Derek abrió los ojos de golpe, despertándose por unos horribles gritos. Sus propios aullidos de dolor. Se revolvía en sudor, enzarzado en las sabanas inundadas de su olor preferido, el de Stiles. La puerta se abrió de un solo golpe y John Stilinski hizo su aparición en pijama, abalanzándose sobre él y empezó a sacudirle para intentar que el moreno volviera en sí.
Derek gritó durante más de un minuto, tal vez dos. Tenía un horrible dolor en el pecho, dolor que él mismo aumentaba al arañarse con sus propias garras en busca de sacar ese mal que lo atravesaba de dentro a fuera.
─¡Despierta, Derek! ─gritó John desde el centro de la habitación, donde se había alejado cuando vio que el lobo perdía sus facciones humanas. Se alejó por temor a que, en uno de los giros inesperados que sacudían su cuerpo, le hiriera con sus garras. ─¡Derek!
Los gritos del lobo cesaron, dejando a la vista a un tembloroso Derek tumbado boca arriba, sangrando por el pecho y respirando entrecortadamente al tiempo que soltaba cortos gimoteos. John entonces se acercó y con su propia camiseta de pijama comenzó a empapar la sangre que brotaba del pecho de Derek, que lo miró con ojos brillantes y doloridos.
─Stiles... ─susurró sin voz el lobo. ─Era el dolor de Stiles.
Las palabras de Derek dejaron inmóvil al padre del muchacho. El color de su rostro se desvaneció de golpe y cerró los ojos al tiempo que tragaba saliva y asentía.
─Todo el cuerpo de policía lo está buscando. ─dijo el sheriff a sabiendas de que eso de poco serviría, pero necesitaba agarrarse a ese clavo ardiendo para no perder la cordura. Y Derek lo sabía, por eso asintió, aun sabiendo que ni el mismo John se creía sus palabras y su falsa fe.
─Tengo que encontrarlo. ─dijo el lobo incorporándose de la cama, decidido.
─Tienes que descansar, Derek. Llevamos buscándole una semana y no has descansado desde su desaparición.
─¡No puedo dejarle así! ─gritó el lobo encarándose al jefe de policía, que endureció sus facciones.
─¿Crees que yo no quiero encontrarle? ¡¿ACASO CREES QUE YO ESTOY BIEN?! ─gritó también el padre. Derek agachó la mirada y tras un suspiro, el sheriff siguió más tranquilo. ─No podemos hacerlo solos, Derek.
─Ya hemos avisado a la manada... Lo están buscando por Nueva York y alrededores.
─No me refiero a ellos. Por supuesto que lo están buscando, pero... ─comenzó el humano. Derek lo miró estupefacto y negó con la cabeza.
─No podemos fiarnos de Las Calaveras.
─No nos fiaremos de ellos... Les pediremos el favor que nos deben.
─Podrían enterarse de que Stiles es el hijo de La Loba y eso le pondría en peligro.
─¿Sería peor que ahora? Al menos sabríamos dónde buscar... Además, ¿quién nos asegura que no son ellos los que lo tienen?
─Braeden me hubiera avisado.
─Claro... Muy astuto confiar en una cazarrecompensas que solo ayuda al mejor postor. ─dijo con voz envenenada el sheriff, el cual odiaba abiertamente a la cazadora.
─Si al menos supiéramos donde está Argent... ─bufó asqueado Derek.
─Llamaré a los Yukimura. ─dijo súbitamente el sheriff. ─Y me pediré unos días más en la comisaría... No descansaremos hasta que aparezca, Derek. ─añadió el sheriff posando una mano sobre el hombro del lobo, que lo miró trasmitiendo toda la preocupación y dolor que aún sentía.
**
─Empezaba a preocuparme que te hubiera pasado algo. ─saludó con voz ronca Stiles.
─¿Ya me echabas de menos, cachorrillo?

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La Loba
Fanfiction¿Dónde está La Loba? Eso es lo que todos se preguntaban. Tras lo acontecido en México, la pelea de la manada de Beacon Hills contra Kate Argent y Peter Hale, Derek Hale desaparece junto con el clan de Las Calaveras para averiguar dónde está la tan i...