30. Frambuesa y pistacho

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─¡Estate ya quieto, Derek! ─gritó un Stiles desesperado al ver que Derek se negaba a descansar a pesar de haber sido apuñalado en un hombro apenas hacía 48 horas. ─¡Yo guardaré la compra! Tú vete a ver la tele. ─dijo frustrado al ver la mueca del moreno.

─No soy un inválido.

─Como sigas así de cabezón te daré tal paliza que acabarás siéndolo. ─gruñó Stiles, arrebatándole el pack de 6 litros de leche que intentaba subir a la balda más alta del armario. ─Al sofá ya o te arranco los brazos. ─gruñó de nuevo Stiles, colocando la leche en su sitio.

Derek se cruzó de brazos y frunció el ceño, pero terminó yendo al sofá tal y como Stiles le había ordenado. Encendió la televisión y puso el canal de deportes. Unos minutos después, el castaño apareció en el salón, esta vez cargando con los apuntes de anatomía bovina y se sentó a su lado.

─¿Qué ves? ─preguntó Stiles con un bolígrafo entre sus dientes.

─El partido de los Lakers. ─dijo simplemente Derek.

─¿No lo habías visto ayer? ─preguntó confundido Stiles, alzando la mirada para mirar a su novio, a quien se encontró con los labios y las cejas fruncidas, con los brazos cruzados y exudando frustración.

─Sí. ─asintió aún frustrado. ─Lo he visto ya tres veces porque alguien que yo me sé no me deja hacer absolutamente nada. ─terminó diciendo entre dientes, sin parpadear y sin dejar de mirar la pantalla del televisor.

Stiles, en cambió, negó con la cabeza y bufó después de rodar los ojos. ¿Tan difícil era hacerle comprender a Derek que ahora era humano y que no era normal hacer ciertas cosas después de ¡haber sido apuñalado!?

─¡No! ─gritó de repente un Derek bastante alterado. ─¡No bufes sin más! ¡¡Estar aquí encerrado es insufrible, Stiles!! ─dijo levantándose y mirándolo con el ceño aún más fruncido. ─¿Qué te crees que soy? ¿Un inválido?

Stiles levantó la mirada calmado y sin apartar la mirada del moreno, retiró el bolígrafo de su boca. Comprendía la frustración de Derek y le mataba que se sintiera encerrado, impedido de hacer cualquier cosa que se le antojara... y sabía que Derek así lo sentía porque podía sentir todo lo que le pasaba...

Sin dejar de mirarle tranquilamente, apartó los apuntes que tenía sobre su regazo y se acercó a Derek. Le miró con ojos brillantes y acunó su rostro con una de sus manos.

─Eres humano.

─Ya sé que soy humano. ─espetó Derek apartando la cara de su contacto. ─¿Puedes dejar de repetírmelo? ¡Tú eras humano y siempre hiciste lo que te daba la real gana! ─siguió el moreno (a quien razón no le faltaba) y sacó completamente de quicio a Stiles, quien se puso también a gritar.

─¡Pero no se me ocurría ponerme a hacer planchas un día después de que apuñalaran en el hombro, idiota! ¡Ni me puse a levantar un paquete que pesa más de diez kilos con mi hombro recién herido y cosido!

Derek separó los labios para contestar, pero Stiles los cerró con su dedo índice para, a continuación, seguir hablando más calmado después de dar un profundo suspiro.

─Hagamos una cosa ─comenzó Stiles. ─, dúchate y vístete. Iremos a tomar algo por Beacon Hills y a dar un paseo por el bosque, si quieres. Después vendremos a casa, haremos la cena y vemos una peli juntos, ¿vale?

─Tienes que estudiar. ─dijo el moreno destacando lo evidente.

─Puedo estudiar de noche. ─restó importancia Stiles.

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