DESENCUENTROS

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[Rachel y Mary]

{RACHEL}

Nuestro destino, La Llama. No tenemos otro sitio al que ir. Nuestro objetivo es fácil, llegar a La Llama y apoderarnos del lugar, imponiéndonos sobre los que se quedaron allí, que son pocos.

Ya llevamos un par de días caminando, comiendo liebres que hemos encontrado por el camino y que hemos cazado pero no tenemos agua. Ayer nos encontramos un pequeño charco y acabamos con la poca agua que tenía pero no nos bastó, estamos sedientas, muy sedientas.

Caminamos sin hablar, desganadas. Nos hemos encontrado unos cuantos zombis dispersados por el camino pero, a pesar del cansancio, nos lo hemos cargado sin problemas con los cuchillos que llevábamos bajo la manga en el traje de combate.

- ¡Un lago!- grita Mary de repente mientras camino medio dormida, mirando al suelo.
- Será una alucinación...- murmuro.
- ¡Que no, mira!- insiste y alzo la mirada.
Entonces me despierto del todo, es verdad, hay un lago lleno de agua, apetitosa agua. Y no solo para beber, para bañarnos y quitarnos la suciedad que llevamos encima.
Ambas nos miramos, sonriendo cómplices y nuestra mirada lo dice todo, empezamos a correr hacia el pequeño lago mientras nos quitamos la ropa por el camino hasta quedarnos en ropa interior.
Llego primero al lago y me sumerjo, disfrutando de la sensación del agua limpiándome.
- ¡Te gané!- le grito a Mary regodeándome, y le salpico un poco de agua.
- Por unos segundos...- susurra Mary. Es la primera vez que no me dice que he ganado haciendo trampas o poniendo cualquier otra excusa, será que está tan contenta de ver agua de nuevo que ha dejado su orgullo a otro lado.
Mary mete la cabeza en el agua con la boca abierta, dispuesta a beber agua y yo voy a hacer lo mismo pero algo me agarra del pie y doy un pequeño grito, no me lo esperaba.
Es un zombi, estaba bajo el agua, vivo.
Muevo el pie hasta apartarlo de su agarre y, empuñando el cuchillo, mato al zombi acuático de una puñalada en el cráneo.
Entonces me doy cuenta de una cosa, si hay zombis en este agua, puede estar contaminada, infectada.
- ¡Mary, no bebas el agua!- le grito.
- Tarde...- dice ella asimilando mi preocupación.
- ¡Puede estar infectada! ¿Has tragado mucho?
- No...- susurra Mary con cara de pánico y empieza a toser, expulsando algo de agua.
Ambas salen del lago y Mary, una vez fuera, se mete los dedos por la garganta y vomita, vomita todo lo que ha comido y bebido últimamente, no para hasta vaciarse del todo.
Me acerco a ella y le agarro del pelo para que no se manche mientras vomita.
- ¿Estás bien?- le pregunto.
- Vaya, ¿estás preocupada por mí?- me pregunta Mary con una sonrisita de suficiencia.
- Ya decía yo que era muy raro...- ruedo los ojos.
- ¿El qué?- pregunta Mary-. ¿Que te preocupes por mí? Sé que me quieres, no intentes ocultarlo...
- Eso mismo, la Mary orgullosa y con el ego por los aires ha vuelto...
- Nunca me he ido- sonríe Mary.
- Creí que estabas cambiando pero sigues igual de insoportable- le digo con mala cara y suspiro-. Sigamos, anda.

Seguimos caminando. Al atardecer nos encontramos una casa de campo y nos acercamos a ella en guardia.
La puerta está cerrada, tengo que darle unas cuantas patadas hasta abrirla.

Nos reciben tres zombis que se nos acercan peligrosamente.
Retrocedemos para que salgan fuera, donde tenemos más campo de movimiento.
Mary se encarga de uno que se dirige hacia ella. Los otros dos se dirigen hacia mí. Le clavo el cuchillo a uno pero no le acierto en el lugar adecuado del cráneo y no se muere, por lo que tengo que sacar el cuchillo de su cráneo, perdiendo la ventaja que tenía.
Los dos se tiran sobre mí y caigo al suelo. Se me cae el cuchillo y no puedo cogerlo, no sin dejar que uno me muerda.
Mary acaba con el suyo.
- ¡Ayuda!- le grito intentando que los zombis no me muerdan.
Mary me sonríe maliciosamente y se va hacia la casa, dejándome con estos dos.
- ¡Mary, ayuda!- le grito-. ¡No seas perra!
Pero no me ayuda, se sienta en un sillón del porche con las piernas cruzadas y se limita a mirarme con una sonrisita divertida mientras dos zombis están a punto de matarme.
La furia crece en mi interior y la aprovecho para hacer fuerza y quitarme a los zombis de encima.
Una vez libre, recupero el cuchillo y me cargo a los dos zombis.
Luego me dirijo furiosa a Mary.
- ¿Ya has acabado? Estaba empezando a aburrirme...- dice bostezando.
- ¡Eres una maldita puta, traidora! ¡Furcia!- le grito levantándole la mano en la que llevo el cuchillo.
- Ey, tranquila- dice levantando las manos en son de paz-. Sabía que te librarías de ellos...
- No, Mary- susurro negando con la cabeza-. No puedo confiar en ti, no eres de fiar...
- ¿Cómo que no? ¿Acaso no ha sido esto un acto de confianza? Confié en que podrías salir tú sola, sin ayuda de nadie- dice alzando las cejas y sonriendo.
- ¿Y si te hubieras equivocado?- le pregunto seria.
- Pues una superviviente menos- dice encogiéndose de hombros.
- Mary- le digo mirándola seriamente-. Vete, vete por tu camino y yo por el mío.
- ¿Cómo?- dice ella ofendida, levantándose y cruzándose de brazos-. Puedo seguirte, el mundo no es tuyo.
- Pero puedo apropiarme de un terreno como esta casa y expulsarte...
- ¿Crees que me ganarías?- dice ella con expresión amenazante.
- No lo creo, lo sé- digo firme.
- Bueno, iré por mi camino pero al menos déjame ver si en esta casa hay agua...- dice ella, casi suplicando.
- Está bien- suspiro y entro en la casa, acompañada de Mary.
Doy una vuelta y compruebo que no hay más zombis.
Luego encuentro unas cuantas botellas de dos litros de agua y grito de felicidad.
Entre yo y Mary nos acabamos una botella del tirón, ya solo quedan cinco.
Pero no hay comida, solo tres chocolatinas, algo es algo.
Le doy una chocolatina a Mary y yo me queda las otras dos.
- ¡Ni de coña!- grita Mary exigiéndome la segunda chocolatina.
- ¡Es mía, yo la he visto primero!- digo apartándola de ella.
- ¡No, es mía! ¡Dámela o tendré que quitártela por las malas!- me grita Mary.
- Eres una niña mimada- le recrimino-. ¿Qué pasa, ya no puedes tener todo lo que quieras? Ya no está tu padre para eso, debes saber que no eres la dueña de nada, si lo quieres, pelea, no podrás conmigo. Y lo sabes.
Espero el ataque de Mary pero en vez de eso mira para otro lado y se aleja de mí.
- ¿Mary?- le pregunto extrañada y me acerco a ella.
Mis palabras le han afectado, está triste, se le ha salido una lágrima.
Parto la chocolatina por la mitad.
- Lo siento... Toma...- le digo entregándole una mitad.
Mary lo acepta y se limpia las lágrimas.
- En realidad no lloraba por mi padre- dice Mary-. Él me da igual, ya no me importa, lloro por cómo me ha hecho ser y las cosas que me ha obligado a hacer durante todos estos años...
- Mary...- le susurro poniéndole una mano en el hombro-. Eso es pasado. Si quieres redimirte, cambia, sé una mejor persona...
- ¡Decirlo es fácil! No sabes lo complicado que es para mí ser una buena chica cuando siempre he sido todo lo contrario...- susurra y le da un mordisco a la chocolatina.
- Yo te ayudaré- le digo con una sonrisa.
- ¿Eso significa...?- pregunta y asiento.
- Sí, puedes quedarte conmigo, te daré otra oportunidad pero la última, esta vez sí que sí. Y quiero confiar en ti, quiero que seamos amigas de verdad...
- Intentaré no defraudarte- susurra mirando a otro lado y la abrazo.
- ¿Y eso?- me pregunta confusa.
- Necesitabas un abrazo- le sonrío y ella me sonríe.

Apocalipsis Zeta - Parte 4: Destinos separadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora