PRÓLOGO

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[Jack, Mike y Noah]

{JACK}

- ¡Aaaah!
Siento como los zombis me van quitando la carne y los músculos, trozo por trozo, por todas partes del cuerpo. Me devoran y solo puedo gritar por el dolor.
Soy inmune pero no hasta el punto de aguantar que un muerto me devore.
Me desangro y me rindo, dejo que me maten, entre una terrible agonía.

- ¡AAAH!- grito despertándome de una pesadilla, una de las miles de pesadillas que tengo cada vez que cierro los ojos. Últimamente los zombis son los únicos que entran en mis sueños.
No puedo sacármelos de la cabeza. La sola visión de ellos me produce escalofríos, no puedo parar de pensar en ellos.

- Cada vez estás más pálido...- me susurra Mike y suspiro.

Cuando desperté, seguía en el coche y ya estaba curado, pero no del todo, no psicológicamente.
Los putos zombis de los cojones me arrancaron una costilla con sus mordiscos pero gracias a Dios sigo vivo y bien. Las vendas han hecho que pare de sangrar. Lo único malo es que tengo muy mal aspecto, estoy tremendamente pálido, me da miedo mi nueva imagen. Esto sería propio al convertirse en uno de ellos pero yo no soy uno de ellos, en absoluto, ya llevo dos días bien y no me encuentro nada raro, no tengo fiebre, me siento estupendamente a pesar de la palidez.

Noah me ha contado que nos dirigimos a una comunidad cerca de DC, llamada "Gorge" o "El Desfiladero" que habían contactado con supervivientes de allí y les dijeron la localización. Le pregunté si les había dicho algo de mí, de mi posición en esta guerra, de que yo era la cura, me dijo que no y me quedé más tranquilo, no tengo ninguna gana de que me investiguen, no más después de lo que pasé con Noah y Mike, a los cuales aún no he perdonado del todo pero estoy en ello...
Preferiría viajar con otras personas antes que con Noah y Mike, no confío del todo en ellos, pero no me queda otra, es mejor que estar solo...

He perdido a muchas personas, no sé si mis amigos escaparon o murieron, quise ir tras ellos cuando me desperté pero me comunicaron que ya íbamos en otra dirección y yo estaba muy débil para intentar algo.
Ya no puedo hacer nada. El destino lo ha querido así, el destino ha querido separarnos a todos. Tal vez, algún día, el destino decida volvernos a encontrar, ya sea en La Tierra o en el Infierno.
Todos iremos al Infierno, todos hemos hecho cosas malas.

He matado. He matado a un ser humano. He matado a Nestor Fire. Se lo merecía, por todo lo que hizo, aunque no esperaba tener que ser yo quien lo hiciera. Pero lo tenía tan fácil, era una oportunidad única y no la desaproveché. Pensé que no me arrepentiría, que es una cosa que debía de hacerse para parar aquella guerra pero me equivoqué, maté siguiendo mis instintos de odio y rabia, a sangre caliente, y ahora soy un asesino, me he convertido en un asesino. Me he vuelto más frío, matar me ha quitado un pedazo de mi alma que jamás podré recuperar. Y, a pesar de que me arrepiento por lo que me he convertido, no recuerdo sentirme mal por haberlo hecho, me quedé muy tranquilo cuando acabé con él.
Pero el caso es que haber matado me está atormentando por dentro. No sé si es que me tomo las cosas muy en serio o es algo que pasa cuando se mata a un ser humano...

- Ya estamos cerca, queda unos kilómetros...- informa Noah.
- Bien. Quiero ver ya cómo es ese sitio. Tiene pinta de ser gente agradable...- opina Mike.
- Yo que ustedes no confiaría tan rápido en esas personas. Si algo he aprendido en el apocalipsis es que la gente puede no ser lo que aparenta ser...- susurro, refiriéndome por una parte a mis dos compañeros, espero que hayan captado la indirecta.
- Estaremos atento, no te preocupes- me dice Noah mirándome mal de reojo.

De camino a la nueva comunidad, me quedo mirando por la ventanilla.
Desde que me he despertado no he visto a ninguno de esos seres que no quiero ni recordar.
Hasta ahora.
Uno sale de los árboles justo por la dirección en la que estaba mirando, y al vernos se dirige hacia nosotros.
Grito y me aparto rápidamente de la ventanilla, desviando la mirada de ese monstruo.
- ¡Acelera! ¡Viene uno!- grito aterrorizado.
Mike me mira extrañado y Noah también me dirige una mirada confusa.
- Tranquilo, son más lentos y estamos lejos de él. ¿Por qué te asustas tanto?- me pregunta Noah con una risita y cuando mira al frente, grita.
Un zombi choca contra el parabrisas, resquebrajándolo pero sin llegar a partirse del todo.
- ¡Quítalo! ¡Quítalo de ahí!- grito tapándome los ojos con las manos.
- Jack, es solo uno, me encargaré de él, es fácil...- dice Mike, coge un cuchillo afilado y abre la puerta de su lado para salir.
- ¡No, no! ¡Cierra! ¡Van a venir a por mí! ¡Cierra!- grito.
Mike rueda los ojos y cierra la puerta derecha trasera al salir. Se acerca al zombi estampado contra el parabrisas y le clava el cuchillo en el cráneo. Cierro fuertemente los ojos y se me salen algunas lágrimas, los odio, odio a los zombis, pero no me gusta verlos morir, es como si una parte de mí muriera con ellos, es... raro...
Cuando abre los ojos, Mike ya ha apartado al zombi del coche y vuelve al interior.
Después de este improvisto, continuamos nuestro rumbo a Gorge.

Al cabo de una media hora, Noah coge su pequeña radio de onda corta y pulsa un botón.
- Aquí Noah, intentando contactar con Gorge. ¿Hay alguien? Repito, ¿hay alguien?
Tras medio minuto, alguien responde.
- Aquí Kendrick, líder de Gorge. ¿Ya llegáis?- pregunta una voz grave.
- Sí, supongo que nos queda poco. Ya vemos Washington a lo lejos, nos hemos desviado por la carretera de la que me informásteis- le comunica Noah.
- Estupendo. Si todo va bien, llegaréis en un cuarto de hora. Os estaremos esperando...- susurra el tal Kendrick y corta la comunicación.

Pasado ese tiempo, a lo lejos, vemos una multitud apiñada.
Aparto rápidamente la vista, no quiero verlos, ya tengo suficiente con que atormenten mis sueños como para tener que verlos también en la vida real.
- Cálmate, Jack, son personas...- me dice Mike y abro los ojos en dirección al frente.

Cientos de personas, esperando nuestra llegada, con ojos expectantes y ansiosos.

Noah aparca el coche a unos metros de ellos y salimos.
Empezamos a dirigirnos hacia ellos, yo al principio de la fila, seguido por Noah y Mike.

Cientos de voces susurran por lo bajo mientras nos acercamos y logro distinguir algo claramente, mi nombre: Jack Blair. Todos saben mi nombre, todos susurran sobre mí.
¿Cómo puede ser?
A lo mejor Noah les habrá dicho mi nombre... Pero no oigo que hablen de Noah ni de Mike.
¿Y si...? ¿Y si les han dicho que soy la cura?
Es lo más probables, es la opción más lógica para que estén tan pendientes de mí. Todos los ojos se concentran en mí, olvidándose de Noah y Mike.

Cuando estoy a tan solo unos metros de ellos, empiezan a apartarse, abriendo un camino entre ellos a ambos lados, y dejándonos paso. Todos se callan a la vez.
Al final del camino nos espera un joven de aspecto imponente a pesar de que aparenta tener mi edad, seguro que es el líder, ese tal Kendrick, aunque me parece demasiado joven para ese puesto... Tengo que llegar hasta él.

A medida que voy pasando entre las personas de Gorge, estos se van arrodillando ante mí. Todos me miran como si fuese una especie de Dios.

Esto no me da buena espina, para nada. Daría media vuelta pero no tengo ni idea de lo que puede pasar si hago eso y sería de cobardes huir a lo que vaya a pasar.

Llego al final, cara a cara con Kendrick, el líder. Lo miro, serio y desafiante. Este me mira, con una sonrisita amable, fingida.
- Bienvenido, Jack Blair. Bienvenido al Desfiladero...

Apocalipsis Zeta - Parte 4: Destinos separadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora