-Se coser, quizás pueda arreglarlo.-dije pensativa, él me miró cómo cuando te fijas en un mueble por primera vez, sientes su presencia pero no te das cuenta de lo que es ni de lo bonito que es su color hasta el momento. Se acercó a mí de cuatro zancadas, con los ojos brillantes de la emoción y me entrego la gorra rota cómo si se tratase de un bebé.
La dejé en el suelo con la misma suavidad y busqué la caja dónde Mary tenía los parches e hilos, entre ambos tardemos menos de una hora en pasar el hilo verde por el ojal y coser la gorra, aunque no nos bastó con eso; también le pusimos un parche por seguridad y encima de este una tirita para que no se hiciese más daño.
Entre hilo e hilo me explicó que todas las noches, o la gran mayoría, se sentaba en el techo del porche a escuchar mis cuentos y que, la noche anterior su gorra se coló en la habitación por el viento. También me dijo que tenía una gata, Campanilla, la cuál era el motivo por el que Nana ladraba y que no andaría muy lejos.
-No me gustan los gatos, son muy...-tapó mi boca con una mano y con la otra me pidió silencio.
-Cada vez que alguien dice algo así muere un gatito, y si muere en tu casa apestará, a parte de que no podré encontrarla.-dijo retirándose de mi lado y comenzando a buscar a la gata debajo de las camas.
-¡Terminé!.-exclamé contenta, me había pinchado los dedos un par de veces y una de ellas había tenido que ponerme una de las tiritas, pero aún así me sentía orgullosa de mi trabajo, me sentí cómo una madre cosiendo las cosas de su marido.
Nos parecía una obra de arte, aunque si ahora la viese estoy segura de que me reiría de mí misma por pensar que eso estaba hecho decentemente.
-¡Soy un genio!.-exclamó Peter arrancándome la gorra de las manos y poniéndosela con un gesto egocéntrico, yo me enfurecí al ver que no tenía ningún reconocimiento.
-¡Claro, eres un genio! Y yo no he hecho nada, ¿verdad?.-le chillé enfadada volviendo a la cama y tapando mi cara bajo las sábanas, me sentí mal y lágrimas ardientes comenzaron a inundar mis ojos.
-¡Venga Wendy! No seas así, tan solo era una broma...Tú lo has hecho todo, ha sido gracias a ti que mi gorra no va directa a la basura.-escuché decir al chico, noté cómo su peso hacía inclinar la cama ligeramente, no le respondí y quede bajo la sábana enjugándome las gotas saladas, por lo que siguió intentándolo.- Sabes, una niña vale más que siete niños juntos.
Esas palabras enternecieron mi corazón, haciéndome sentir especial y asomé los ojos, encontrándome a Peter sonriendo encima de mí.
-¿Lo dices de verdad?.- asintió y me sentí nerviosa, sonriendo de forma muy tonta bajo la sábana, fue cuando confirmé que él era mi caballero de brillante armadura.
-Peter, me gustaría darte un...beso.-me avergoncé al instante de mis palabras y mis mejillas se tornaron de rojo, aunque al mirarle no encontré negación o agrado, solo una cara de confusión por su parte.
-¿Un beso?.-asentí con la cabeza y el estiró la mano, esperando que le diese algo.-Vale, dámelo.
-Podrías...emm, ¿cerrar los ojos?.-pregunté aún nerviosa, mientras que Peter obedecía y no me parecía lo correcto. No sabía lo que era, ¿me estaba aprovechando?¿se enfadaría si no le doy algo material?
Miles de dudas me asaltaron, por lo que decidí darle otra cosa para no sentirme culpable si no le gustaba y en mi escaneo por la habitación encontré mi dedal favorito, era plateado y con el dibujo de una flor y aunque la que lo usaba era mi madre, supuse que no le importaría.
-Es mi preferido.-le dije al colocárselo en la palma de su mano derecha, el abrió los ojos y examinó con cuidado el objeto, cómo si se tratase de una piedra preciosa; metió el dedal con suavidad en uno de sus bolsillos con cremallera de su chaqueta verde oscuro y me miró, para luego sonreírme de oreja a oreja.
-Gracias, nunca me habían dado uno; supongo que... tendré que darte yo otro, ¿no?.-me preguntó buscando en sus bolsillos, yo cerré mis ojos ansiosa por saber que me daría. Tardó más de la cuenta, por lo que decidí abrir ligeramente un ojo para ver que hacía; lo encontré cómo antes, sentado al otro lado de la cama con las piernas cruzadas a lo indio, con todas sus cosas esparcidas por mi cama, observándolas y pensando cuál sería el beso más idóneo.
Parecía que se iba a decantar por una piedra de reflejos morados, pero pronto se negó a sí mismo con la cabeza y siguió buscando, entre piedras ,palitos, bellotas, y moras chafadas.
-Peter, no hace falta que me des nada, no importa.- añadí al ver que no se decidía por nada, el simplemente me miró molesto y me respondió con un "calla y cierra los ojos". En ese momento me pareció un gesto bonito por su parte escoger entre sus preciadas cosas algo que se viera bien en mí, años más tarde me daría cuenta de que el chico no lo hizo por el gusto de regalarme algo si no por la cabezonería de no abandonar un reto.
Su regalo fue una bellota pequeñita y brillante, sinceramente prefería las otras más grandes que le había visto, pero el simple hecho de que me lo regase me hizo feliz y corrí a guardarlo en mi rincón secreto del joyero.
-¿Qué harás cuando encuentres a Campanilla?.-cerré con cuidado la tapa de mi joyero y me di la vuelta para mirarlo de frente, él daba vueltas por la habitación sonriendo, cómo si recordase algo.
-Iré a nunca jamás y le contaré a los niños perdidos de ti, de tus habilidades de coser y el final de Cenicienta.-dijo mientras seguía con lo anterior, por mí parte salté de alegría ya que hablaría bien de mí a unos niños, me sentía incluso alagada, por no decir lo mucho que me llamaba la atención el lugar llamado "nunca jamás".
-¡Peter!¿Yo podría ir a nunca jamás?¡Se muchos más cuentos! Y...yo podría coser algo que se le rompiera a los niños perdidos.-sus ojos brillaron con ilusión y asentía con una gran sonrisa, cogió mi mano, arrastrándome hacia la ventana.-¡Espera!¡Es tarde! No puedo salir de mi casa ahora.
-Claro que puedes, vamos.-siguió este empujándome hacia la ventana mientras yo tiraba en dirección contraria.
-¿Y Campanilla?¿Te irás sin ella?.-pregunté intentando retenerle, a lo que me respondía "No importa, sabe cómo llegar". Conseguí zafarme de su agarre y giró para mirarme algo confuso.- Hoy no Peter, ven mañana por la tarde a recogerme.
Al principio no estuvo del todo convencido, pero al ver mi reacción firme no tuvo más opción que hacerme caso. Salió por la ventana, pasó por el techo, bajó por la enredadera y empezó a correr hacia el bosque.
-¡Nos vemos mañana Wendy!¡No te olvides!.-gritó mientras corría y se despedía con una mano, le imité e intenté no dejar de pensar en esa noche para no olvidarme.
Aunque años más tarde me daría cuenta que en esa situación, el primero que se olvidaría seria Peter y que si no lo hizo, fue porque estaba muy interesado.
Esa noche conocí al chico que ocuparía mi mente el resto de mi vida, el misterioso, egocéntrico y presumido Peter Pan.
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Buenos díasss, o tardes o noches.
Espero que les haya gustado estos dos capítulos que narran como Peter y Wendy se conocieron, creo que muchos lo relacionaran con la versión original ya que en cierto modo esta desarrollada a partir de ahí xd.
Se suponía que hoy sólo iba a subir un capitulo, pero digamos que no me gusta dejar las cosas a medias :D (nah, en realidad me hacía ilusión ya que no subiré más hasta el miércoles o jueves xd)
Y bueno, anunciar que este capitulo va dedicado a una chica fantástica a la que me encanta leer, por lo bonitas que están sus historias y lo bien escritas, además de lo mucho que me ha alegrado con sus comentarios^^.
Hasta hay todo, muchísimos besos y fuertes abrazos:3
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¿Dónde está Peter Pan?[#1]
Teen Fiction"¡Nunca cierres la ventana! Si lo haces, ¿cómo te encontraré? " "No llores Wendy, sonríe, me encanta cuando lo haces de corazón" "¡No quiero crecer! Si lo hago seré igual que ellos y...¡no quiero dejar nunca jamás!" Esas eran algunas de las frases...