HUÍDA

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{MARY}

Fui humillada, fui maltratada, violada. Intenté resistirme pero me tenían bien acorralada y no pude hacer nada. Fue un infierno. Me vine completamente abajo. No recordaba haber estado así jamás, es que nunca he estado así, tan furiosa, triste, era una mezcla de sentimientos que me hundió, me hundió por completo.
Entonces empecé a ver las cosas de otra manera.
Tal vez solo haya sido el karma, que me haya devuelto todo el dolor que he causado.
Pero no podía seguir así, tenía que empezar a luchar y salir de ese bache, sobrevivir para ser una persona mejor.

Después que de que me violaran enfrente de Rachel, que fue lo más humillante de mi vida, el mismo asqueroso violador quiso hacerle lo mismo a ella pero esta escapó, soportó la droga somnífera, luchó y escapó pero Gerardo siguió tras ella, lleno de odio. Iba a matarla.
Y no podía quedarme quieta.
Grité, grité hasta que se acercó un guardia.
Este, furioso, iba dispuesto a violarme.
Y por un momento, así iba a ser pero este guardia tenía algo en un bolsillo, seguramente llaves.
Cuando me acercó a él, empujé una pierna hacia atrás, golpeándole en la entrepierna.
El guardia cayó dolorido y me puse a golpearlo antes de que se levantara. Lo dejé inconsciente y le quité lo que tenía en los bolsillos.
Efectivamente, era un chorro de llaves y entre ellas había una más pequeña que las demás.
Recé y recé.
Y me sirvió, pude abrir las cadenas que me ataban las manos y los pies.
Volvía a estar libre.
Podía ir tras Rachel, tenía que salvarla.
No estaba dispuesta a dejarla morir.
Me ha hecho falta pasar por todo esto para entenderlo, para reconocerlo, no me imagino una vida sin Rachel, la... la quiero...

Maté al guardia clavándole un cuchillo en el cráneo. Lo hice sin dudar, soltando toda mi furia al hacerlo.
Luego fui en busca de Rachel.
Dejé allí a Jeff, estaba muy débil, inconsciente, no haría más que estorbarme, ya regresaría a por él.

Al girar un pasillo, vi a unos guardias y me escondí en una habitación hasta que estos se fueran.
Allí encontré una motosierra, de motor de gasolina, de esas que no le hacen falta electricidad.
Me venía de lujo.

Comprobé que no había monos a la costa y me puse en camino, siguiendo la voz del psicópata que buscaba a Rachel.

Hasta que lo encontré. Se la llevaba a rastras.
Rachel soltaba un hilillo de sangre por la cabeza, estaba a punto de decaer.
Corrí hacia Gerardo y, antes de que este pudiera reaccionar, accioné la motosierra y le corté la cabeza con ella.
Su cuerpo decapitado cayó al suelo, rígido.
Había hecho demasiado ruido, la motosierra había hecho eco en la mina.
Pronto vendrían en nuestra búsqueda.

Desperté a Rachel antes de que quedara inconsciente y nos pusimos en marcha para salir de ese espantoso lugar pero antes... estaba decidida a salvar a todas las chicas maltratadas, no iba a dejar que siguieran pasando lo mismo que pasé yo.
Ni en broma.

Matamos a unos cuantos guardias y salvamos a algo más de diez chicas. Al final todas conseguimos hacernos con un arma.
Pero de nada nos sirve.
No cuando estamos acorraladas por un número mayor de personas, también armadas.
Son más, nosotras menos. Y estamos en el centro, en clara desventaja.
No tenemos muchas probabilidades de salir vivas de aquí.
Que Dios nos ayude.

{RACHEL}

Disparos a nuestro alrededor. Ellos empiezan antes que nosotras.
- ¡Disparad!- grita Mary a las chicas que quedan en pie.
Han caído unas cuantas y van cayendo más.
Quedamos pocas.
Intento esquivar las balas y disparar a la vez pero es demasiado...
Una bala roza mi pierna pero apenas siento un leve cosquilleo, como si me hubieran pellizcado.
Todo esto ocurre en tan solo segundos.

Después se oyen más disparos.
Ya sí que estamos perdidas. Aunque matemos a algunos de ellos, se le unen más mientras que nosotras vamos decreciendo.
Pero no, los nuevos disparos no son de más guardias.
Son de otras personas que nos están ayudando.

Apocalipsis Zeta - Parte 4: Destinos separadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora