{JEFF}
- Mierda- suspiro de frustración cuando pierdo la única pista que tenía.
Las marcas de otra camioneta en la arena se pierde cuando da paso al asfalto.
Ahora no tengo nada que seguir, ahora solo puedo seguir por mi propio camino, confiar en mi insinto.
Y eso es lo que hago. Sigo recto por toda la carretera.
Paro un rato para descansar en un tramo despejado, sin ningún bosque alrededor por el que un zeta pueda sorprenderme, solo hay desierto y más desierto.Pruebo la radio instalada en la camioneta y me sorprendo al ver que funciona aún. Pero no se escucha nada, solo interferencias.
Voy cambiando la frecuencia. Me encuentro con una voz desesperada que habla en un idioma muy raro, tal vez árabe. Seguro que será alguien en problemas pero como no lo entiendo, no me interesa y cambio hasta que vuelvo a escuchar otra voz, esta vez en mi idioma.
- "Si hay alguien escuchando esta transmisión y no tiene adónde ir, si estáis desesperados por emcontrar un refugio, un lugar seguro, acérquense a Fontana. Allí os interceptaremos y os acompañaremos al Hospital Central"- dice una amable voz de mujer y luego el mensaje se repite unas tres veces más hasta que para y vuelven las interferencias.
"Fontana, Fontana, Fontana".
Creo que estaba en Arizona, o tal vez en California, nunca he sido muy bueno en geografía. Pero si es así, estoy cerca, o al menos eso creo porque antes estaba en Nevada.
Ahora mismo no tengo ni la más mínima idea de dónde me encuentro.
Estoy perdido.
Pero seguiré adelante, algo me dice que tengo que ir recto y tengo que confiar en mi instinto.
Seguro que si hay una comunidad en Fontana, habrá otras muchas más repartidas por todo el mundo, habrá muchos más supervivientes.Encuentro algunos discos por la guantera de la camioneta pero solo encuentro mierda de pop y yo odio el pop, odio las canciones tan tranquilas, me va más el rock pero no hay nada de eso así que tendré que seguir conduciendo en silencio, por muy aburrido que eso sea.
Intento dormir pero no tengo sueño y sigo mi camino.Después de estar conduciendo toda una hora, empiezo a notar que la tripa me ruge y paro para comer.
Abro una lata de melocotón. Está a punto de caducar pero aún sigue bueno, con un sabor dulzón.
Me la termino y me como otra lata más porque me quedo con más hambre y la comida me sobra. Luego bajo la comida con agua y giro la llave para seguir conduciendo.- ¡MAMÁ! ¡¿MAMÁAAAAA?!
Unos gritos me paran antes de seguir, unos gritos de alguien pequeño.
Por un momento, pienso en largarme de allí, sin importarme lo que pase pero luego me doy cuenta de que puedo encontrar armas, o más comida sea donde sea de donde provenga ese ruido.Me armo con un rifle y me dispongo a seguir los gritos.
Vienen desde el interior de un pequeño bosque así que tengo que ir con cuidado para que no me sorprenda un zeta por el camino.Llego hasta una casa en medio del bosque.
Los gritos han cesado, el pequeño habrá muerto, una persona menos, un mordedor más que matar.
Un zeta me sorprende por detrás y le pego un tiro antes de que se acerque más a mí.
Entonces otro zeta, que estaba bajo el tronco de un árbol, me mira y se dirige a mí.
Le apunto con el rifle.
- ¡NO! ¡NO LE HAGAS DAÑO A MI MAMÁ!- grita la misma voz infantil y miro hacia arriba.
El pequeño niño me grita desde una casita en la copa del árbol, no me había fijado antes.Pero la zeta se me acerca y tengo que matarla.
- ¡NO! ¡POR FAVOR!- grita el niño.
- Haces mucho ruido- le digo al niño y mato a su madre, o a lo que se ha convertido, con una bala en el cráneo.
- ¡NOOOOO!- sigue gritando el niño.
Creí que una vez la matara, se callaría pero ahora grita aún más y va a atraer a más zetas.
Es hora de largarme de aquí, antes de que sea demasiado tarde. Además, no creo que haya gran cosa en aquella casa.Comienzo a marcharme con cuidado de no llevarme una sorpresa pero los llantos del niño me persiguen.
Sigo escuchándolos. Me tapo los oídos y sigo adelante pero aún así los escucho y entonces me doy cuenta de que están en mi cabeza.
No quiero, no quiero volver a por él, sería una gran carga, un estorbo pero tampoco puedo dejar a un niño pequeño, indefenso e inocente que probablemente esté solo, sin nadie que lo cuide.
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Apocalipsis Zeta - Parte 4: Destinos separados
HororEl destino los ha separado. Cada uno coge por un camino diferente y se enfrentan al apocalipsis en grupos menores. Viajarán, sufrirán, sobrevivirán y morirán. Una vez que la amenaza de La Llama ha sido eliminada, se enfrentarán de lleno con los zomb...