32. Siempre

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Los ojos verdes de Derek se abrieron perezosamente. Miraron a su alrededor y pudo ver que ya era bien entrada la mañana. Se frotó la cara con sus grandes manos y no pudo evitar soltar una risita al escuchar a Stiles cantando a pleno pulmón desde la ducha. Con no poco esfuerzo, se levantó de la cama y avanzó hacia la puerta del baño, del que dejaron de sonar los desafinados berridos en cuanto Derek posó su mano en el picaporte.

─De nada sirve que calles ahora... ya te ha escuchado todo el vecindario. ─murmuró Derek sin poder evitar dibujar una sonrisa en sus labios.

─Idiota... ─se rió Stiles.

─De idiota nada... he escuchado a los vecinos escandalizados porque creen que torturamos gatitos. ─siguió bromeando Derek, comenzando a echar pasta de dientes en su cepillo.

─Hoy te has despertado graciosillo. ─rió Stiles antes de volver a encender el grifo de la ducha para terminar de aclararse el jabón.

─Y tú cantarín. ─se mofó Derek comenzando a frotar con fuerza sus dientes.

Stiles cerró el agua al tiempo que Derek escupía la espuma del dentífrico y se aclaraba la boca, y sin dudarlo le dio una palmada en el trasero al moreno, que se incorporó y lo miró con una ceja alzada a través del espejo, encontrándose con la mirada juguetona del castaño, quien se acercó pegando su pecho en su espalda y comenzó a olfatear la nuca de Derek, que se dejó hacer y cerró los ojos tranquilo.

─Hueles a mí. ─ronroneó Stiles tras su oreja, completamente transformado, guiado por un instinto puramente animal. Derek, que le vio a través del espejo, entendió y supo al momento que el instinto animal de dominación de Stiles acababa de tomar el control en el raciocinio de su novio. Por suerte, él esperaba saber cómo tranquilizarle lo suficiente como para que no cometiera ninguna estupidez.

─Mhm... ─musitó completamente relajado, sintiendo las garras de Stiles acariciando los costados de su abdomen.

─Me gusta. ─siguió diciendo Stiles con voz grave, posando con delicadeza sus colmillos transformados, en el hueco que se formaba entre el cuello y el hombro del moreno.

─Stiles... ─llamó en un susurro Derek, pues sabía que Stiles podría perder el control fácilmente. ─Recuerdas que no me puedes morder, ¿verdad?

─Pero... yo quiero morderte. ─siguió diciendo con gravedad Stiles.

─Y a mí me encantaría que lo hicieras... ─siguió Derek, apartándose lentamente y lo justo como para darse la vuelta y encarar a Stiles, a quien le tomó el rostro con suavidad y escudriñó con eterno cariño. ─Pero si me muerdes, me transformarás y moriré. ¿Quieres eso?

Los ojos de Stiles se abrieron lentamente, recobrando su brillo habitual y dándole a entender a Derek que la parte humana de su novio volvía a retomar poco a poco el control. Lentamente, los rasgos humanos del castaño se hacían cada vez más visibles, tranquilizando por completo al moreno, que posó un suave beso en sus labios cuando vio una pequeñas lágrimas formarse en los ojos avellana.

─Lo has hecho muy bien. ─susurró Derek aún pegado contra Stiles.

─Quería morderte. ─musitó Stiles. ─De verdad que... solo pensaba en atravesarte con mis dientes.

─Es normal. ─asintió Derek, quitándole importancia al asunto. ─Es tu parte de lobo... ahora quiere completar el reclamo... pero el problema es que no podrás terminarlo y tú tendrás que enseñarle que quien manda eres tú y no tu lobo. Y eso llevará tiempo.

─Pero... ¿Y si te ataco? ─preguntó frustrado Stiles, saliendo del cuarto de baño, buscando distancia. ─¿Y si te hago daño porque no aprendo a controlarme lo suficiente? ¿Y si te mato?

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