Los días siguientes pasaron sin demasiados altercados destacables pero con demasiadas ocupaciones para el gusto de cualquiera. Mientras Derek estaba atareado con la reconstrucción de la mansión, un caso extraño comenzó a golpear Beacon Hills. Nada sobrenatural, por lo que el sheriff y Parrish tuvieron que centrarse en su profesión de policía y no pudieron ayudar tanto a Derek, por lo que estuvo más atareado de lo normal. Aún así, tanto el sheriff como Derek lograban entresacar al menos un rato al día para acercarse y ganarse la confianza de Stiles, quien, por su parte, estaba más que convencido de que les quería de nuevo en su vida.
Stiles, por su parte, tenía las prácticas en la veterinaria, la universidad y por fin había encontrado un trabajo en su propio barrio. Ya llevaba unos días trabajando a turno partido en una tienda de cómics y vinilos antiguos que, además, tenía una pequeña zona de cafetería. Estaba encantado con su trabajo, no solo porque le gustaba el sitio, sino también por librarse de ser camarero de ese antro que pretendían tenerle como entretenimiento para la clientela. Que si ya era una idea que a él mismo no le gustaba demasiado, a Derek le gustaba incluso menos. El moreno había dejado clara su opinión respecto a ser camarero en ese lugar con tan solo fruncir el ceño, aunque estaba en un momento en el que intentaba disgustar lo menos posible a Stiles, y por lo tanto, se había mordido la lengua para no dejar patente lo celoso que le ponía la simple idea.
Pero en resumidas cuentas todo avanzaba bien en Beacon Hills, a excepción, claro está, el caso del asesino en serie que asolaba la ciudad y que tenía aterrorizado a media población.
─No lo entiendo. ─murmuró frustrado el padre frotándose las sienes con cansancio. ─¿Qué tipo de depravado se sentiría atraído por la idea de recrear los casos más sangrientos, sonados y estrafalarios de la historia del crimen?
─Está claro. ─siguió hablando Parrish, convirtiéndose en el centro de todas las miradas de los ahí presentes. ─Un tarado mental. ─concluyó encogiéndose de hombros mientras metía un trozo de pollo en la boca.
─Eso es obvio, pero... ¿Por qué? ─exclamó aún más desquiciado el sheriff, haciendo que su hijo soltara una risita al verle tan cómicamente desesperado. ─¿Qué tipo de persona se pasaría casi toda una vida indagando acerca de cada maldito detalle de estos crímenes?
Un silencio invadió la mesa del restaurante en la que estaban cenando los dos Stilinski, Parrish y, por supuesto, Derek. Stiles fue quien corto el silencio, provocando que todas las miradas se clavaran en él.
─Yo lo haría. ─dijo masticando con la boca abierta.
─Jefe, me temo que debes detener a tu hijo. ─comentó con gracia Jordan Parrish, a lo que todos terminaron riendo.
─Es cierto... Son crímenes sádicos, insólitos y sangrientos que, sinceramente, son apasionantes y están tan bien calculados que cualquiera con un mínimo de curiosidad sádica estaría interesado en ellos... Y se plantearía recrearlos.
─Son crímenes estrafalarios y horribles. ─sentenció el padre.
─Lo son, pero... Los asesinos de dichos casos nunca fueron cogidos, por lo que también supone un reto personal el superar e igualar al propio autor original. ─siguió argumentando Stiles atacando de nuevo su bistec.
─De momento es así, pero... Aun no sabemos que intentará recrear ahora. ─dijo despreocupadamente Derek, quien ya había terminado su plato y comenzaba a robar patatas a Stiles.
─¿Quieres pedir más, Derek? ─comentó amablemente el rubio. ─Podemos pedir otro si te has quedado con hambre.
─En realidad es solo por molestarle. ─admitió el lobo con un leve bufido/risa de esos tan "Derek", a lo que el sheriff y Parrish rieron mientras Stiles rodaba los ojos.
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La Loba
Fanfiction¿Dónde está La Loba? Eso es lo que todos se preguntaban. Tras lo acontecido en México, la pelea de la manada de Beacon Hills contra Kate Argent y Peter Hale, Derek Hale desaparece junto con el clan de Las Calaveras para averiguar dónde está la tan i...