LOS REBELDES

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{KAT}

El fuego se extiende alrededor de las vallas de la ciudad pero a unos metros.
Parece como si alguien hubiera echado gasolina alrededor.
El fuego llega a los coches.
Una explosión me hace volar por los aires.

Caigo de cara a la tierra y escupo algo de arena, mezclado con sangre.
Todo se vuelve confuso y borroso por un momento.
Los coches explotan uno por uno mientras el fuego se extiende.
Los habitantes de New Riverside ya deberían de haberlo oído.

Me levanto con dificultad y me sacudo el polvo de la ropa. Me duele todo el cuerpo pero siga viva, menos mal que no estaba tan cerca.
Me quedo observando, desde una distancia prudente y segura, como los coches explotan, derribando las vallas y parte de los edificios más cercanos.
Los ciudadanos empiezan a gritar, a huir despavoridos, intentando evitar las explosiones, intentando evitar que un trozo de metal de cualquier coche le rebane alguna parte del cuerpo o le aplasten.

Las explosiones duran por lo menos un cuarto de hora.
Cuando ya no hay nada más que pueda explotar, aparecen los camiones de bomberos.
El agua empieza a luchar contra el fuego.
Cuando veo un espacio seco, sin fuego, entro a la ciudad pasando por encima de las vallas.
- ¡Eh, tú!- me grita alguien, un policía.
- ¡Arrestadla!- grita otro policía.
- ¡¿Qué?!- exclamo mientras me esposan con las manos detrás de la espalda-. ¡Yo no he hecho nada! ¡Cuando he llegado ya estaba el fuego!
- Tiene derecho a guardar silencio. Cualquier cosa que diga puede y será usada en su contra en un tribunal de justicia- me dice un guardia y me quedo boquiabierta.
Todo ha salido en mi contra.
Me han condenado.
Esos putos rebeldes me han condenado.

{LIAM}

- ¡¿Qué está pasando?!- le pregunto a un chico que corre desesperado por la calle.
Estaba descansando en mi piso, que está en el centro de la ciudad, cuando he escuchado algo parecido a explosiones y he bajado corriendo hasta la calle.
- ¡Fuego! ¡Fuego!- grita el niño y desaparece en la distancia.
- ¡Liam!- me grita Caine que viene hacia mí con su hermana a su lado.
- ¡Liam!- me abraza Nadie-. Menos mal que estás bien.
- Lo mismo digo pero... ¿qué ha pasado?
- Los coches que rodeaban la ciudad han explotado, tío. Y el fuego se está extendiendo. Hemos salido pitando porque nuestra casa está cerca de las vallas. Deja que Nadie se quede en tu piso y vamos a ir a ver si podemos ayudar en algo- me dice Caine.
- ¡Yo también quiero ayudar!- se queja Nadie.
- No- le dice su hermano colocándole las dos manos en sus hombros y mirándola fijamente como su hermano mayor que es-. Quiero que tú te quedes en el piso de Liam, sana y salva. Si te pasara algo, no me lo perdonaría.
- ¿Y si te pasara algo a ti?- le pregunta ella, cabizbaja.
- No me pasará nada- la abraza Caine-. Vale, venga, vete al piso de Liam.
- Quinta planta, ya te sabes la puerta- le digo entregándole las llaves del piso y esta se adentra en el edificio.

Yo y Caine vamos hasta donde se extiende el fuego y ayudamos a la gente que se amontona allí a extinguirlo.
Algunos camiones de bomberos lanzan chorros de agua con las mangueras y los demás extinguimos pequeñas parcelas de fuego asiladas, con cubos de agua que conseguimos de las casas más cercanas.

Mientras tanto, otros ayudan a los heridos, otros entierran a los muertos. Por el camino me he tropezado con personas mutiladas debido a los metales de los coches que salieron volando en las explosiones y a personas muertas, y algunas vivas pidiendo ayuda, bajo los trozos de los coches y las vallas.
La ciudad es una mezcla de caos, sangre y miedo.

- ¡Liam!- me grita mi amigo Han cuando me encuentra-. ¿Te has enterado? Parece ser que tu amiga Kat es la causante de todo esto.
- ¡¿Qué?! ¡No puede ser! Tiene que haber alguna equivocación...
- ¡Cuidado!- me grita Caine de repente y empuña su lanza hacia mi cabeza.
Me agacho rápidamente y miro hacia atrás.
Un zeta cae, con la lanza de Caine clavada en su cráneo.
Y a ese zeta le siguen más.
Han escuchado todo el alboroto.
Vienen, vienen a acabar con lo que Kat ha empezado.

Apocalipsis Zeta - Parte 4: Destinos separadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora