La Loba

26. Refuerzos

26. Refuerzos

Habían pasado ya varios días sin que Derek diera muestras de mejoría, pero al menos tampoco empeoraba. Stiles había pasado absolutamente todos los días y noches junto a él, cuidando su sueño y sus constantes. Había pedido una excedencia temporal en el trabajo, explicándole a Oriana (su jefa) que su novio había tenido un accidente y estaba grave. Ella no le puso objeción y le deseó una pronta recuperación.

Deaton, por su parte, firmaba como "asistidas" todas y cada una de las horas de prácticas en la clínica veterinaria a las que claramente, Stiles no asistía. Y, gracias a sus contactos en la carrera de veterinaria, el druida consiguió todos los apuntes que se darían mientras Stiles no fuera a clase.

Así que no había ningún problema en que Stiles fuera el médico particular de Derek. Incluso la noche de luna llena, a pesar de lo mucho que se lo había contraindicado Deaton, Stiles estuvo a su lado cuidando su sueño, acariciando su rostro... Sus ojos estaban pegados en su pálida piel durante casi las 24 horas del día.

Un suspiro interrumpió la calma del amanecer que se colaba por la ventana. Un suspiro de cansancio por la espera, por la noche en vela. El primer ruido del día... ojalá lo hubiera producido Derek.

Se recostó en la butaca que había puesto al lado de la cama en la que estaba tumbado Derek y se apretó los ojos de cansancio. No había pegado ojo en toda la noche. De echo, no había apartado su mirada de las manos de Derek, de sus ojos, de sus labios... buscando algún mínimo movimiento, pero nada.

─¿Por qué no despiertas, Derek? ─murmuró conteniendo las lágrimas. ─¿Por qué no vienes a mí? ─siguió levantándose y sentándose en el borde de la cama para acariciarle el rostro. ─Venga, no seas tonto... abre los ojos... ─continuó pidiendo Stiles esbozando una sonrisa pero sintiendo una lágrima desbordarse de sus pestañas. ─Si yo sé que solo estás fingiendo para poder dormir todo lo que quieras...

El monólogo del lobo se fue interrumpido por el sonido de su móvil. Miró hacia donde estaba su teléfono apoyado y con un suspiro se levantó para coger la llamada.

─No te muevas, esta conversación no ha terminado. ─le dijo al durmiente Derek antes de presionar el botón de descolgar al ver el nombre de su mejor amigo en la pantalla. ─Scott, ¿tú no duermes?

─Yo sí, pero sé que tú no. ─dijo la voz preocupada de Scott al otro lado de la línea. ─¿Cómo has pasado la noche?

─No he pegado ojo.

─Stiles...

─Sí, lo sé... sé lo que me vas a decir porque me lo has dicho un millón de veces y los demás también me lo repetís y repetís hasta la saciedad. Pero te digo que no soy capaz de dormir... necesito estar pendiente de Derek, hablarle... que sepa que estoy aquí esperando por él.

─Si lo entiendo, Stiles... pero de poco o nada sirve que pierdas tu salud por esperar que él recupere la suya.

─¿Y qué le voy a hacer?

─Lega el cuidado de Derek a otros... al menos durante unas horas y así puedas descansar algo.

─¿A quién? ─preguntó frustrado, frotando su mano contra el pelo. ─Mi padre y Parrish están liadísimos con La Réplica, Deaton tiene su negocio, su vida... Vosotros estáis a tomar por culo y evidentemente no vamos a sacar a Peter de su prisión para que cuide de su sobrino porque, conociéndole, él mismo lo mata.

─Ya, bueno... ─comenzó a decir la voz de Scott.

─Mira, Scott, me alegro de que me llames, que te preocupes y todo eso... pero me tengo que duchar y tengo que bañar a Derek antes de que venga tu madre a revisar los puntos y las curas. Ya te llamo luego. ─dijo algo alterado Stiles antes de colgar.