sonrío y abro las puertas de una patada-. ¡A tomar por culo el plan, vamos a matarlos! ¡Ellos me la robaron!
Me coloco en posición equilibrada, con las piernas separadas.
Apunto a los zetas y disparo, acribillándolos y cayendo a algunos.
- ¡Vas a caerte!- me grita Clare.
- ¡Se me da bien esto! ¡Nunca me caía en los toros locos de la feria!- grito mientras disparo.
- ¡Esto no son los toros locos! ¡Esto no es un juego!- me grita Clare.
- ¡Vas a atraer la atención de más infectados!- grita Kat.
- ¡Y vas a agotar las balas!- me dice Maya.
- Mira que sois aguafiestas...- suspiro y me dirijo a cerrar las puertas y dejar lo que estoy haciendo cuando de repente la camioneta para y me caigo al suelo de la calle dando una voltereta.
- ¡Au!- me quejo-. ¡Eso ha dolido!
- ¡Vuelve a entrar!- grita Clare.
- ¡No!- grita Kat-. ¡La camioneta no va! ¡Tenemos que salir antes de que nos quedemos acorralados!
Las tres salen de la camioneta mientras los zetas se acercan por todos lados.
Yo estoy demasiado lejos de ellas porque la caída me ha desplazado unos metros y los zetas empiezan a acorralarme.
Disparo pero parece que nunca se acaban, siempre aparecen más y más detrás.

Tengo que correr, tengo que huir.
Corro por la única salida que veo, un espacio entre los zetas que me rodean.

Me alejo de los zetas antes de que me alcancen, huyo todo lo rápido que me permiten las piernas. Pero no solo me alejo de los zetas, también me alejo de las que antes eran mis amigas.

Por el camino escucho disparos, tienen que ser ellas, defendiéndose de los zetas con los rifles y escopetas de la camioneta.
Pero no van a aguantar, no quedaban muchas balas y son demasiados...

Esquivo a algunos zetas y disparo a los que no puedo esquivar y me entorpecen el camino.

Por suerte, encuentro un coche con las llaves puestas y entro enseguida. Tiene algo de gasolina, lo suficiente para salir de esta ciudad de mierda.

Conduzco por diversas calles, atropellando por el camino a algunos zetas que no puedo esquivar pero, por suerte, este coche es mucho más pequeño que la camioneta y se puede pasar mejor entre ellos.

Logro salir de la infectada ciudad. Paro de conducir cuando estoy en una carretera desierta y me doy un respiro.
Miro hacia atrás por un espejo retrovisor y entonces me doy cuenta de lo que he hecho.
Me he separado de mis amigas.
Ahora  estoy solo.
No tengo comida.
No tengo nada salvo un rifle que apenas le quedan balas.
Me pregunto cuanto tardaré en enloquecer.
Me pregunto cuanto tardaré en morir.

Apocalipsis Zeta - Parte 4: Destinos separadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora