{RACHEL}
- Ven, Rachel, siéntate a mi lado- me dice Mary señalando la silla de su derecha.
Confusa, me acerco lentamente, sin quitarle la mirada a las personas que se sientan alrededor de la mesa.
Un señor un poco mayor, tendrá unos cuarenta o cincuenta, de pelo negro (algo canoso) y corpulento es el que se hace llamar El Padre. A su derecha, una mujer de la misma edad (su esposa, supongo) mira la comida con la boca abierta y sin parpadear, con la mirada perdida.
A la izquierda del Padre, hay otro hombre algo más joven y en el lado más alejado de la rectangular y larga mesa, hay un anciano que no parece para nada alguien débil.Y hay cuatro jóvenes, los dos que vi antes (hombre y mujer), un chico pequeño (de unos trece años más o menos), y una chica de más o menos la edad mía.
Y Mary, ella también está entre ellos.
Una familia normal y corriente, eso es lo que parece pero no debo fiarme.Me siento al lado de Mary y enseguida una mujer con un delantal de sirvienta muy corto me trae un plato con una apetitosa carne.
- ¿De qué es?- le pregunto al Padre señalando la carne.
- Ternera. El sabor te resultará un poco raro aunque mucho mejor, tenemos una cocinera exquisita- dice el Padre con una gran sonrisa.
Corto un trozo con un cuchillo y pruebo la carne.
Sabe diferente a como recordaba pero será porque hace tiempo que no probaba esta carne.
Está riquísima.
- Gracias por la comida- le digo al Padre cuando me acabo el plato.
- ¿Te ha gustado?- me pregunta él.
- Más de lo que pensaba- asiento con la cabeza.
- Bueno, entonces ahora déjame presentarte a mi familia. Yo soy Eduardo pero puede llamarme "Padre" si decides unirte a La Familia, mi mujer- señala a la mujer de su derecha-, Alicia. Mis hijos- señala a los jóvenes a los que seguí y al niño más pequeño- Raúl, Patricia y el pequeño Javier. Mi hermano- señala a su izquierda- Gerardo y mi padre- señala al anciano-, Roberto. La chica de allí- señala a la chica que está sentada al lado de Mary y que tendrá su edad- es nuestra invitada, Olivia. Los demás son amigos míos que me ayudan con la guardia a cambio de que yo les dejo vivir aquí y comer de nuestros alimentos, y luego están nuestra cocinera y sirvienta, que también nos sirven a cambio de la seguridad de este sitio y la comida.
- Entiendo- digo fingiendo una sonrisa-. Yo soy Rachel, nosotras nos quedaremos solo un día y no os molestaremos más.
- ¿Con quién te refieres a "nosotras"?- me pregunta Mary.
- Pues a tí y a mí- le contesto.
- Yo no me voy de aquí. Este lugar es lo que buscábamos y esta gente es de lo más amable. Nos han ofrecido quedarnos cuanto queramos, no pienso rechazar esa oferta- me dice Mary en voz alta y El Padre le sonríe amablemente.
- Pero si me quedo... si nos quedamos Mary y yo... ¿qué nos pides a cambio?- le pregunto a Eduardo, El Padre, con los ojos entrecerrados.
- Bueno, lo mismo que a mis hijos, salir de vez en cuando a por provisiones, ir de caza, esas cosas, pero no será diariamente- me sonríe Eduardo.
- Por lo pronto me quedaré unos días, ya veré después- le digo, seria, ya estoy harta de fingir tanta amabilidad.
- Estupendo. Puedes dormir en una caravana junto a Mary y Olivia. Parecen pequeñas pero hemos hecho unas reformas y cabréis las tres perfectamente- sonríe Eduardo-. Bueno, hemos terminado la cena.
Tras decir eso, todos se levantan y se van cada uno por un camino.Yo sigo a Mary, la cual sigue a Olivia.
- Oye...- le susurro a Mary-. ¿Te fias de esta gente?
- Sí- me contesta ella dirigiéndome una mirada de enfado-. Más que de ti.
- Mary, lo de antes...
- Ya no tiene importancia, ya tenemos lo que estábamos buscando.
- ¿Dónde vais ahora?- le pregunto a las dos chicas.
- A dar una vuelta por el campamento. ¿Te apuntas?- me propone Olivia.
- No creo que...- empieza Mary pero la corto.
- Voy con vosotras.El campamento parecía más pequeño desde lejos. Miro hacia arriba, hacia la cima, donde estaban los guardias.
Ya no están, ahora están comiendo en la casucha de acero.
- ¿Dónde duermen Eduardo y su familia?- le pregunto a Olivia.
- En la casa de acero- me responde ella.
- Pero si allí solo hay un comedor y otra sala que supongo que será la cocina...- le digo extrañada.
- No, la otra sala no es la cocina, es una sala que da a un amplio espacio bajo tierra, allí viven ellos. Nunca he entrado, no lo permite a los que no son de su familia- me informa Olivia.
- ¿Cuánto tiempo llevas tú aquí?- le pregunto curiosa-. ¿Te fias de esta gente?
- Yo...- susurra Olivia, cabizbaja-. Sí...
Asiento, no muy segura de su respuesta, no lo ha dicho muy convencida pero no insisto porque parece preocupada por algo y no la quiero agobiar.
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Apocalipsis Zeta - Parte 4: Destinos separados
HorrorEl destino los ha separado. Cada uno coge por un camino diferente y se enfrentan al apocalipsis en grupos menores. Viajarán, sufrirán, sobrevivirán y morirán. Una vez que la amenaza de La Llama ha sido eliminada, se enfrentarán de lleno con los zomb...