Stiles abrió los ojos súbitamente y su parte superior del cuerpo, el tronco, se incorporó como impulsado por un resorte. Instintivamente, puso una mueca de dolor esperando los tirones de las ataduras a las que ya se había acostumbrado. En cambio, miró atónito y eléctrico toda la estancia en la que se encontraba, sorprendido y aturdido a partes iguales de no sentir el dolor de las punzantes púas de metal que se le habían estado clavando en su cuerpo durante días cada vez que hacia un movimiento.
Estaba aturdido aún por el somnífero o relajante o lo que quisiera que ese paramédico ─si es que realmente era un paramédico, le hubiera inyectado. Aunque, el estar en una habitación que cumplía con los requisitos de un cuarto de hospital le dejaba bastante claro que aquellos hombres no eran secuaces de horrible Salazar. Sin embargo, aún tenía sus dudas... Ese hombre sería capaz de todo con tal de jugar con él, de desmoralizarlo. Esa asquerosa alimaña como nunca al ver cualquier tipo de esperanza evaporarse de sus ojos.
Sus cavilaciones estaban ahora centradas en la ventana y en cómo podría huir desde un octavo piso de una ciudad completamente desconocida y que era, en su opinión, un verdadero campo de minas. La mente de Stiles dio un vuelco en cuanto escuchó abrirse la puerta para dar paso a dos hombres con el mismo uniforme que el agente que le había alcanzado en plena huida.
─Está despierto. ─dijo uno de los hombres que acababan de entrar, dando el aviso al servicio sanitario.
Stiles se quedó serio, incorporado al lado de la ventana, analizando ávidamente las expresiones de los hombres y su lenguaje corporal a espera de que su instinto, el que nunca le había fallado hasta entonces, le dijera si eran de fiar o no.
Los dos hombres eran de mediana edad, ambos rubios, pero de un rubio natural y nada exagerado. Los ojos eran claros, aunque Stiles no sabría descifrar si azules o grises. En eso ambos eran bastante parecidos, incluso tenían la misma altura. Sin embargo, eran bastante distintos en cuanto a complexión se refería: uno era un tanto regordete y el otro, el único que había hablado hasta el momento y que permanecía con una porte más serena y calmada que su compañero, era puro músculo.
Por fin el instinto de Stiles hizo aparición y, tras una respuesta interna afirmativa y favorable en cuanto a la autenticidad de los agentes, Stiles se permitió respirar hondo y buscar un estado de ánimo algo más relajado.
─Me gustaría llamar a mi padre. ─dijo con voz fuerte pero no agresiva, intentando mantener su acento estadounidense en el nivel más neutral para hacerse entender con claridad.
Los dos hombres se miraron entre sí y de nuevo, el hombre que había hablado antes, preguntó al más puro estilo Hale (con sus cejas) si podrían acomodarse en las sillas de los visitantes. Stiles asintió, aún más convencido de que eran de fiar... El leve parecido que encontraba en ese agente con Derek le había acabado de convencer.
─Aún no sabemos tu nombre, chico. ─dijo demasiado rápido el otro con una voz aguda y demasiado marcada por acento inglés, por lo que Stiles puso una mueca que lo dejó claro.
─¿Qué?
─Disculpa a mi compañero... ─comenzó el agente musculado con una sonrisa. ─Su acento tal vez sea demasiado marcado para un extranjero.
─Perdón. ─añadió el otro agente con una sonrisa nerviosa y a la vez tierna.
Stiles no pudo evitar soltar una risita al verle cierto parecido con un cerdito: su cara rosada y rechoncha junto con una nariz grande y respingona y los dos incisivos separados levemente.
─Yo soy el agente Sharman y mi compañero es el agente Hills. ─comenzó presentándose el agente más musculado. ─Lo que le ha dicho mi compañero es que estaremos encantados de avisar a sus familiares, pero para eso necesito sus datos. Ya que fue localizado semi desnudo e indocumentado, no tenemos conocimiento de sus datos personales. ¿Me comprendes?

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La Loba
Fiksi Penggemar¿Dónde está La Loba? Eso es lo que todos se preguntaban. Tras lo acontecido en México, la pelea de la manada de Beacon Hills contra Kate Argent y Peter Hale, Derek Hale desaparece junto con el clan de Las Calaveras para averiguar dónde está la tan i...