9. El Arte de Indagar (II)

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Ambos durmieron varias horas seguidas del tirón. Sin lugar a dudas, aunque no hubieran sentido el sueño durante toda la noche de investigación, el agotamiento estaba más que presente. O al menos para el lobo porque, cuando abrió los ojos, se encontró con un Stiles muy despierto con claros signos de llevar despierto un largo rato, y con el libro que para él era indescifrable, en sus manos, mientras observaba al moreno esperando a que este se despertara.

El moreno gruñó ante tal visión y se giró en la cama para darle la espalda, pero Stiles comenzó a botar sobre el colchón como un niño pequeño.

─Sé que ya estas despierto. No te hagas el remolón. ─dijo entre risas mientras apartaba las sabanas que cubrían el cuerpo del lobo.

─Te mataré. ─volvió a gruñir el moreno. Sin embargo, en lugar de amedrentar al humano, logró que Stiles se sentara a horcajadas sobre él y empezara a lamerle la cara. ─¡Stiles! ─gruñó molesto Derek, intentando apartarle (aunque era evidente que, si realmente quisiera, podría apartarle sin esfuerzo) pero terminó suspirando rendido ante la insistencia juguetona del menor. ─Vale, vale... Ya... Ya basta. ─murmuró rascándose sus ojos verdes. ─Eres peor que un grano en el culo.

─Me adoras y lo sabes. ─rió Stiles pasándole el libro que parecía afectar al filtro que Talía Hale había puesto en su mente.

─Sí, si... ─murmuró Derek con un bostezo. ─Pero creo recordar que ayer te dije que antes de ponernos a eso, desayunaríamos.

─Ya he traído las galletas y hay café listo. ─dijo sonriente Stiles, poniendo sobre la cama el paquete de galletas.

Derek lo miró con los ojos entrecerrados y Stiles saltó fuera de la cama para ir a calentar café para el lobo que, cuando volvió al cuarto, estaba completamente dormido de nuevo.

─¡Derek! ─llamó entre risas el humano, que se volvió a tumbar sobre el lobo.

─Tengo sueño... ─murmuró Derek volviendo a despertar, pero de mejor humor.

─No. No lo tienes. ─dijo Stiles con una sonrisa pintada en la cara por el cambio de actitud del lobo, que lo miró con los ojos enrojecidos y entrecerrados. ─Te mueres de ganas por analizar lo que dice aquí. ─sonrió Stiles posándole el libro sobre el pecho.

─No tienes remedio... ─bufó el lobo. ─Pero si no te levantas de encima mío...

Stiles se incorporó y le saco la lengua a Derek, que suspiró resignado y se incorporó, quedando sentado sobre la cama. Cogió un par de galletas y abrió el libro, bajo la mirada de Stiles y un pulso acelerado por la emoción que comenzó a desquiciar al lobo.

─Si no paras de mirarme te sacaré los ojos. ─gruñó Derek con la boca llena de galletas. Stiles, como toda respuesta, se levantó para coger un libro que si pudiera leer y recordar, y volvió a sentarse al lado de Derek, en la cama.

Aunque Stiles fingió estar atento a su propia lectura, no terminó en intentar fisgonear por encima del hombro del lobo lo que estaba leyendo. Sabía que no podía hacerlo porque tenía algún tipo de filtro en su cabeza que lo incapacitaba, pero aún así su propia e innata curiosidad hizo que, minutos después de haberse sentado al lado de Derek, su mente se volviera a quedar en blanco, su olor cambiara a ese inaguantable olor neutro y sus ojos se quedaran vacíos.

Derek fue alertado, de nuevo, por su olor y tras mirar rápidamente a Stiles, comprobó sus sospechas: el idiota de su humano estaba inmerso en la lectura que no debía y no podía leer... Así que rodó los ojos y con un bufido, le dio un capón suavecito que hizo que el humano cotilla volviera en sí.

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