35. Epílogo (parte I)

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35. Epílogo

El fin de los exámenes de Stiles supuso una gran cantidad de tiempo libre que pudo disfrutar al lado de su moreno preferido: Derek. Ambos comenzaron a disfrutar de una buena y sana vida en pareja que, una vez superado el leve trauma del moreno de sentirse un traidor a Stiles a pesar de que este le restaba importancia, pudo empezar a degustar los dulces y también amargos momentos de vida conjunta al cien por cien.

Su compromiso, por otra parte, seguía siendo algo privado, nadie más lo sabía. No se avergonzaban y en realidad se morían de ganas por comenzar a llevar a cabo todos y cada uno de los preparativos, pero... ambos tenían claro un objetivo: antes de nada debían preparar el lugar en el que se querían decir "sí quiero" y en el que comenzar a formar una familia: la Mansión de los Hale-Stilinski.

Y es que durante sus primeras semanas de vacaciones retomaron las obras que una vez hubiera empezado Derek junto con su futuro suegro y Parrish. En menos de dos semanas casi todo estaba ya preparado y comenzaron a divagar acerca de cómo podrían llamar a la finca, así como cómo y dónde hacer la ceremonia que tan ansiosos estaban los dos por notificar a sus familiares y amigos.

También estaba el asunto por fin finiquitado de La Réplica. Una vez se supo la identidad del asesino (ahora comprobado como asesina) en serie, se fue destapando toda la verdad y tras un juicio justo, fue condenada a cadena perpetua en la cárcel de máxima seguridad de California. Tamara, hija de la condenada asesina, huyó deshonrada y prejuzgada por el resto del pueblo y Oriana había encontrado el amor en una tatuadora que tenía un local cercano al suyo y, aunque Stiles había dejado de trabajar para ella, seguían siendo buenos amigos y quedando de vez en cuando para contarse sus novedades y su día a día.

Así fue que terminó julio sin siquiera darse cuenta: las notas de los exámenes de Stiles estaban finalmente publicadas. Y no solo las suyas... el primer día de agosto tuvieron uno de los mejores regalos y lo recibieron mientras terminaban de colocar el suelo del baño matrimonial en la planta de arriba.

─¿Pasa algo? ─preguntó Derek mirando con el ceño fruncido a Stiles, quien se había tensado en un momento dado.

─No, no... todo bien... ─murmuró sin demasiado convencimiento.

─¿Me pasas la baldosa entonces? ─inquirió el moreno con una risa socarrona, viendo cómo su novio no terminaba de alcanzarle la siguiente pieza del suelo.

─¿Eh? ─musitó distraído aún. ─¡Ah! Sí, toma. ─dijo entregándole la pieza color azul que conformaba un bonito y sobrio mosaico en el suelo.

─Vete a ver qué sucede, anda... así no ayudas. ─murmuró Derek cogiendo él mismo la caja de estelas del mosaico.

─¿Seguro?

─Sí, sí... ¡Ve! ─insistió Derek.

El muchacho asintió y salió del cuarto de baño aún en obras. Él mismo sabía que era más incordio que ayuda ya que no tenía ni idea de cómo poner una baldosa y menos de instalar enchufes (así era que la mitad de los enchufes de la casa estaban del revés). No entendía cómo podía ser tan negado... tenía suerte de que Derek fuera un completo manitas. ¿Cómo demonios había logrado reformar su pisito él solo?

Así que no protestó demasiado al ser echado de su misión de pasar baldosas. Por otro lado, Derek había insistido tanto en mandarlo fuera no porque le incordiara. No, para nada. El moreno adoraba la simple presencia de Stiles a su alrededor... simplemente seguía los pasos de un plan que Liam y Scott habían orquestado para sorprender al recién licenciado como veterinario:

La manada al completo había acudido a Beacon Hills para pasar un verano juntos a esperas de ver lo que les depararía el futuro y, algunos como Scott, Liam y Kira habían decidido volver a Beacon Hills y buscar trabajo desde allí.

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