10. Líneas de tinta

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Derek se despertó con uno de los huesudos y larguiruchos dedos de Stiles rozándole el cuello. Cuando abrió los ojos en dirección al muchacho, este sonreía como un niño pequeño haciendo una travesura y el lobo no pudo hacer más que sonreír de medio lado.

─¿Qué haces, Stiles?

─Me encanta escuchar mi nombre de tu boca.

Derek no pudo evitar bufar y soltar una risa suave, alargando su mano para acariciar el aniñado rostro del humano. Sabía que Stiles ya no era un niño. No. Imposible. Un niño no haría lo que acababan de hacer... No. Stiles ya era un joven adulto que, aunque pudiera no parecerlo en algunas ocasiones, era realmente maduro.

─Uno, eso ha sido "una cursilada" como tú dices. ─comenzó a decir con voz suave. ─Dos, sigo sin saber que intentabas hacer con ese dedo. ─dijo girando el cuello lo suficiente para besar el dedo al que se refería, que seguía acariciando el cuello del lobo. Stiles rió por lo dicho y alzó las cejas sin parar las caricias en el cuello del lobo.

─¿Por qué parece que te molesta tanto la idea de que estemos emparejados? ─preguntó el humano sorprendiendo al lobo, y esquivando la pregunta de este.

─No me molesta. ─negó rotundo el lobo.

─Pues parece que sí.

─Pues no. No me molesta. ─dijo cerrando los ojos, dejando que Stiles siguiera acariciando su cuello con suavidad. ─Simplemente... No creo que esas cosas que pone el libro sean ni mínimamente lo que nos pasa a nosotros. Yo te quiero sin importar qué diga ese estúpido libro de que fuimos creados el uno para el otro por el destino y demás paparruchadas. ─dijo de un tirón haciendo que, de nuevo, volviera a aparecer la inmortal sonrisa del muchacho.

─Me has dicho que me quieres. ─dijo con tono infantil, pero a la vez, encantadoramente sorprendido.

─No es la primera vez que te lo digo, no te sorprendas tanto. ─dijo el lobo abriendo los ojos para ver el rostro sorprendido del muchacho. ─Aunque para ser justos... Es la primera vez que te lo digo completamente despierto. ─añadió con una sonrisa cómplice. ─Pero te querría mas si admitieras que estás intentando buscarme cosquillas.

Stiles rió ante lo ultimo y no pudo evitar asentir para acto seguido acercarse un poco mas y volver a besar los labios de Derek, que había sido coronada como la mejor y más potentes de sus drogas.

─No es justo que tú sepas hacerme cosquillas y yo no sepa donde las tienes tú. ─dijo sin dejar de rozar los labios con los del lobo, que se rió bajito.

─No es demasiado difícil encontrarte las cosquillas. ─dijo moviendo las manos bajo las sabanas para tan solo rozar la piel de las caderas desnudas del muchacho y que este le entretuviera con sus estremecimientos producidos al intentar contener la risa. ─Creo que no hay ni un solo sitio donde no tengas cosquillas. ─murmuró antes de volver a forzar el beso.

─¿Y tú?

─¿Yo? ─repitió el lobo alzando las cejas. ─Yo no tengo cosquillas.

─Claro, porque eres un tío duro que nunca ríes, ni con cosquillas. Eso es para los débiles. ─dramatizó cómicamente Stiles, haciendo que, de nuevo, Derek bufara.

─Sabes de sobra que sí me río.

─Sí. De mí. ─rió Stiles.

─No siempre de ti. ─se burló el lobo. ─Pero... Sí, lo admito...

─No sé cómo te aguanto.

─Soy adorable. ─dijo rápidamente el lobo, haciendo que Stiles no pudiera evitar la carcajada.

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